Capitulo 20: El día en que todo comenzó parte 2

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Sus ojos se fueron abriendo lentamente sintiendo sus fosas nasales llenarse por un aroma extrañamente familiar y reconfortante. Sus ojos evaluaron con detenimiento su entorno notando inmediatamente que se encontraba en el interior de una habitación acostado sobre una cama que le hacía sentir tan cómodo.
Su mente era confusa, no recordaba mucho lo que había sucedido y lo peor es que no entendía porque había revivido mediante un sueño aquel suceso que marco su vida.

Probablemente por eso, porque le había marcado como nada.

Ese dia queriendo escapar término sin querer en los límites de ambos reinos, y aunque no había cruzado los límites de Abaddon aquellos malditos cruzaron el lago con la intención de matarlo, y lo habrían conseguido de no ser porque aquel desconocido lo salvo de ahogarse.
Desconocido que curiosamente resulto ser uno de sus enemigos y al que intento buscar pero no encontró.

Recuerda como si hubiera sido ayer.

Después de ser dejado por el extraño platinado a la intemperie, su padre y hermano, quienes habían estado buscándolo lo encontraron y como era de esperarse en vez de recibir un abrazo o algo que le dijera que lo buscaban porque estaban preocupados y no porque lo necesitaban Kiefer recibió un gran regaño de su padre al igual que un par de bofetadas por desobedecer.

A partir de ahí su forma de ver el mundo cambio. Se concentró de lleno en los entrenamientos y aprendió lo más que pudo sobre hechizos prohibidos hasta convertirse en el mejor e hizo sentir orgulloso a Zagan.
Remplazo a su hermano como el favorito. Se convirtió en un ser despreciable que disfrutaba como nadie matando al enemigo aunque cuando se encontraba con alguien que tuviera el cabello platinado se abstenía de hacerlo.

Extrañamente Kiefer odiaba a todos los de Albanorth menos al hombre que lo salvo.

Sintió un horrible dolor taladrando su cabeza y su garganta adolorida por lo que trato de levantarse de la cama fallando en el intento al ver un brazo rodeando su cintura. Se sobresaltó inmediatamente provocando que su espalda golpeara contra un pecho fuerte y ancho.

-¿Pero qué demonios…?-

-Veo que despertaste- Susurro una voz a sus espaldas.

Kiefer miro con ojos confusos como aquella mano en su cintura se alejaba y al girarse para ver quién estaba detrás sintió unas horribles ganas de vomitar justamente en el mismo instante en que su barbilla tocaba el suelo.

-Tu… tu… tu…- Aunque trataba de encontrar las palabras correctas para hablar no logro hacerlo, estaba tan sorprendido que no sabía que decir.

Lo que menos pensó que sucedería estaba ocurriendo. Despertó en un lugar que no conocía, llevando solamente unos pantalones flojos que según la mocosa eran para dormir y teniendo junto a él a su enemigo jurado desde los 15 años que al igual que el solamente llevaba puesto unos pantalones holgados.

Ahora de verdad que estaba confundido.

¿Qué mierda estaba haciendo en una cama con ese infeliz? ¿Por qué demonios no recordaba nada y cuando trataba de hacerlo su cabeza dolía como el demonio?

-¿Cómo te sientes?- Pregunto Alai levantándose de la cama mientras le evaluaba de pies a cabeza.

-¿Qué… como me siento?- Kiefer salió de su estupor en cuanto aquella voz tan molesta hizo eco en sus oídos.

Su cuerpo se tensó al momento en que su mente comenzó a trabajar de prisa. No recordaba mucho de lo sucedió pero si no se equivocaba la humana llego a casa de la mocosa y le prometió darle mucha comida pero lo único que consiguió fue alcohol, una bebido que al principio fue asquerosa pero luego le gustó mucho.

El Libro De YolotOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz