Capítulo 13: Mi amigo mi enemigo, mi enemigo mi amigo

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-Voy a entrar-

Advertí segundos antes de girar la manilla y entrar. Desde el umbral de la puerta busque al líder de Albanorth en cada rincón de mi habitación pero no había señales de Alai.
Cerré la puerta con cuidado y fue hasta mi cama. Sobre esta se encontraban algunos trapos que reconocí como la capa y la camisa de su traje.

¿Estará en el baño? No lo creo. Ha pasado mucho tiempo desde que subió para tomar su ducha y dudo mucho que Alai sea de los que se toman su tiempo durante el baño.

A menos que no sepa como encender la regadera. Eso no sería extraño.

Deje sus cosas de regreso sobre la cama y caminando cuidadosamente fui hasta la puerta de la ducha, que curiosamente estaba semi abierta, igual que la puerta de la habitación. Supongo que Alai no supo cómo ponerle seguro sin usar cadenas y un gran candado.

Ahogue una risilla y con extremo cuidado me acomode junto a la puerta, notando que las luces del baño estaban encendidas lo que significa que Alai estuvo o está ahí.

Sintiendo la curiosidad apoderarse de mi cuerpo metí la cabeza entre la abertura y busque con la mirada al susodicho.

Efectivamente Alai estaba en la ducha pero no de la forma en que yo pensé. Estaba sentado bajo la regadera ahora apagada, su cabello empapado cubria parte de su rostro y su ropa estaba completamente mojada, dejándome apreciar su piel a través de la camisa de seda.

Santo cielo…

Alai no solo es guapo tambien es sexy, muy sexy.

Aleje mis pensamientos al ver como Alai tomaba su espada del suelo –objeto que por cierto no había visto- y colocaba el filo de esta sobre su brazo derecho.

¿Qué tendrá en…?

Tuvo que morderme la legua y tapar mi boca para evitar soltar un grito de sorpresa por lo que mis ojos estaban viendo. Alai hundió el filo de la espada en la piel e hizo un corte tan profundo y doloroso que provoco un rio de sangre.

No estoy exagerando, de verdad era mucha sangre. Gracias al cielo no le tengo miedo a la sangre o en este momento estaría en el suelo.

Aun no termino de creer lo que estoy viendo.

Alai acaba de cortarse.

Lamentablemente no todo termino ahí pues tuve que presenciar como Alai hacía dos cortes más, uno al lado del otro. Provocando que una gran cantidad de sangre brotara de sus heridas.

No doy crédito a lo que estoy viendo. De verdad que no.

¿A caso Kiefer no es el único con problemas mentales?

-¿Cuánto tiempo estarás ahí?-

Casi me da un infarto al percatarme de que la atención de Alai ya no estaba puesta en sus heridas sino en mí.
He sido descubierta.

Alai se levantó del suelo y con paso firme vino hacia mí. Al ver aquella mirada tan penetrante trague grueso mientras retrocedía.

No sé porque pero ahora Alai tambien me da miedo.

-Lo siento mucho yo no quise….-

-No porque este en tu casa eres libre de hacer lo que quieras-

Aunque hablaba como lo hacía habitualmente pude sentir irritabilidad en sus palabras. No necesita gritar para entender que no está muy contento con lo que hice.

Seguí dando pasos torpes hacia atrás hasta el punto de tropezar con la alfombra y caer sobre mi trasero. Ahogue un quejido de dolor y con ojos suplicantes mire al que pensé seria mi defensor pero ahora parece que me odia tanto como lo hace Kiefer.

El Libro De YolotOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz