Cede.

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Tony ha pedido la cena y ha bajado a su apartamento, dijo que se pondría presentable y traería todo lo que necesitan para tener una comida más decente que unos sándwiches envueltos en papel.

Peter en cambio se ha quedado recogiendo todas las herramientas esparcidas por la mesa de trabajo y desinfecta el lugar. Entretiene sus manos ordenando por fecha sus bocetos, descubre que falta realmente poco para cumplir un mes con la compañía de Tony.

Pensar en todo es mejor que pensar en el por qué ha accedido a quedarse ahí más tiempo, cuestionarse por que Tony sigue teniendo efectos catastróficos en su cuerpo y como arde su sangre cuando no está por ahí.

Los paneles se abren revelando al ingeniero con las manos ocupadas, cargando una enorme bolsa de cartón, platos, copas y servilletas. Peter se apresura y le ayuda con la carga, va colocando platos, servidores y copas en completo silencio, realmente esta aterrado y es demasiado tarde para huir.

- He pedido camarones y tallarines, ¿te sigue gustando la comida tailandesa?- Peter asiente.- Bien, hay cosas que nunca cambian. Jarvis, pon música.

Pone atención en el jeans negro y la elegante camisa azul que Tony lleva y no en la frase dicha. Sera un adulto sin rencores por esa noche, dejará a un lado el nerviosismo que siempre mantiene y cenara con su compañero de proyecto, puede hacerlo. La música que llena sus oídos le ayudan con su plan de distracción.

Es practico sirviendo la comida mientras Tony libera el corcho de la botella de vino blanco que ha elegido, sirve los tallarines y acomoda con lentitud los camarones, el silencio sigue presente pero no es incómodo, Peter siente que la sincronización de ambos trabajando resulta casi poética.

Finalmente se han sentado y comienzan a disfrutar de una animada charla de robots y las peores películas de fantasía de la última década, hablan de la terrible moda de los 2000 y como las cosas han mejorado para mal.

- Sé que no lleva ciencia, pero nunca he podido dominar la técnica.- Tony se queja de los palillos chinos que Peter utiliza.

- Realmente no es difícil, te muestro.- por segunda vez en el día, arrastra su silla hasta llegar a Tony.- Ahora, concéntrate.

Su mano viaja a la del mayor, su dedo coloca el primer palillo entre los dedos de Tony, como si fuera un lápiz le dice en voz baja, filtra su otra mano debajo del brazo izquierdo del ingeniero e introduce el segundo palillo bajo su índice.

- Ahora, tu anular y tu dedo corazón controlaran todo.- es consciente de la cercanía, de su mano sobre la de Tony y de su extremidad bajo el brazo del mayor, su respiración comienza a traicionarle.

Tony ha girado su rostro, con demasiada lentitud y Peter es absorbido nuevamente por esos enormes pozos chocolates con motas verdes, la simétrica arquitectura de su rostro le roba el aliento y su corazón ha bajado sus alocadas pulsaciones.

- Peter...- le sigue viendo, no ha parpadeado ni una sola vez.- Peter, ¿me odiarías sí te beso?

- Te odiaré sino lo haces.- contesta de inmediato. Ha cambiado de opinión, no será un adulto, será el crio de la laguna bioluminicente que muere si no le besa, si no le toca él, porque siempre ha sido así y siempre lo será.

Ve como Tony traga con pesadez, cierra los ojos con parsimonia y llega a sus labios. Apenas le está tocando, pero siente su corazón contra sus oídos. El mayor captura su labio inferior y hay un frio recorriendo cada parte de su cuerpo, los vellos de sus brazos se erizan y tiene unas terribles ganas de llorar.

Sus manos cobran vida propia, viajan a la nuca del mayor, se cierran con fuerza y le obliga a abrir la boca, le exige un beso más rápido, más demandante, con más fuerza, porque va a morir sino abre la boca y le besa como le ha besado antes, desde siempre.

Tony no se sorprende, reacciona. Introduce el cálido musculo de la lengua en su boca y Peter es capaz de saborear el vino blanco que han ingerido hace apenas unos minutos. Muerde sus labios, hay manos presionando su cintura y atrayéndole al dispuesto cuerpo del ingeniero.

