Bebé llorón. I

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Peter pensó que iba a morir de una crisis nerviosa los primeros días sin su esposo en el apartamento. Cada vez que el elevador llegaba a su piso, mordía sus labios y sus puños se preparan.

Estaba casi seguro que Tony se infiltraría e iría a molestarle. Pero no pasó, incluso dejó de visitarle en el MIT. Y no sabe qué es peor, si la ausencia o tenerlo siempre presente.

Llegó el día viernes y no había rastro del ingeniero, seguía sin confiarse del mismo, así que siempre estaba pendiente del din producido por el ascensor.

- Te he comprado tus galletas favoritas.- hay una tierna sonrisa en la pantalla.- Aunque claro, debes ganártelas.

- Llevo cinco días sin ti. Las tengo más que merecidas.- le contesta y recibe de premio una segunda sonrisa.- Te extraño muchísimo.

- Y yo te extraño a ti.- contesta su esposo.- ¿Conseguiste lo que querías?

Entonces Peter le cuenta que sí, que hay un apartamento perfecto para ellos, está a siete calles de ahí, es de dos niveles, tiene jardín, terraza y un balcón. Es perfecto, esta en el piso treinta y dos de un moderno edificio.

- Muy bien, que envíen los documentos para hacer la compra, bebé.- Peter sonríe con todos sus dientes, su perfecto esposo ha cedido a otro de sus caprichos.- Sí entiendes que con esa compra, básicamente nos mudamos a New York, ¿cierto?

- Al menos la mitad del año.- sentencia. Pero su voz no tiene fuerza en ese matrimonio, vendió su opinión cuando Rogers puso un anillo en su dedo.- No podemos dejar toda nuestra vida en Londres, Steve.

- Me estoy haciendo cargo de eso.- y el semblante del rubio es bastante serio.- Por eso nos estamos tardando más de lo planeado.

- Ya...- muerde su labio por un momento, Steve le ve y suspira.- ¿Puedo tener un perro?

- Lo que quieras, amor.- contesta.- Debo dormir, mañana tenemos una intensa junta directiva.

- Entiendo, que tengas feliz noche.- y si fueran un matrimonio común y corriente, se dirían "te amo" pero como no lo son.- Hasta mañana.

- Que descanses, cariño.- y la video llamada finaliza.

Mientras su celular reposa en su pecho Peter se cuestiona como es que nunca pudieron hacer todo eso más profundo, le quiere, sí. Y daría la vida por él, sin dudarlo.

Pero Steve nunca despertó en él todo lo que otra persona hizo, nunca sintió ese deseo ardiendo por sus venas, las ganas de besarlo hasta morir de amor nunca se presentaron. Era algo más fraternal y un poco extraño, porque era como el hermano que nunca tuvo pero que a la vez tenían sexo.

Evitaba pensar y profundizar en ese tema, porque se volvía algo turbio. Prefería ver a Steve como un guardián que le proporciona todo lo que necesita de manera material y sexual, porque hay que decir que el sexo con Rogers era cosa de otro planeta.

Sus fuertes manos, sus largos dedos, sus barba raspando sobre su vientre, los asfixiantes besos, esa caliente lengua lamiendo su cuello y detrás de su oreja, oh buen señor, esa magia de Steve cuando gime ronco, seductor y Peter no puede más que convertirse en gemidos desesperados.

- ¿Peter?.- abre los ojos abruptamente, se había sumergido en los recuerdos del perfecto amante que era Steve.- ¿Estás bien?

- Lo estaba.- le contesta al otro amante de su esposo.- ¿Qué haces aquí?

- Quería asegurarme que estuvieras vivo.- James inspecciona el solitario apartamento.

- Y verificar que Tony no estuviera aquí.- se levanta, su mente se ha calentado por el recuerdo de ciertos besos y sugiere una cerveza, para calmar sus nervios.- Como lograste comprobar, no está. Te puedes ir.

Una historia sin final. [STARKER]Where stories live. Discover now