Dicho esto, ya era bastante tarde.
Después de confirmar que Lewis había decidido quedarse en casa, Alex comenzó a prepararse para regresar.
—Su Alteza, espere un segundo.
Estaba pensando en dejarlo irse pero recordé algo. Agarré la mano de Alex y lo llevé a mi habitación.
Mi habitación, decorada con rosa pálido y blanco, siempre tenía un buen aroma. Rebusqué en los cajones y encontré la crema de manos de lavanda que mi hermana me hizo.
—Esto, tómalo y úsalo.
—¿Qué es esto?
Cuando abrí la tapa redonda, se extendió el aroma a lavanda. Puse la crema de color blanco en el dorso de su mano.
Ahora podría aplicarlo por su cuenta, pero él me estaba mirando sin siquiera mover un dedo.
—¿Qué debo hacer ahora?
—Así es como lo tienes que hacer.
No era un niño, pero le apliqué meticulosamente desde el dorso de la mano hasta los dedos.
Antes de darnos cuenta, nuestras manos tenían en mismo olor a lavanda.
—Huele bien, ¿no? Mi hermana lo hizo para mí.
—¿Puedes darme algo tan valioso?
—Tus manos tienen un problema ahora.
Las manos que sostuvieran una espada se volverían ásperas, pero si no cuidara un poco mejor de su mano, se volvería un poco pobre.
Gentilmente puso su mano sobre mi cabeza cuando le di la crema de manos. Un sutil olor lavanda se extendió de la mano de Alex.
—Te debo mucho.
—Estoy muy agradecida por lo que pasó hoy.
—Por supuesto que hice lo que tenía que hacer. Disculpe.
Si iba a darle un regalo a mi hermana, sería mejor que se lo diera él mismo. Al ver que solo estaba aquí para entregar unas plantas, me dio la sensación de que los dos eran unos amigos muy puros.
—Piénsalo bien, mi sugerencia.
La novela original era solo la novela original, y mientras el otro lado hubiera comenzado a moverse, podría ser seguro para mí entrar al palacio con mi hermana. Y así, Alex me dejó atrás con su difícil tarea y volvió al palacio.
***
[Episodio 6] Un malentendido conduce a malentendidos
Temprano en la noche, el hermano Theo regresó. Le tomé de la mano a Lewis y fui al encuentro de mi hermano Theo.
—Idiota, se supone que debes ser una buena conversadora, y si me traicionas más tarde, realmente morirás.
—Entonces, ¿a dónde diablos te fuiste dejándome sola?
—Eso es... No necesitas saberlo.
Ya sabía a dónde había ido, incluso antes de tomar el examen de calificación, Lewis había estado haciendo dinero de bolsillo yendo por los callejones y contactando a los gremios de información.
Al obtener una A, ahora se sentía seguro. Sin nada de qué temer, Lewis era un rebelde raro incluso para los Valentine. Sin embargo, hicimos un acuerdo entre nosotros dos en el que él me protegería mi vida si estaba frente a él, pero también debía saber protegerme sola.
