Stan inmediatamente comenzó a ocuparse de la situación porque sería un problema si seguía así. No importaba cuánto odiara a Alex, esta fiesta era un evento significativo organizado por la misma Siel. Miró a su alrededor durante un rato y llamó la atención de su madre.
—Madre, ¿te gustaría comer algo?
—Stan.
—Lo traeré. Siel, ¿puedes recomendarme una buena comida?
—Tenemos un especial de los Valentine. Le mostraré los alrededores. Su Alteza, por favor muestre a la reina el jardín.
—Sí, su excelencia. Ven aquí, por favor.
Tuvo la audacia de confiarle a Alex la reina. Debido a que dos personas, que se trataban como el agua y el aceite, acabaron atados, los ojos de la gente se fijaron en ello.
Mientras tanto, Siel llevó a Stan y le recomendó galletas de hierbas dulces.
—Huele bien, ¿no? Es una receta que hizo mi hermana, así que es buena para la salud y es deliciosa.
Al verla tomar un bocado primero, también recogió las galletas.
—Es delicioso.
La mente de Stan se volvió cada vez más pesada mientras observaba a Siel de ojos brillantes. Obviamente, su madre estaba tramando algo y no sabía exactamente qué era.
Entristecido por la impotencia de su situación, Stan habló con cuidado.
—¿Tienes un conejo?
—¿Qué?¿Qué significa eso?
—No, nada.
No podría haberlo dicho al pie de la letra. Por si acaso había preguntado, pero en realidad, Siel no sabía lo que significaba. Stan estúpido. Inmediatamente cambió de tema porque se sintió avergonzado.
—¿Cómo va la vida en el palacio?
—Estoy bien. Disfruté preparándome para la fiesta.
Eta la primera fiesta que se celebraba en el Palacio del Príncipe Heredero. De hecho, fue gracias al toque de la duquesa Valentine más que a la habilidad de Siel, pero pareció fluir de una manera que resultó ser útil para Siel.
Incluso en este momento en que todo parecía tranquilo, Stan no podía relajarse. Morrigan, una doncella cercana de Lotte, debía de estar conspirando en algún lugar de la fiesta. En lugar de mirar a su alrededor, abrió la boca con dificultad.
—Quiero decir…
Iba a decirlo con cuidado porque su madre estaba tramando algo, pero una sombra se interpuso entre los dos.
—Siel.
Alex puso su cara antes de que pudiera terminar de hablar. Quizás porque estaban incómodos el uno con el otro, Lotte también miraba a Stan con cara disgustada.
—¿Has estado allí ya?
—Creo que hay una pelea por Lord Izak allí, ¿no deberíamos seguir adelante y detenerlo?
También dependía de la anfitriona de la fiesta, la organizadora, quien debía aclarar el alboroto. Aún así, sería difícil si la entrada fuera ruidosa, así que Siel se apresuró a salir.
—¡Oh, ya voy!
Por supuesto, no se olvidó de levantar ambos extremos del vestido para saludar a la reina y a Stan.
