Capítulo 39: Nefasto

62.7K 8.2K 5.9K
                                    

*Queda confirmado que no podré subir imágenes a los capítulos hasta que vuelva a tener wifi, pero como prometí subir capítulo hoy, aquí tienen. Pero admiren el meme de multimedia y reaccionen aquí*

☆☆☆

Shaula se fue y no pude despedirme. No pude infundirle aliento, abrazarla, decirle que lo que había hecho fue lo más valiente que vi a nadie hacer, que la admiraba, que era mi ídola. La arrancaron de mi lado antes de asimilar que debí haberla aprovechado más.

Perdí a Leo de la forma más definitiva en que se podía perder a un amigo. Sin haberle dicho gracias, sin haberle retribuido lo que hizo por mí, sin decirle que era el hombre más valiente que conocí porque se atrevió a enfrentar sus miedos con el arma más temible y poderosa: la verdad.

Y perdí a Ares, mi mejor amigo. Me parece una burla de la vida la manera tan insensible cómo nos aleja de personas que amamos sin avisos, sin señales, sin que podemos hacer nada para impedírselo.

Te odio, puta —le dije a la vida.

¿Y ahora yo qué mierda hice? —saltó mi sombra a la defensiva. Admito que me sacó una sonrisa.

No lo había pensado hasta entonces, pero gracias a ella nunca más estaría sola, no del todo.

—Ojalá me pudieras abrazar.

☆☆●☆☆

Mi insomnio se intensificó en las últimas noches. Quedarme dormida era un miedo latente, temía cerrar los ojos y de pronto conseguirme en un tanque de agua, encadenada e impotente.

Vencí la primera vez, pero la mera certeza de que habría una segunda era más fuerte que yo.

Mis Vendidas me ofrecían infusiones para dormir.

—¿Cómo va a ganar si no está descansada —me preguntó Úrsula con la taza del brebaje en sus manos.

Prefería estar cansada que drogada e inútil.

—Tiene que ganar, ¿sabe? —me dijo Nix en representación de mis tres Vendidas una noche mientras despertaba llorando y gritando al darme cuenta de que me había quedado dormida—. Tiene que ganar por usted y por nosotras.

—No puedo —le contesté entre sollozos.

Úrsula, sentada a un lado de mi cama, había recostado su cabeza en mi hombro y me estrechó en sus brazos para consolarme. Jazz era tan sensible que se le habían salido las lágrimas antes que a mí, ella estaba recostada en mis muslos, abrazada a ellos.

—Tiene que poder. Si usted lo logra, el año que viene nosotras lo podríamos intentar.

Pasé toda la semana obligándome a hacer fisioterapia a pesar del dolor de mi pie. Tuve que practicar con el poder de Aquila para aminorar los gritos y que no se me rompieran los huesos. Primero lo hice con el yeso, luego me salté la recomendación de los doctores y me lo quité dejándolo solo vendado para no tener que enfrentarme a diario a lo horrible de su aspecto.

Estar herida e inmovilizada me ponía en desventaja. La siguiente prueba podía ser en cualquier momento, ¿y si no estaba preparada para ella? ¿Cómo la vencería si ni siquiera podía caminar?

Se me prohibían las visitas a la torre,  así que aquel día que de nuevo alguien tocó a mi puerta supuse que el momento había llegado, que me tocaba enfrentar el siguiente desafío a mis habilidades. Sin embargo mis miedos resultaron ser infundados puesto que solo era un mensajero del rey.

Vendida [YA EN LIBRERÍAS] [Sinergia I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora