° ❀ • CAPÍTULO 21 • ❀ °

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La ceremonia de boda se llevó a cabo una semana después de que Marinette aceptara la proposición de Adrien. Este período de tiempo permitió que los anuncios sobre quién sería la novia del príncipe se distribuyeran por todo el reino, así como también que cualquiera que quisiera ver el evento pudiera viajar para presenciarlo.

Durante ese tiempo, Adrien había traído a los padres de Marinette al castillo, asegurándose de que estuvieran allí para ser testigos del matrimonio de su hija. Explicarles todo lo que había acontecido les llevó medio día, y Marinette aún podía decir que sus padres pensaban que estaban soñando.

Francamente, Marinette también sentía que estaba soñando. ¿De verdad se acababa de casar con Adrien? ¿Realmente había caminado hacia el altar para reunirse allí con su amor de la infancia? Y más aún, ¿ella acababa de decirle "Sí, acepto" al príncipe del reino?

Todo era demasiado para asimilar.

Se miró fijamente en el espejo delante suyo. No era posible que esa mujer que veía fuera ella. No había manera de que pudiera estar contemplando su propio reflejo. Parecía una pintura en un cuadro.

El vestido de novia en sí era, ni más ni menos, una obra de arte sobrenatural. Al otro día de haber sido aceptada como la futura esposa de Adrien, había sido asediada por una cuadrilla de damas que le habían tomado sus medidas y arrojado tanta tela encima que podría haberse ahogado en ella. Les tomó un día diseñarlo, y luego el resto de la semana para darle vida. Y al final, lucía como si debiera ser usado por una estatua de mármol.

Y se sentía tan pesado como una, también.

Marinette no pudo resistirse a pasar sus manos sobre el vestido por enésima vez ese día. Nunca antes había sentido una tela tan fina. Y el encaje -oh, el encaje- había tanto de él, y tuvo que haber tomado bastante tiempo confeccionarlo. Decoraba las mangas y el corsé, cubriéndola desde sus caderas hasta el suelo.

Luego, estaban las joyas. En primer lugar, el diamante rojo sangre de la familia Noire asentado en su mano derecha. A diferencia del resto de las joyas que la adornaban, había tenido tiempo de adaptarse al peso del anillo, tanto metafórico como físico. Lady Noire. Le otorgaron el título de Lady de la finca Noire. ¿Cómo fue que, a ella, una sirvienta que no había hecho otra cosa más que enamorarse, se le haya concedido un título nobiliario?

Aún no lo asimilaba del todo. Se sentía como un sueño. Uno del que, francamente, no quería despertar.

De su cuello, pendía un pesado collar de plata y diamantes que el propio rey Gabriel le había obsequiado. Un collar que, según dijo, había usado la reina anterior el día de su propia boda.

Con honestidad, probablemente era el objeto de mayor peso que llevaba puesto en ese momento. El rey Gabriel apenas la había aprobado. El día que Adrien regresó con ella al castillo a toda prisa, prácticamente irrumpiendo a las corridas en la sala de presentaciones para presentarla como su novia, Marinette nunca se había sentido tan pequeña. Después de todo, el rey y toda su élite se habían sentado en fila para evaluarla.

Se había sentido como una oveja enviada al matadero, cuyo deceso era inevitable.

El rey se había esforzado tanto en intimidarla, amenazando con que el camino para convertirse en una princesa sería difícil. Que habría mucho entrenamiento que tendría que soportar. Años de eso.

Pero ella no se había echado atrás. No cuando Adrien estaba a su lado, sosteniendo su mano con fuerza y vertiendo su valentía y seguridad en ella. Le dio el coraje suficiente para mirar al rey a los ojos e insistir en que podía lograr cualquier cosa que se le exigiera.

Aunque había estado muerta de miedo por su audacia al hacer algo semejante, esa había sido su salvación. El rey Gabriel dijo que, si ella hubiera vacilado, no la habría aceptado como la esposa de su hijo.

• A Bride for The Prince (Español) • Miraculous AUWhere stories live. Discover now