Si iba a apuntar al próximo poder imperial, debía que tener cuidado cuando eligiera a su pareja, pero ninguna de las bodas de los aristócratas en las fiesta se consideró un sentimiento de empatía con el príncipe heredero del país.
El estado más alto era la princesa Clara Valentine, pero era demasiado esperar el pleno apoyo de Valentine incluso si se consideraran a la hija adoptiva.
Si quisieran convertir a una mujer en una princesa, debían hacer más esfuerzos para se convirtiera en un príncipe en el futuro.
El emperador volvió a preguntar con una mirada deslumbrante ante las palabras de su hijo, que deliberadamente permitió el malentendido.
—No sé si es la niña que creo que es.
—Tal vez, o tal vez no, tal vez el que padre tenía en mente.
—¿Qué?
Alex provocó deliberadamente confusión con vagas respuestas. Si sus intentos tuvieran éxito, la niña que pensaba que su hermana era increíble también entraría al palacio.
No era demasiado tarde para llegar a una conclusión después de descubrir por qué la ayudó y qué quería. Salvó sus palabras al dejar espacio adecuado para el emperador.
—Sé que es demasiado temprano. Bueno, es seguro decir algo por adelantado.
Las respuestas ambiguas se mezclaron. El enfoque cauteloso de Alex fue bastante serio. El emperador chasqueó su lengua cuando lo miró y dijo:
—No es una broma.
—Tratando de tomar un camino difícil. No estoy seguro de poder ayudarte.
—Sé que no soy un blanco fácil de conseguir, si lo sé.
—Pero debes tener bastante confianza.
La expresión no era así en absoluto, a pesar de que dijo. Alex miró a su padre con una cara tranquila.
***
El debut social de Clara había terminado. Se corrieron rumores del Conde Rubén y aunque pensaba que el problema se iba a hacer muy grande, afortunadamente, el hecho de que Lewis y yo estuviéramos fue enterrado en la oscuridad, más combinaba, más lejos estábamos.
El fin de semana por la mañana, durante una comida con toda la familia, mi padre felicitó a Clara por su debut, aunque tardíamente.
—Clara, lamento no haber podido cumplir mi promesa.
—No, padre. Dos personas, Hermano Theo e Izak, me escoltaron.
—Lo sé. ¿Hay algo más en la que todos estamos hablando sobre Clara?
Encontré una muy buena señal. Una palabra que salió naturalmente de la boca de la duquesa. Nuestra Clara. Era un título que contenía muchos cambios.
Por supuesto, no tendría que decir la palabra "Clara" todos los días, pero el título amistoso que salió de la boca de la anfitriona de la familia salvó la cara de Clara.
Eché un vistazo al semblante de la señora Lisbon. No era exagerado decir que desde que se convirtió oficialmente en una hija Valentine e hizo su debut social, se había vuelto cercana a nuestros padres, y que el número de empleados que trataban a Clara de manera imprudente había disminuido significativamente.
—Lo escuché de todos modos. Especialmente, de Theo, debe haber sido una situación repentina, pero gracias por manejarlo bien sin estar avergonzado.
—Hice lo que era obvio.
Theo, que iba a suceder a nuestro padre en el futuro, aceptó los elogios por su apariencia digna.
