Fuimos un cuento que leeré mil veces. III

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Peter fue positivo, siempre lo fue. Su difunto padre era igual y Mary estaba más que feliz que su precioso hijo haya heredado esa increíble capacidad de sonreír entre medio de la adversidad.

Así que no fue sorpresa que Peter le abrazara y le besara las mejillas, que le reconfortara y le asegurara, con tanta fé, que todo estaría bien. Que nada malo va a pasar.

Porque Peter lo creía, la noticia que su madre le dio, días después de profundizar su amor con Edward, no podría empeorar, ¿verdad?

Porque una enfermedad, con el nombre de un signo zodiacal, no podría ser tan mala, ¿cierto?

- Estaremos bien, solo descansa un poco más.- le dijo mientras salía de la habitación de su madre y se marchaba a la propia.

Pero la duda y el miedo se infiltran en su cuerpo, inician por sus pies, enfría sus rodillas, pellizca los huesos de su pelvis y finalmente asfixia su corazón.  Traga con pesadez y busca su bicicleta, ira a dar un paseo y la respuesta le visitaría.

La noticia que su mamá, su dulce mamá y el único pariente vivo, este en una fase muy avanzada de un silencioso cáncer no tendría respuesta en un paseo de bicicleta. Tampoco la tendría su novio.

Aun así, pedalea sin ninguna dirección pero si con fuerza, no ira a ningún lado y no quiere estar en ninguna parte. Siente como su pecho comprime su corazón y lentamente la garganta se va cerrando.

Es la primera vez que experimenta un ataque de pánico, pero lo identifica por lo que ha leído, así que baja de la bicicleta lo más rápido que puede. Coloca su cabeza entre sus piernas y cuenta.

Y mientras cuenta hasta el milésimo número, llora. Llora y grita un poco a un  lado de la carretera, le cuestiona a las estrellas el por qué, porque su mamá y porque a él.

Peter solo es un niño de diecisiete años que llora sin consuelo, un joven demasiado delgado y de zapatillas desgastadas. Una pequeña alma que siente a la imparable muerte visitarle, de nuevo.

- ¿Te encuentras bien?.- la pregunta tiene un divertido acento, aunque es una voz ronca.- ¿Necesitas que llame a alguien?

Así le conoció, un rubio de increíbles ojos azules y demasiada amabilidad. Le tiende la mano, le consuela y le pregunta qué necesita. Peter se siente terriblemente pequeño y avergonzado, la sola presencia del hombre grita respeto.

- Estoy bien, gracias.- musita como respuesta.

- ¿Mala noche?.- insiste. El auto está estacionado unos pasos adelantes, las luces siguen encendidas y parece haber alguien esperando.

- Mala vida.- contesta. Las cejas del hombre se juntan y sus azules ojos demuestran comprensión.

Parece querer agregar más, pero solo le ve desde su altura y Peter se siente como un cachorrito, abandonado y lloroso a un lado de la carretera.

Una historia sin final. [STARKER]Where stories live. Discover now