—Aquí viene el avioncitooo... —canturreó Eda, moviendo la cuchara de un lado a otro, jugando con Luz para que abriera su boca.
— ¿Qué es un avión? —preguntó King, también hipnotizado por el juego.
—No lo sé, pero el libro dice que le diga eso.
Primero, Luz le roba toda la atención que tenía Eda sobre él, y ahora, le roba su silla de bebé. King presiente que la pequeña es un ser malvado.
—Oh... ¿Puedes darme de comer también así? —pidió agitando su colita, pero Eda a duras penas y le hizo caso.
—En tus más locos sueños... —La bruja es interrumpida por un balbuceo de su hija. El momento que más ha ansiado ha llegado—. Oh, cielos...
—Ma... —balbuceó la bebé, para asombro de todos los presentes.
Tomó unos segundo más para que completara la palabra más bonita que una bruja de 26 años como Eda pueda escuchar.
—Ma-má. ¡Mama!
Eda se quedó tensa en cada músculo, excepto los de la cara. Lloraría de felicidad en cualquier momento. Su hija, su pequeña, ¡había dicho sus primeras palabras!
— ¡Sí, soy tu mamá! —Eda no pudo con la emoción, sentía que estaba haciendo un gran trabajo y que Luz, de cierta forma, se lo estaba recompensando. Cargó a la pequeña y empezó a dar vueltas junto con ella mientras algunas lágrimas se escapaban por su mejillas—. ¡Me has hecho la bruja más feliz del mundo!
— ¿Puedes repetirlo? —comentó King, con las mismas emociones de su amiga—, pero esta vez pronuncia "rey de los de-mo-nios" —deletreó para molestia de Eda, que lo apartó de su hombro con un hechizo.
—Vamos, amor. Dilo de nuevo. —Invocó su pergamino. Esta vez inmortalizaría el momento en video—. Ma... má. Mami. Mama.
—Ma...
¡Levántate es tarde! ¡Hoot, hoot!
— ¡Eda, Eda! —Entre llamados, King mecía a la bruja con brusquedad.
Era más tarde de lo usual y Luz requería su habitual papilla de medio día.
—Uhmmm... —La bruja bostezó de una exagerada manera. Sus oídos captaron un ligero sollozo a un par de metros de ella—. ¿Qué día estamos? —preguntó antes de ir con su pequeña.
7 meses después.
—Cariño, abre la boquitaaa —canturreó Eda; Luz obedece para que su madre "aterrice" otra cucharada de papilla a base de leche y papa verde—. Como te iba diciendo, estoy segura que mi niña hablará en los próximos días —comentó alegre, de paso limpiando a la pequeña con su babero.
—Tus sueños no son la cosa más precisa del mundo —recordó King. Sacó una pequeña hoja con todos los fallos en los sueños de Eda. Las estadísticas no mienten—. ¿Recuerdas la vez que soñaste que te casabas con tu cantante favorito?
—Estamos casados... solo que él no lo sabe —suspiró embobada mirando el techo—. Igualmente ya es tiempo para que Luz diga "ma-má."
— ¿Ma...? —balbuceó la menor, ignorando la cucharada que su madre apuntaba a su boca.
—Oh, cielos. —Eda quitó el plato de la mesa de bebé. De prisa, encendió su pergamino—. ¡Grabaré esto!
— ¿Y también lo usarás para llamar a Lilith y avisarle? —añadió King, subiéndose al hombro de Eda para ver mejor la escena.
—Shhh... —siseó la bruja. Era el momento madre/hija más importante hasta ahora. Cero interrupciones—. Vamos Luz, tú puedes.
Parecía como si la bebé hiciera un gran esfuerzo por hablar, hasta su carita se puso roja. Comenzó a balbucear unos segundos más, en idioma bebé, pero finalmente sin resultado alguno más haya de decir "Awasasawa".
—Hoot.
Un ulular fue lo que las largas orejas de Eda captó.
—Mierda... —Eda rememoró la pesadilla que tuvo hace poco y se pellizcó los cachetes, comprobando lamentablemente que eso no era un sueño.
—Soy yo, ¡Hooty! —saludó el búho. Segundo después, vomitó una carta sobre el cabello de Eda—. Tu correo diario. Hoot, hoot.
—Gracias al titán, que susto —suspiró aliviada, tirando la carta a una pila de papeles y documentos en desorden del fondo—. Supongo que el "ma-má" será en otra ocasión.
La pequeña alzó sus brazos en dirección a su madre, quería salir de la silla de bebé donde la tenía de prisionera.
— ¿Quieres ir a curiosear por el mundo? Pues...
