Cuando nuestros padres dejaban de estar aquí, solíamos organizarnos en orden, es decir, bajo nuestro hijo mayor, Theo.
Después de que nuestros padres se fueron, nos sentamos uno al lado del otro y comenzamos a cenar.
—Siel, ¿no habrás olvidado la promesa que hicimos?
Cuando llegó la noche, Izak se apresuró hacia mí como si hubiera esperado.
—No lo olvidé.
—¿Qué promesa?
Lewis sin tacto, intervino. Era una buena oportunidad, así que fingí como si no pudiera hacer nada, y se lo dije a mi hermano.
—Pensé que sería agradable dormir juntos en una gran habitación mientras estamos aquí para jugar. A hermana también le gustaría, ¿verdad?
Esto fue lo que pasó. Hice que Clara mordiera el anzuelo. Mi ingenua hermana aceptó mis palabras sin saber nada.
—Lamento que no pudiéramos venir en el mismo carruaje de todos modos.
—Genial. Hoy duermes a mi lado.
—Siel, ¿qué hay de mí?
Izak, que originalmente iba a tomar asiento a mi lado, protestó rápidamente.
Naturalmente, mis dos lados fueron elegidos como Clara e Izak.
Sosteniendo la mano de mi brillante hermana con fuerza, le envié una señal al hermano Theo.
—¿Y tú, Theo?
—No puedo evitarlo si Siel quiere eso.
Hablaba así, pero escuchaba el sonido de su corazón que se estaba muriendo por hacer esto. El hermano no era honesto en absoluto.
Aun así, si le dejara dormir junto a Clara con el pretexto de que fue una pura coincidencia, era obvio que nuestro inocente Theo sería demasiado bueno para no dormir por la noche.
—Como padre no está aquí, Siel, Lewis, vuestro regimiento de entrenamiento especial estará bajo mi cargo a partir de mañana. Izak, le enseñarás a Clara el arte de la defensa personal.
—Está bien hermano.
Debido alguien tenía que ayudarlo por la noche, por lo que Izak simplemente siguió las instrucciones de su hermano.
Cuando estamos todos juntos así, si no estuviera uno, fingiría que estar muy decepcionada, así que pellizque el costado del hermano más menor.
—¿Qué va ha hacer hermano Lewis?
—¡Yo, yo!
Es difícil pedirlo primero, pero si no lo haces, te quedarás solo, suerte.
También puedo entender los sentimientos complicados de Lewis. Primero, que no podía hablar de lo que quería fácilmente y solo estaba preocupado por sí mismo, dijo que se dormiría conmigo como si no pudiera evitarlo, solo después de que yo se lo propusiera.
—¿Quieres que te instale en la habitación más grande?
—¡Sí!
El encargado de la villa preparó el dormitorio después de escuchar mi pedido. Unimos unas tres camas para invitados y se hicieron lo suficientemente anchas como para que siete personas durmieran juntos.
Los empleados parecían haberse dado cuenta de que los niños se estaban reuniendo para dormir en un solo lugar.
Una montaña de almohadas estaba apilada en la cama. Sentí como si hubiera venido a un campamento o algo así, y mi corazón se aceleró.