Cede, porque es inútil combatir. Cede, porque esos labios hacen maravilla en su cuello y sentarse en las piernas de Tony es estar en el cielo. Cede, porque resistirse ha sido en vano, porque su cuerpo le traiciona y siempre llega a él. Y cede, porque quiere.

- Oh, Peter.- Tony sisea en su oído cuando se mece sobre su regazo y siente la despierta hombría del mayor dar un tirón, debajo de la ropa.

Facilita que Tony retire su camisa y curva su espalda hacia atrás cuando la boca del genio ataca su cuello, sus clavículas y sus erizados pezones. Deja que esas manos se sacien de su piel y que redescubren cada parte de su cuerpo, no peleara esta vez, disfrutara.

- Vamos a mi habitación.- no pide, exige. Pero Peter niega, sabe que si salen de ahí, el encanto se perderá y no volverá a reunir el valor de continuar con eso.- ¿Aquí?

Peter asiente con entusiasmo, arranca la camisa de Tony y se restriega un poco más, la sangre ha viajado a una sola zona de su cuerpo y no puede detenerse, lo quiere todo y un poco más. Tony no pierde tiempo, le coloca sobre la mesa y empuja a ciegas los platos que antes descansaban ahí.

La música no suena tan alto, así que Peter escucha el característico ruido del vidrio al quebrarse y tiene un tercer escalofrío. El mayor le empuja con el cuerpo, obligándole a subirse un poco más sobre el mueble y dejar el espacio suficiente para que Tony se coloque entre sus piernas.

Los nervios, el frio de la mesa, el hambre con que Tony le toca, le llevan de regreso a la noche que llovieron las estrellas y él le entrego su alma al mayor en aquella laguna. Tiene ganas de llorar nuevamente, pero Tony ahora besa sus labios con demasiada dulzura, acaricia sus mejillas y le sonríe.

- Peter, yo...- le ve con intensidad, tanto que hace que sus piernas tiemblen.- Peter, te sigo amando.

Lo besa con hambre, no quiere que hablé más, quiere que le bese con fuerza y que lo haga suyo sobre la metálica mesa, no hay tiempo para pensar en el pasado ni en el futuro, todo lo que necesita es el presente y que le demuestre cuanto dice amarlo.

Quiere acciones, no palabras.

- Tómame.- es su contestación.- Por favor, hazlo.

Entre besos demasiados húmedos su pantalón es retirado junto con su ropa interior. Entre caricias brindadas por manos rasposas siente el deseo y la lujuria paseando por su cuerpo. Hay lamidas, mordidas y jadeos asfixiando el ambiente.

Hay incomodidad cuando el mayor finalmente entra en su cuerpo, la saliva no es suficiente lubricante pero puede con eso. Sube sus piernas un poco más y Tony da con el punto dulce dentro de su cuerpo que le hace ver estrellas y le obliga a curvarse en exóticas poses.

Tony entrelaza sus manos, las lleva sobre su cabeza y le besa feroz. No deja de embestirle y jadea sin ritmo, Peter siente sus piernas entumecidas y el calor formándose en su vientre, la fricción que sufre su miembro contra el abdomen de Tony es agobiante y no puede soportarlo más.

- ¡Ah, Tony!- aprisionando las manos del genio se deja ir, deja que el orgasmo le arrastre y le corte la respiración. Siente la descarga eterna y sus piernas luchan por cerrarse. El movimiento provoca que Tony gima más fuerte, más alto, mas ronco y le siga casi de inmediato.

Le llama mientras se corre en su interior, le ve fijamente y trata de besarle, pero los jadeos incontrolables se lo impiden y Peter sonríe satisfecho. El cuerpo de Tony también busca el suyo y sufre en igual cantidad cuando están juntos. Es lo justo.

Se besan un rato más con la música de fondo. No hablan, no se mueven del incomodo lugar, disfrutan en silencio la compañía y dejan que el cansancio haga su trabajo. Y lo hace, el sueño les atrapa abrazados sobre la mesa y con la IA subiendo la temperatura para evitar que atrapen algún resfriado.

Aunque el sueño los duerme demasiado rápido, no le da tiempo a Peter de leer el correo más reciente, donde se recitaba: Me complace anunciarle que su pasantía en Universidad de Paris, Pierre et Marie Curie, ha sido aprobada exitosamente.

Una historia sin final. [STARKER]Where stories live. Discover now