Eda limpió los restos de comida del suelo, le dio un rápido cambió el pañal y puso en el recién encerador para que gatee por toda la casa.
Hace unos días que Luz aprendió a gatear. Eda estaba muy ocupada con las labores domésticas u ordenando los objetos que trae del mundo humano, por lo que encarga la misión de vigilarla a King y Hooty para diferentes ocasiones.
King le hacía de protector dentro de casa, además de jugar y dormir como un peluche a su lado por si un animal salvaje se la quería lleva. Por otro lado, Hooty jugaba con ella, montándola en su lomo y picándole con su pico en la pancita, además de fungir como el cuidador principal para cuando la pequeña juega afuera.
Eda no deja que Luz gatee afuera, a no ser que lo haga mientras ella practica algunos hechizos en el patio para mantenerse en forma.
—Oye, ¿qué pasó con llamar a Lilith? —preguntó King.
— ¿Y por qué la llamaría? —No existía motivo. Era un tranquilo día en familia—. Es sábado de flojeraaa... Uf. —bostezó escandalosamente, recogiendo los trastes de la mesa.
—Hoy es martes
.
Llamada entre Eda y Lilith.
—No lo sé —contestó la mayor. La mala costumbre de su hermana por avisar las cosas a último momento por fin pasaron factura—. Me encargaron cuidar de un nuevo bebé.
— ¡Ja! Deberías crear tu aquelarre de bebés en vez de aspirar a ser jefa del aquelarre del emperador —comentó Eda burlona y con su atípica risilla de cerdo.
—Graciosa —murmuró avergonzada.
Lilith sabe que no debería estar de niñera, pero en los aquelarres humildemente necesita empezar desde lo más bajo, ganarse los favores y confianza de otros.
— ¡Por favor! Olvidé que hoy tengo un comprador interesado en esa copa humana llamada Santo Grial. Por favor, hermanita. —Eda usó el tono de voz adecuado cuando quiere obtener algo con el poder de la ternura—. Sé buena tía al cuidar de tu sobrina bebé.
—No —comentó firme. Su hermana no volvería a comprarla con ese truco barato.
—Tía Lilith... —Hizo su voz más tierna y aguda, como si fuera un bebé.
Su arma secreta.
Odiaba que Eda se ponga en ese plan solo cuando quiere algo, pero no puede negarse cuidar a su sobrina, menos si Eda usa esa voz que la hace sentir tan culpable.
—Está bien... —murmuró molesta, aunque muy en el fondo no lo estaba tanto. Sentía un gran alivio por no cuidar a esa llorona niña Amity, la nueva hija de distinguidos nobles que a penas y le toman atención—. Cancelaré la cita, solo con la condición...De que no te deprimirás si la apelación que mandé por tu caso no funciona.
—Eso no pasará —Rió desde el otro lado. Eda comprendía que, al final, la petición retrasaría la caza que el aquelarre tendría sobre ella finalmente—. Iré a tu casa en diez minutos... Tía Lilith.
—Aquí tienes. —Eda entregó una pesada canasta—. Pañales, su biberón, latas leche en fórmula, su sonajero, un peluche de King y su mantita favorita. Ya sabes, le gusta que hagan jueguitos con ella mientras come. No le hagas cosquilla en la barriga, no quiero que crezca y sea un manojo de nervios. Hazla eructar antes de que se duerma, no querrás limpiar vómito.
— ¿No crees que es mucho? —comentó toda atolondrada al. Usualmente solo se encargaba de cambiarle el pañal y darle biberón.
— ¡Son 5 horas! —recriminó alzando su tono—. ¡Una hora más de lo normal!
—Sobreprotectora —comentó burlonamente por lo exagerada que se torna su hermana.
—Bueno, me voy —se dirigió a la puerta—. Regresaré lo más rápido que pueda. Cuídala con tu vida, porque sino...
Lilith lanzó un hechizo, cerrando la puerta en su cara.
—Menos mal se fue —suspiró aliviada por no soportar esa incómoda situación—. ¿Qué opinas, Luz? —La pequeña miró fijamente a su tía—. ¿Emocionada por tener un día lleno de aburrido papeleo?
Eso de ser ascendida a secretaria del aquelarre no lo era lo mejor del mundo.
No pasaron muchas horas para que los "¡Suéltalo!" "¡No te comas eso!" "¡Vuelve aquí!" abundaran en la casa. No hubiera sido mala idea que Eda advirtiera: "¿Sabes? Luz aprendió a gatear, vigílala".
—Esta niña me volverá loca. ¡Mira este desastre! —comentó tirada boca abajo en el suelo, rendida por todos los papeles y documentos tirados. Harta y cansada de ser la secretaria—. ¡Suelta eso!
