34-Dulzura

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Voten y comenten, me dan mucho apoyo con eso 🥺🫶🏼💕 un beso a todos y espero disfruten de éste hermoso capítulo.

Unos tres días pasaron y con ello se notaba aun la preocupación del palacio por el incidente. También para los Baltimore fueron días cargados de ansiedad y más para la joven Enid a quien el paso de las horas le resultaban agobiantes por no tener noticias de su prometido, de quien se rumoreaba, se encontraba encerrado en sus aposentos actuales debido a lo ocurrido a su paje Cyril. 

A ella le daba una corazonada de que quizás el príncipe se culpara por todo lo sucedido ya que se sabía, después de un par de rigurosas investigaciones con el personal de palacio, de que el ataque estaba destinado para él y que su paje en un intento heróico por cuidarle la vida había sido lastimado en su lugar. Y, por consiguiente la joven pensaba en que ese era el motivo por el cual su hombre no se presentaba ante nadie y sintió que tenía que hacer algo.

Tenía que verlo y comprobar como se encontraba. Se asustaba tan solo de imaginarse cómo estaría su estado... Temía por el grado de su confinamiento voluntario. 

Decidida como nunca antes lo había estado, aprovechó que las demás estaban ensimismadas en una conversación mientras tomaban el té y emprendió camino desde su recámara hacia la puerta. 

Cruzó en silencio el saloncito y con todos los vellos de punta tomó el pomo de la puerta implorando internamente el no haber sido vista. Miró como pudo por encima de su hombro derecho y lo que pudo escuchar fueron unas risitas imprudentes que debían de ser de su tía, sin duda alguna. Cerró la puerta con el más tiento posible para no hacer ruido.

Cuando se encontró fuera lo primero que se le ocurrió fue acercarse a cualquiera del personal que por ahí se desplazaba. Cuando lo logró preguntó dónde quedaba la alcoba ocupada por Constantine, cuidando referirse a él debidamente y tratando de que los nervios no se le notaran. Esos que en esos momentos la tenían toda temerosa y ansiosa trató de apaciguarse tocándose el anillo de compromiso.

Después de que se presentó a la señora un tanto mayor cómo la prometida del príncipe notó la mirada evaluativa que la mujer le dedicó, para luego tomarse más tiempo del debido en observar su anillo, por lo que tuvo que soltarse el dedo para evitar más su observación. Escondió su mano entre los pliegues de su falda.

En ese momento la señora carraspeó y después de hacerle una sonrisa de oreja a oreja la guió por unos pasillos hacia dónde se encontraba su hombre.

Mientras caminaban pensaba en como él se sentiría. Por la experiencia tan íntima que habían compartido entendió que Constantine era de sentimientos fuertes, profundos.

Se detuvo con la respiración trabajosa y la vista un tanto dificultada, cuando la mujer del servicio se detuvo en una puerta doble custodiada por dos guardias reales, luego la joven escuchó como la mujer murmuraba que era la prometida del príncipe y vió cómo ambos hombres se movían con la confusión y la duda marcados en sus rostros. No estaban seguros de cómo proceder.

—Mi nombre es Enid Angliana Pemberton, la prometida de su alteza el príncipe Constantine Russell, por favor les ruego que me dejen pasar tan sólo para ver cómo está y hablar con él unos minutos.

A pesar de que dijo todo eso. Su voz se percibió temblorosa y resquebrajada casi al borde del llanto debido a su actual estado de desesperación.

Los guardias vestidos de rojo se observaron y uno de ellos inclinó la cabeza en forma de saludo hacia ella. Un gesto que dio a conocer que la respetaba a la vez que le pedía perdón por su falta de no haberla reconocido. Al parecer al decir su nombre completo habían aclarado las cosas.

Entre dos Nobles Where stories live. Discover now