A diferencia de mí, que parecía un cachorro, Regina era más parecida a un gato, y no parecía que fuera muy cercana a la reina Lotte.
No había incentivo para que Alex debiera odiarla, una señorita pobre cuyo padre fracasó en los negocios. Pensé que debería ser así, pero él fingió no ver a Regina, se acercó a mí y me tomó la mano.
—¿Estás bien?
—¿Qué significa eso?
—No, nada.
Parecía pensar en que Regina era una espía enviada por la reina, pero este no era el caso. Sonreí con mis ojos y le di un pellizco a Alex.
—No estás celoso de que tenga una nueva amiga, ¿verdad?
—De ninguna manera. No soy una persona tan mezquina.
Mirando la reacción de Alex, Regina se echó a reír. A diferencia de mi primera impresión, ella estaba bastante feliz.
—Ustedes dos tienen una buena relación. Creo que voy a estar celosa.
Dios mío, ¿A Regina le gustará Alex? Pero Alex ni siquiera hizo contacto visual con la sonriente Regina frente a él.
—Debo haberte interrumpido.
—Fui muy grosera. Siel, muchas gracias por el té. Apreciaré el regalo.
—¿Vas a volver?
Aún tenía mucho que decir. Regina sonrió brillantemente y eligió irse voluntariamente.
No sabía si era porque se sintió incómoda, o porque Alex no mostró interés, pero fue triste separarnos así.
—La verdad es que, en una reunión del desayuno anterior, Su Princesa Real me pidió que averiguara cuándo íbamos a celebrar una fiesta de té en el palacio del Príncipe Heredero.
—¿Su Princesa Real?
No fue hasta que casi se fue, cuando Regina trajo el punto principal por el que había venido. La expresión de su rostro mostraba claramente que estaba en una situación difícil por el comentario de la reina al hacer tal pregunta. Ah, no había forma de que la reina se lo preguntara sin ningún motivo.
Pensaba que le había enviado para acusarme de usar veneno, pero creo que eran solo mis teorías.
—¿Fiesta de té?
—Ella quería ver el palacio del príncipe heredero redecorado.
Quisiera mostrarle solo el jardín, pero no podía excusarme por lo que dije y Burnett informó ayer.
Alex miró a Regina parada junto a mí con una mirada perpleja en su rostro.
—Por favor, dile que me pondré en contacto con ella.
—Gracias, Su Alteza.
Entendía la incomodidad de Alex, pero estar aislado entre los nobles era perjudicial para él.
Y sería más fácil encontrar la nueva amante de Alex, ya que había bastantes chicas de familias decentes a su alrededor.
Una cosa más, Alex miró a Regina una vez y habló con facilidad.
—Ha sido un placer que vinieras hasta aquí y poder conocerte, así que te invito directamente al palacio del Príncipe Heredero la próxima vez.
—¿Puedo hacer eso? ¿Está bien?
—Porque es tu amiga.
¿Entonces quieres que invite a Regina a que le muestre mi habitación, vea mis regalos y haga todo esto y aquello?
