19-Como una flor

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Como una Flor

Unos días después

Constantine se encontraba nervioso. Por primera vez en su vida se encontraba más nervioso de lo normal, aunque no sabría explicar porqué. Ahora estaba sentado con Enid al lado en Green Park. Sabía que se estaba tomando ciertas libertades que no estaban permitidas para un cortejo, pero que más daba, si la familia de la joven lo apoyaba, aunque él también tenía que admitir que se estaba aprovechando un poco de su nivel en la sociedad.

Llevaba consigo más guardias de lo habitual. Constantine no era tan descuidado como para exponer a Enid y que se viera envuelta en cualquier situación fuera de cuestión por su culpa. Además, tenía ciertas sospechas de que querían perjudicarlo, y era mejor prevenir antes que lamentar.

Estaba deleitado con la mirada que daba Enid a su alrededor, estaba encantadora y hermosa bajo la luz de la mañana, parecía más joven e inocente así a la luz. Al aire libre.

Se acordó de que después de presentarse con ella en sociedad por primera vez, habían salido hasta en el periódico local. Hecho que fue bastante impactante para su familia, porque lo habían atacado después con una sarta de preguntas, las cuales decidió ignorar. Preguntas de todo tipo, hasta le habían preguntado que si no era con la princesa Alice que estaba planeando casarse. A lo que había respondido, con un "nunca tuve ni he tenido tal intención", dejando a todos casi petrificados; los había ignorado y ya. Se acordaba, con un poco de gracia, que hasta había ignorado a Fiorelle cuando esta había aparecido con ojos brillantes por la excitación ante él, para preguntar por aquella salida y por Enid, obviamente. Hasta su madre llevó su proceso de ignorancia, no era que no quería hablar con ella ni nada de eso, solo quería que le dejaran tranquilo con el recuerdo de Enid intacto, sin dar explicaciones a nadie del porqué la había elegido.

Quedó un momento así, como estaba, contemplándola. Era hermosa a asfixiar, aunque fuese solo a él que le causara eso, pero al parecer la joven—por lo que había ocurrido con ese rubio de mal gusto, en el teatro—le parecía encantadora a más personas.

—¿Qué pasa, cariño? Te noto ausente—preguntó mirándola fijamente. Captando la atención de la joven que lo miró con aquellos ojos preciosos como el verde esmeralda un poco llenos de lágrimas.

Enid no sabía por qué, pero estando allí, en ese ambiente tan natural, compartiendo con el príncipe, aquel paisaje tan bonito que sus ojos apreciaban la hicieron sentirse mal por lo que estaba viviendo, por su vida, por su estancia y de como se sentía siempre cerca del conde. De cómo su corazón y su alma se cerraban cada vez que éste la besaba a la fuerza. Todo era tan hermoso allí y más con el príncipe a su lado, con él todo resplandecía y era como si un suspiro de aliento le surcara el alma.

—Dime qué ocurre cariño—La alentó con cuidado, al ver que casi lloraba. No sabía por qué estaba así y se sintió nervioso e incómodo. No sabía qué hacer—. Por favor si es algo muy importante dame la oportunidad de arreglarlo o de hacer algo—No podía simplemente dejar de insistir viendo su pronto nerviosismo.

Él ya tenía esa oportunidad desde aquella vez que pisó Delaville Hall. Sólo que a Enid se le trababan las palabras.

—No estoy segura de si... —contestó la joven con los ojos llenos de lágrimas, no sabía lo que hacía, solo sentía que tenía que hablar, pero las palabras se negaban a salirle. Tenía la voz ahogada de repente por la emoción y las lágrimas.

—Tranquila amor, respira—la volvió a animar. Se acercó a ella y la acomodó en su regazo en un movimiento rápido. Quería de pronto abrazarla, quería que sintiera que estaba ahí para ella, como siempre. La abrazó y empezó a acariciarle la espalda. Importándole muy poco el hecho de que estaban en público. Solo quería consolarla, de aquello que le estaba haciendo daño.

Entre dos Nobles Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