° ❀ • CAPÍTULO 12 • ❀ °

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Su instinto se lo decía. Adrien siempre había sido bueno en captar la verdadera naturaleza de las personas y, aunque realmente no podía decir qué, definitivamente había algo mal con ese tal Luka. Hubo una historia entre él y Marinette. ¡Él le rompió el corazón!

Mmm... no.

Marinette mencionó que fue ella la que rechazó su proposición...

Pero tenía que haber una razón para que lo hiciera, ¿verdad? Ella había dicho que lo amaba, entonces ¿por qué lo rechazaría? ¿Quizás este Luka tenía un lado oscuro? ¿Esqueletos ocultos en su pecho?

Pero entonces...

¿Por qué ella se veía tan nerviosa después de regresar? ¿Por qué corrió detrás de él para empezar? ¿Se sentía atraída por los hombres con un lado más oscuro? ¿Era esa la razón por la que Théo estaba acechándola? ¿Ese canalla de alguna manera lo percibió y por ese motivo se sintió seducido por ella?

Adrien se dio vuelta en su cama.

No. Eso no podía ser. Marinette era sincera y amable. Era luz y calidez. Ella representaba todo lo bueno que existía, y atraía a la misma clase de personas.

Entonces, ¿por qué?

¿Por qué corrió detrás de Luka, y por qué demonios eso le molestó tanto a Adrien?

Un momento...

¿No había dicho Marinette algo sobre que Luka se la pasaba más de gira que en casa? ¿Corrió ella tras él para preguntarle si eso había cambiado? ¿Ella todavía... quería saber si todavía tenía una oportunidad? ¿Si estaría dispuesto a quedarse con ella ahora?

¿Qué respondió él?

¿Por qué estaba intranquila?

Quitándose las sábanas de encima, Adrien se sentó, su respiración era rápida e irregular. Su corazón estaba acelerado, gotas de sudor coronaban su frente.

Hacía calor en la habitación.

Estaba infernalmente calurosa.

Por eso no había podido dormir.

Caminó hacia la ventana y la abrió. El sol se asomaba por el horizonte. Adrien fue arrasado por la brisa de la mañana, y respiró hondo.

Tan refrescante.

Se tomó unos minutos para calmarse y volvió a su cama, suplicando a todas las deidades conocidas por al menos una hora de sueño. Él fue escuchado. Parcialmente.

Su mañana no había ido mejor. El sol estaba demasiado brillante. El comedor, demasiado vacío. Sus comidas, usualmente deliciosas, sabían horrendas ese día. Su padre también estaba insoportable. Pregunta, tras pregunta, tras pregunta. Por lo general, Gabriel era el que guardaba silencio. ¿Por qué no podía dejar de molestar a Adrien esa mañana? ¿No había visto que no estaba de buen humor?

—Veo que no tienes apetito —su padre finalmente se había dado cuenta—. ¿A qué se debe ese gesto huraño?

—Nada. Solo estoy cansado de toda esta basura.

Gabriel levantó una ceja.

—¿Qué te tiene tan sacado de quicio a primera hora de la mañana?

—Falta de sueño —dijo Adrien, levantándose—. Ahora, si me disculpa, Padre, será mejor que me vaya. Hoy tengo el último montón de entrevistas.

—Sé amable con ellas —su padre tuvo que sermonear.

Adrien refunfuñó, pero no respondió, retirándose de la estancia. Su mente se focalizó en la solución perfecta que acababa de encontrar: le preguntaría a ella. ¿Por qué Adrien debía torturarse a sí mismo, cuando simplemente podía preguntarle a Marinette qué sucedió entre ella y Luka el día anterior? Su corazón se estrujó ante el pensamiento, pero esa podría ser la oportunidad de ser feliz de Marinette. Si ella todavía amaba a Luka, y si Luka aún la amaba a ella... entonces, tal vez ellos aún podían...

• A Bride for The Prince (Español) • Miraculous AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora