—Eso es porque tú...
—Su Alteza, mi hermana todavía es joven. Por favor tenga cuidado.
En el momento en que Alex estaba a punto de hablar, Izak empezó a hablar. Eso era todo para su satisfacción. Sin embargo, la persona que dejó de hablar, en lugar de discutir, elogió a Izak.
—Eres muy fuerte. Creo que sé un poco más por qué Siel confía y te sigue.
—Nuestra Siel, ¿se refieres a mí?
Izak estaba avergonzado por el repentino cumplido. Me preguntaba qué estaba tratando de decir, así que solo miré a mi alrededor, pero una vez que me di cuenta, Alex habló.
—Parecía así. Lo siento si me equivoco.
—No, tienes razón. Izak es realmente el tipo más fuerte del mundo.
Era una oportunidad de oro para apaciguar a mi hermano Izak. Rápidamente agregué un cumplido. Para ser honesta, sería un empate en el mejor de los casos si el Príncipe Heredero tuviera una batalla uno a uno con mi hermano. Izak era así de fuerte.
No podrían vencerse sin matarte o matarse entre ellos. Como tal, esperaba que los dos no pelearan y que la relación mejorara.
—Debo ser fuerte para proteger a Siel.
Qué debería hacer con mi leal hermano Izak, que era bastante duro con los demás; se había vuelto extremadamente generoso con mis problemas.
Para Alex, quien no tenía hermanos, la actitud de mi hermano debe haber sido bastante sorprendente. Escuchó atentamente a mi hermano y asintió con una mirada seria.
—Puedo entender completamente tus sentimientos. Si tuviera una hermana, yo también lo haría.
—¿Su Alteza también piensa lo mismo?
Igual que en mi pensamiento de que quería que fueran más cercanos, la verdad era que los dos ahora no me escuchaban, enfrascados en su conversación. Alex e Izak comenzaron a alabarme.
—La fuerza de nuestra Siel no es solo su hermosa apariencia. Por mucho que haya heredado el maná más poderoso de nuestro padre, seguramente será ampliamente conocido como una hechicera traviesa en el futuro.
—Eso no es suficiente. La mayor fortaleza de Siel es su dulce corazón. Sí, tiene un corazón tan cálido que no puede esperar ayudar cuando ve a alguien en problemas.
Fue una batalla de fanáticos, y de alguna manera la historia comenzó a fluir en la dirección equivocada.
Ellos tenían razón en que yo iba a ser una hechicera increíble, pero en realidad estaba lejos de ser amable o dulce.
—Debe ser cierto que nadie puede negar que nuestra Siel es la más linda del mundo.
—Estoy de acuerdo con esa opinión, pero simplemente la expresión linda no es suficiente.
—¿Cuál sería una buena expresión, entonces?
Me quedé sin palabras al ver a los dos discutiendo con los rostros serios más serios del mundo. No sabía qué decir. Solo podía mirar.
—De todos modos, me alegro de que se lleven tan bien.
¿Cuánto tiempo había pasado? Alex sacó su reloj de bolsillo, miró la hora y suspiró con pesar.
—Tengo que ir a ver a Lord Wilhelm.
—Bueno.
—Nos vemos más tarde. Su Alteza.
