Fuimos un cuento que leeré mil veces. I

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"...But no flame burns forever, oh no
You and I both know this all too well..."

Mary y Peter Parker vivían a las afueras de Long Island, New York. Era un vecindario bastante sencillo, pero tenía su gracia. En navidad se llenaba de luces y los vecinos salían a abrazarse entre si.

A Peter le gustaba vivir ahí, sobre todo por su lugar secreto, donde podía ir a estudiar, a jugar un rato, donde podía pedirles a las estrellas que le dijieran a su padre lo mucho que lo extrañaba.

Era una pequeña laguna dentro del bosque, se formaba por una desviación natural del mar, era de agua cristalina y muy fría. Pero para Peter era mágica, por las luces que iluminan el agua y deja rastros por la arena.

- Es bioluminisciencia.- fue la primer oración que el chico misterioso de ojos bonitos le dirigió.- ¿Qué pasa, niño? ¿Te has perdido?

Es la primer persona que ve en ese lugar después de años de visitarlo, había sido su lugar ultra secreto por mucho tiempo y ahora había un intruso. Un intruso muy bonito, hay que aclarar.

- No. Vivo cerca de aquí.- esconde sus pies desnudos, uno sobre el otro.- Soy Peter, ¿y tú?

- Mucho gusto, Peter Pan.- el chico lo
dice sonriendo.- ¿No me reconoces?

- ¿Debería?.- si lo hiciera, esta seguro que no lo olvidaría.- ¿Eres algún famoso?

- Eh, no.- y con naturalidad, el chico se sienta a su lado.- Soy Edward.

- Mucho gusto Edward.- quien diría que ese nombre le marcaría.

Así se conocieron, Edward se convierte en su primer y único amigo, es un genio innato y bastante travieso, le incita a nadar en las luminosas aguas y buscar orugas en el bosque.

Peter no sabe como actuar, nunca antes ha tenido amigos, así que le sigue en todo lo que Edward pida y realmente lo disfruta. También aprende, el joven es dos años mayor que él y esta lleno de anécdotas increíbles.

- ¿Vives cerca?.- Peter pregunta la quinta vez que se ven, es pura curiosidad.

- Si, algo así.- no dice más. Peter no investiga más, podría molestarle.

Las tardes de Peter comienzan a llenarse de diversión y su vida de color. Sigue siendo el niño solitario de la escuela, pero es el secuaz de un inteligente chico de dieciséis años.

Se veían diario, todas las santas tardes de lunes a viernes, desde las cuatro de la tarde hasta las ocho de la noche, jugaban, nadaban y reían hasta que el dolor de estómago era apenas tolerable.

Una historia sin final. [STARKER]Where stories live. Discover now