Lilith evitó por poco que su sobrina meta un labial en su boca.
—El maquillaje no es para tu edad. Podrás usarlo a la misma edad que se te permita tener pareja. O sea... nunca
Luz balbuceó molesta, como si quisiera preguntarle algo, o eso es lo que Lilith comprendió.
— ¿Por qué no puedes tener pareja? —Lilith entendió eso—. Es una muy larga historia, querida. Tu madre y yo no hemos tenido buenas experiencias en el amor y no queremos que pases por lo mismo.
La pequeña volvió a balbucear. Lilith se lo tomó como un: "Cuéntame más".
—Está bien, está bien —chilló, sentando a la menor en su regazo—. Te contaré algunas cosas de nosotras, pero no le digas a Edalyn.
O era el estrés... o se estaba volviendo loca.
—Todo empezó hace unos 5 años —empezó a narrar—. Tu madre y yo, la mejor tía de las islas, habíamos terminado la escuela hace tiempo e íbamos por caminos distintos. Edalyn empezó en el puesto de mercancía humana. Le dije que era mala idea, que debía conseguir permisos. Lo más importante, unirse a un aquelarre sino quería ser perseguida cuando cumpla 26 años. Tú la conoces, es una rebelde, obviamente no me hizo caso —rememoró aquella amarga anécdota que terminó en una pelea—. Dicho y hecho, al día siguiente de que Edalyn cumplió 26... el aquelarre comenzó a molestarla, más de lo habitual —murmuró avergonzada, ya que ella misma fue la dio la dirección donde vivía Eda en ese entonces—. Nuestra relación se rompió... pero todo se arregló con tu llegada, Luz.
Luz lanzó unos chillidos, porque su sonajero se cayó, pero Lilith pensó que Luz lloraba por enterarse de lo mal que le fue a su madre.
—N-No, pequeña. No todo fue malo en la vida de mamá Edalyn. —Le entregó su sonajero para calmarla—. Bueno... la mayoría sí. La vida de mi hermana ha sido dura desde que... —Se detuvo antes de confesar.
No podía ni mencionar el tema frente a una criatura que no entendía nada.
—Desde que fue maldecida por una persona random que no conozco —chilló nerviosa—. Además, su única amiga la dejo porque pensaba que no era lo suficiente para ella y esas tonterías de la clase alta.
Antes de que continúe, captó un desagradable olor proveniente de Luz. Necesitaba un cambio de pañal urgente.
—Como te iba diciendo —continúo con el parloteo—, tu madre vino el día que su amiga la abandonó y me contó todo.... Estaba enamorada de ella, y que ella le diga: "No quiero volver tu estúpida cara" le destrozó el corazón.
Terminó de cambiarle el pañal, y volvió a sentarse en el sillón junto a ella.
—Punto número uno para estar en contra de las relaciones. Mientras más te guste, peor será la caída—
"Mucho embrollo para llegar a esa tonta conclusión", pensó avergonzada.
— Ahora vamos con el punto número dos... Mi caso, pero resumido para no aburrirte.
Luz eructó; la mayor lo tomó como un: "Continúa, querida y amada tía Lilith".
—Desde la escuela... me gustaba un chico —suspiró enamorada—. Caballero, educado, millonario, alto, aquelarre de abominaciones, cuando creció le salió una varonil barba se...
La bebé tosió, Lilith se lo tomó como una señal de ALTO, antes de que diga cosas indebidas y la traume.
—Yo era baja, aquelarre de pociones para ñoños. Usaba lentes, no era nada atlética... ¿¡Una nerd, okey!? —Cubrió su avergonzado rostro con Luz, cual peluche—. Cada vez que él jugaba partidos de Grugby, tenía decenas de pretendientes coreando su nombre, pero por sorprendente que sea, no estuvo con ninguna de ellas. Raro para alguien tan... perfecto.
Una hora de innecesario drama estudiantil después.
— ¡Le pregunté entre lágrimas si por lo menos podía saber el nombre de la bruja con la que me iba a dejar! —La bebé tenía una caja de pañuelos en su mano que le entregaron para que juegue, pero cada vez que sacaba un pañuelo, Lilith se lo quitaba para secarse la lágrimas—. No volteó a verme y se marchó... No he vuelto a saber de él.
Luz, poniéndole poca atención a todo el escándalo de su tía, empezó a sentirse hambrienta. Se acercó a Lilith y jaló su falda para intentar captar su atención. «Hambre, mucha hambre», era lo que procesaba su mente de bebé.
— ¿¡Puedes creerlo!? —Cargó a la pequeña, ignorando su pedido por comida—. Yo, la nerd rarita de 25 años logró estar con el chico más guapo de las islas... ¡solo para que me deje a la semana de relación, con la excusa de un matrimonio arreglado! —chilló, apachurrando a Luz como un peluche.
