FINGIR

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Lux

El pecado de mi familia siempre ha sido la mentira, las malditos secretos destruyeron nuestra confianza incluso antes de que salieran a la luz, vivíamos siempre en un estado de inconsciencia, sabíamos que algo estaba mal, ese sin sabor en la boca que nos indicaba que a pesar de estar cerca vivíamos distanciados el uno del otro era constante y nunca supe lo que era hasta que comencé a hacer preguntas pero para mí pesar ya era tarde.

¿Mi pecado? Sin duda fingir siempre lo ha sido, nunca quise poner en riesgo la estabilidad que me proveían entonces omití esos pequeños detalles, dejé de hacer preguntas y seguí. ¿Dónde está mi hermano? Nunca debí para de preguntar hasta obtener una respuesta de mis padres ¿qué pasó la noche que se fue? ¿Por qué estaban peleando? ¿Por qué no quiso volver? Debí insistir hasta obtener la verdad pero ahora no tengo a quién hacerle estos cuestionamientos.

Mayo de 2011

Conocí a alguien, es realmente especial pero está jodidamente rota, a veces no sé si deba involucrarme con ella, carga con muchos demonios del pasado y sumado a los míos solo tendríamos un maldito desastre, trato de evitarla pero al final siempre termino a su lado, de seguro tu dirías que lo intente, siempre has sido tan idealista, pero en realidad la última vez que creí estar enamorado resultó todo tan mal que no quiero volver a intentarlo.

Julio 2011

Algo le ha pasado a la chica, le hicieron daño y no pude detenerlo, este lugar es un ambiente muy hostil, la encontré en el suelo herida. Se parece a ti, nunca muestra su dolor aunque se esté quemando por dentro. Le prometí que lo arreglaría, que llegaría lo más alto que pueda escalar en este lugar y finalmente la haré libre, lo haré por ella y por ti, no sé lo que siento pero sé que mantenerla a salvo.

Agosto 2011

La chica se fue, sale con uno de mis compañeros, en el fondo sé que lo hace porque busca protección y su rango se la puede dar a diferencia del mío, tal vez sea lo mejor, debo sacarla de mi vida, tengo objetivos que cumplir y no puedo distraerme.

Llevaba esas cartas de mi hermano en el bolso desde esta mañana, me parecen especiales, su contenido es diferente, es como si todas las demás fuesen un rio de desesperación y angustia pero cuando él escribía sobre ella era casi como si volviese a hacer el mismo de antes, he releído las cartas tantas veces ¿quién es el maldito cisne negro? No lo sé y tal vez nunca lo sabré, no tengo un hilo del cual tirar para seguir la pista del remitente de las cartas. ¿Quién era la chica? ¿Dónde estaba él? En la última habla de rangos, como si estuviera en alguna organización que manejara estos títulos ¿acaso era el ejército? ¿Será que Darren fue el ejército? Preguntas, malditas preguntas.

Decidí salir del baño de la academia después de haberme arreglado como pude el maquillaje deshecho por las lágrimas, en el fondo me alegraba haberle contado a Paula y a Lucas toda mi historia porque finalmente él tenía razón, yo necesitaba ayuda. Cerré la puerta y abrí lentamente la oficina para encontrarme a mis amigos perfectamente sentados frente al escritorio sonriéndose el uno al otro de una manera que se veía algo incómoda, tal vez porque acababan de conocerse.

— ¿Qué sucede? —les pregunte de inmediato desconcertada por su actitud.

—Oh nada querida, solo hablábamos de algunas ideas para ayudarte ¿no es cierto Lucas? —Paula giró a verle esperando su respuesta.

—Así es, no quisimos desaprovechar el tiempo y planteamos algunas ideas—Lucas se levantó para que yo pudiera sentarme y recostó su cuerpo contra el escritorio cruzando sus brazos, no podía evitar pensar en lo sexy que se veía en esa posición, no sé por qué ahora tenía ese tipo de pensamientos acerca de él.

Bala PerdidaWhere stories live. Discover now