EL CIRCO PARTE I

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El cuarto ángel se fue muy pronto...siempre recuerdo la forma en que querías hacer reír a todos...para Felipe.

Lux (en la actualidad)

Viajábamos en tren, el loco de Dallas, el pequeño Mateo y yo habíamos dejado el país y el invierno propio de las montañas era nuestro nuevo paisaje, tan lejos de todos, tan cerca de la nada, por un momento podía imaginar que lo peor ya había pasado, que todo estaba bien, pero luego recordaba a León moribundo en el hospital improvisado de Hudson y a mi hermano suplicándome que protegiera al niño con mi vida, entonces regresaba a la realidad, no podemos empezar de nuevo, no estamos juntos y aun tenemos que escondernos como ratas.

—No puede ser, que malo eres en este juego chiquillo—Dalas reía molestando a Mateo, pues había ganado por tercera o tal vez cuarta vez consecutiva una partida de póker, juego que el niño estaba aprendiendo.

—Es que no es justo, siempre haces trampa—se quejó el niño y yo reí ante la situación.

—Chiquillo, no es trampa, este juego se trata de pretender y tú eres muy fácil de leer, eso es todo—respondió Dallas.

—No trates de enseñarle malos hábitos al niño—intervine.

—No son malos hábitos, son estrategias de supervivencia—me respondió mientras barajaba nuevamente las cartas y luego se dirigió al pequeño—en el mundo en el que naciste, aprender a ser indescifrable puede ser la diferencia entre sobrevivir o no—su rostro cambió de inmediato de su habitual sonrisa a expresión una seria y perdida en el tiempo—no lo olvides nunca—continuó mientas le despeinaba el cabello con la mano.

—¿Qué quiere decir el tío Dallas? —me preguntó Mateo.

—¡Ay Dios!, si mi hermano te oyera llamarlo así lo golpearía—el niño me miró confundido y yo observé a Dallas con reprobación.

—¿Qué?, es que de repente me he dado cuenta de que tengo un increíble sentido paternal—no pude evitar soltar la carcajada.

—¿Paternal? ¿Pero qué dices Dallas? —no podía de la risa.

—¡Vamos Reina!, ¿Crees que no sería capaz de mantener a un niño con vida?

—No sé ni cómo has logrado mantenerte a ti con vida—reí y Dallas fingió que mi comentario le había herido para luego pasar a seguir jugando con el niño, escena que yo disfrutaba hasta cuando el celular sonó.

El celular...aquel dispositivo cuyo número tenía una sola persona y que únicamente usaríamos para comunicarnos cuando todos estuviésemos fuera del país, me emocioné creyendo que mi hermano tendría buenas noticias, pero traté de ocultar mi euforia para no ilusionar al niño quien todo el tiempo preguntaba por sus padres, no quería darle falsas esperanzas hasta asegurarme que todos estaban ya fuera de peligro. Me levanté del asiento y dejé a Dallas con el pequeño, entonces contesté en el pasillo.

No voy a intentar describir la intensidad de mi miedo al escuchar la voz que estaba al otro lado del teléfono, era como mi peor pesadilla haciéndose realidad, del otro lado de la llamada, estaba la única persona con la que no quería hablar en el mundo.

—Hola querida hermanita, que bueno que has podido atender mi llamada, la última vez que estuvimos juntas te fuiste sin despedirte y eso ha roto mi corazón.

—Ca....Ca...Camila—Balbuceé tratando de componerme a la sorpresa.

—¿Qué pasa hermanita?, ¿acaso no te alegra escucharme? —respondió con su característica ironía.

Todo se fue a la mierda y ya no había nada que hacer.

Unas horas antes

(Darren)

Bala PerdidaWhere stories live. Discover now