La pequeña no aguantó más, su rostro se coloró en un violento rojizo de furia. Luz vociferó entre lloros por culpa del hambre, sin embargo Lilith pensó que lloraba porque comprendía y era empática con su dolor.
—Y-Ya sé que es triste. Ya pasaron casi 3 años. Creí que si me concentraba en mi meta de ser líder del aquelarre del emperador me sentiría mejor... ¡Pero mírame! —Alzó el tono, lo suficiente como para no notar que alguien abrió la puerta principal—. Estoy a medio camino y aún no puedo sacarlo de mi estúpida cabeza...
— ¿Quién es estúpida? —preguntó una familiar voz, dando un portazo.
Al oírla, Lilith tensó hasta sus orejas, atinando solamente a esconder su avergonzado rostro detrás de una Luz que seguía moqueando.
—Lilith... ¿estás llorando? —Volvió a preguntar, pero esta vez con una sonrisa burlona.
— ¡No! —Intentó excusarse, bajando a la pequeña que de prisa gateó hacia su madre para tener del elixir de su pecho—. Edalyn, es-solo que... ¡me mordí la lengua!
—Ajá. —Obviamente no le creyó—. Ven, Luz, acércate a mamá —canturreó Eda.
La bebé tomó mayor incentivo, lo que significó, con todas sus fuerzas, apretar su puños y poner toda la fuerza en sus pequeños muslos.
— ¿Qué tal te fue? —preguntó Lilith, desviando el tema.
—Ni tan bien... ni tan mal —dijo Eda, sin percatarse que su pequeña jalaba de su vestido insistentemente—. Supongo que...
—Ma-má —balbuceó la pequeña, usando el vestido de Eda como soporte para pararse en dos piernas—. Ma... ma—Volvió a repetir las palabras que Eda nunca olvidará
El par de hermanas n o tuvo reparo en gritar a todo pulmón.
— ¡DIJO MAMÁ!
Ignorando el hecho que Luz se puso de pie por su cuenta, celebraron la noticia de sus primeras palabras, llenando a la pequeña con cariños y besos en la mejillas.
— ¿Sobre qué estuvieron hablando? —interrogó Eda, limpiándose los diminutos rezagos de lágrimas que cristalizaba su mirada—. ¡Enseñarme tu método para que los bebés hablen. Me volvería rica.
—Mamá.
Volvió a balbucear la menor, para alegría de Eda que olvidó grabar todo.
—Hablábamos de... lo bonito del amor. —Una excusa rápida. Obviamente nunca le dirá que tuvo una intensa conversación con una bebé de casi ocho meses, la tacharía de loca—. Ya sabes, para cuando Luz tenga pareja y...
— ¡¿Pareja?! —interrumpió molesta—. ¡Tendrás una cuando tengas 50 años, jovencita! —Eda advirtió seriamente, en respuesta, Luz le eructó en la cara—. Con que esas te traes...
Lilith miró enternecida esta escena. Quién diría que su hermana, que siempre se caracterizó por ser una gruñona, desconsiderada y molesta bruja, reinventaría si vida gracias a la presencia de la bebé humana.
Eda contagiaba alegría y optimismo a donde sea que vaya.
—Hija, hora de irnos a casa —dijo Eda, dirigiéndose a la salida con ella en brazos—. Gracias, hermana. ¡Nos vemos mañana!
Dicho esto, Eda alzó su bastón y se fue volando junto con su pequeña. Desapareciendo en el oscuro y frondoso bosque
—Qué raro día —dijo Lilith para si, extrañada de lo raro que fue tener a Luz esa oportunidad en brazos—. Sentí... como si Luz me respondiera todo este tiempo.
La cabeza se le taladraba, pero pensó que se debía al hecho de estar estresada y cansada por tanto trabajo. No le tomó más importancia al curioso hecho, por lo que para descansar y ver su novela favorita antes de dormir.
Un leve de nostalgia invadió sus exhalaciones, rememorando el pasado por la charla que tuvo con Luz. Lilith dibujó un círculo en el aire, invocando un álbum con fotos de la secundaria Hexside.
Pasaba las páginas, recordando viejas amistades, curiosos hechos y aventuras que tuvo con su hermana durante esos atípicos años.
Llegó a la hoja final, una última foto de una excursión a las montañas con los alumnos de la generación donde pertenecían las hermanas Clawthorne. Eda era unos grados más avanzada.
—Me pregunto qué será de su vida... —susurró con duda, fijando su mirada en la chica peliverde que tomaba disimuladamente a su hermana de la mano.