° ❀ • CAPÍTULO 5 • ❀ °

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Nada en la vida te prepara para la repentina reaparición de un amigo de la infancia. En especial, uno al cual Marinette creyó que nunca más volvería a ver.

—Me reconociste, entonces, ¿eh? —dijo Adrien, dirigiéndole lentamente una tímida sonrisa.

—S-sí —farfulló. No importaba que hubiera crecido varios centímetros, que sus hombros se hubieran ensanchado y que su mandíbula se hubiera esculpido de tal forma que le daba un toque afilado a su rostro, ella todavía podía reconocerlo.

Con un resoplido, Adrien apartó la mirada, frotándose la parte posterior de su cuello.

—Espera —dijo ella de pronto. Los engranajes en su cabeza lentamente comenzaban a girar—. Tú... lo sabías, ¿no?

Adrien cambió su sonrisa tímida por una diabólica. En cuestión de segundos, Marinette olvidó por completo su sorpresa inicial.

—¡No puedo creerlo! —exclamó, golpeando su pecho con el dorso de su mano, justo como solía hacerlo—. ¿Lo supiste todo este tiempo? ¿Es por eso que me diste un trato especial?

—Bueno, no —dijo él, sus ojos brillaban peligrosamente—. Te vi tan torpe como siempre y te chocaste conmigo...

—¡No te puedo creer! —gritó, golpeándolo nuevamente. Sonriendo entre dientes, Adrien esta vez dio un paso atrás para esquivarla. No es como si ella se lo permitiera—. Eres un, un, un... un sinvergüenza.

La risa de Adrien iba aumentando de intensidad mientras continuaba alejándose de Marinette. Ella lo golpeó una vez más, por si acaso.

—¡Ey! —dijo el rubio entre risas, agarrando su mano para detener su siguiente golpe— ¿Es esa la forma de tratar a tu viejo amigo de la infancia?

—Sí, considerando que eres tú. —Ante su comentario, Adrien soltó una carcajada.

—Eres tan feroz como recuerdo. Excepto que tus golpes duelen un poco más ahora.

Ella suspiró, deteniendo su avance. Paralelamente, el regocijo de Adrien se fue apaciguando de forma gradual, dejándolos a ambos mirándose el uno al otro.

—Con total seriedad —dijo él en voz baja—.  Me da gusto verte de nuevo, Marinette.

—También me da gusto volver a verte, Adrien —suspiró, incapaz de borrar la sonrisa de su rostro mientras miraba al hombre que una vez había conocido.

—Honestamente, pensé que nunca te volvería a ver —aseguró él, ampliando aún más su propia sonrisa—. Y, definitivamente, menos aún disfrazada como una lady.

—Tengo mis razones —dijo Marinette, sonrojándose.

—Lo sé. No dudaría de eso.

Ambos oyeron las campanadas de la torre del reloj marcando la hora, provenientes de algún lugar en la distancia.

—Gracias por creer en mí.

—No eres el tipo de mujer que estaría aquí sin una buena razón. Siempre tenías buenas razones para casi todo lo que hacías.

—¿Y cómo sabes que no cambié? —preguntó, con sus mejillas calentándose aún más ante su apreciación.

—Dudaría seriamente que pasaras de ser honesta a una completa mentirosa. Tú sólo... simplemente no eres ese clase de persona.

Ella no sabía cómo manejar los cumplidos que él estaba derramando sobre ella, por lo que echó un vistazo hacia donde deberían estar Alya y Nino, solo para descubrir que se habían ido.

• A Bride for The Prince (Español) • Miraculous AUWhere stories live. Discover now