PASADO PARTE III

79 16 46
                                    


Isabel decidió tomarse un tiempo para saber si lo que realmente quería era volver a su vida o quedarse conmigo, para la lógica no había nada que pesar, debía hacer lo que hace dos años deseaba, ir a reunirse con su familia pero para el corazón la decisión era aún más evidente, nunca había amado a alguien de esa forma y yo lo entendía porque sentía exactamente lo mismo, dejaría todo por ella y justo eso fue lo que pasó.

Su madre tomó un mes para decidir que estaba dispuesta a apostarse la vida por mí y finalmente volvió haciéndome el hombre más feliz, reiterándome que ella aunque no la merecía y nunca la había esperado era justo lo que necesitaba, su madre me salvó, me sacó del agujero el día que decidió volver.

Al contrario de lo que quisiera contarles nuestra historia no fue un cuento de hadas desde que ella volvío, al contrario, fue allí cuando inició nuestra lucha para estar juntos. Isabel llegó con determinación, su madre es el tipo de personas que piensa demasiado sus decisiones antes de tomarlas pero una vez lo ha hecho no está dispuesta a titubear, ella se quedaría y asumiría todas las consecuencias de decidirse por mí, sin miedo y con agallas. Comprendió cada sector del negocio y supo que esa era su nueva vida, se involucró tanto como pudo y tanto como yo la dejé, ella estaba enterada de todas mis transacciones, yo no tomaba una decisión sin hablarla con ella, se convirtió en mi mujer, mi amante y mi socia, éramos un equipo. Debido a la inteligencia y habilidad de su madre para los negocios El Círculo se convirtió en una estructura organizada que ganaba cada vez más y más dinero, por supuesto que a mi hermano y a Agatha no les agradó al principio pero con el tiempo no tuvieron más opción que aceptarlo. Isabel llevaba toda la contabilidad y con su administración los baches de dinero que se perdían misteriosamente y que cada mes eran más altos comenzaron a desaparecer, no se movía un centavo sin saber para qué, las cuentas estaban más que claras y eso por supuesto hizo que Agatha tuviera que aceptar dejar de meter sus narices en el trabajo de su madre, ella se encargó de hacerle saber que la quería lejos de sus oficinas y con el respaldo de las mujeres de administrativa prácticamente la exiliaron.

Entre Isabel y yo las cosas estaban cada vez mejores, ella había aceptado que tendría un hijo con Agatha pero me dejó claro que la quería lejos, lo que por su puesto hice de inmediato. Seis meses después llegaría la que sería mi primogénita, una niña hermosa que amé desde el primer momento en que la vi de la misma forma en que los amo a ustedes, mi pequeña hija Camila o Mila como yo le decía fue la luz de mi vida por el corto tiempo que estuvo conmigo.

Los años pasaron y cada vez la situación parecía más normal, la niña vivía con Agatha fuera de la base del Círculo aunque ella seguí trabajando allí, lideraba toda la parte operacional y las transacciones, todos los meses le enviaba dinero y pasaba con Mila todo el tiempo que yo quisiera, Agatha aprovechaba la situación para acercarse a mí sabrá Dios con qué intenciones pero yo siempre la mantuve al margen, por su lado era una madre bastante estricta, no dejaba que su hermana tuviera amigos, ni que estudiara en un colegio, ensuciarse o despeinarse era casi un sacrilegio y siempre debía pararse y hablar de manera adecuada, su educación en casa hizo que la viera un poco menos aunque tiempo después por su trabajo en El Círculo Agatha comenzó a viajar mucho permitiéndome quedarme con ella todo el tiempo que estaba fuera aunque lo odiara pues le repugnaba que Mila compartiera con Isabel.

La relación entre ellas dos era esplendida, mientras veía a Agatha como la madre estricta Isabel era la madre juguetona y cariñosa, amábamos tenerla con nosotros todo el tiempo que fuera posible, era muy pequeña para preguntarse cosas, inocente para el mundo en el que nació, sin embargo, no siempre sería así. Cierto día cuando Mila tenía 3 años Agatha llegó de uno de sus viajes y convocó una reunión de los altos mando del Círculo, mi hermano, Isabel y yo nos encerramos en mi oficina a discutir un nuevo negocio.

Bala PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora