DECISIÓN II

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León

—Estuve en las milicias revolucionarias Lux—su mirada llena de sorpresa y expectativa se clavaba sobre mí como un puñal. Tenía que contarle la verdad, quería que ella me conociera por quien soy y aunque sabía perfectamente que no podría detallar todo, iba a asegurarme al menos a decirle la mayor cantidad de verdades que fuesen posibles.

— ¿Qué? ¿Lucas, hablas en serio? —me preguntó conmocionada aun de pie frente a la puerta.

—Es una larga historia Lux, mi vida ha sido un poco más difícil de lo que me hubiera gustado—ella me miró y luego vio hacia el suelo, el ambiente se había puesto algo tenso, temía su reacción, esta parte era la más difícil, cuando la fachada del enfermero perfecto se me cayera ¿Lux me seguiría queriendo cerca de ella? Era momento de averiguarlo.

— ¿Podrías contarme esa historia Lucas? —me preguntó con tanta ternura y sinceridad que me estremeció, se hizo a un lado y me invitó a seguir a su apartamento, me quedé inmóvil por unos segundos tratando de averiguar si en realidad esto estaba pasando o lo estaba imaginando hasta que al fin atiné a moverme, entré sigiloso, como si fuera un ladrón que en cualquier momento fuese a ser descubierto infraganti, tenía temor, odio contar mi historia, me hace sentir vulnerable, casi como si volviera a ser ese niño de 12 años que fue vendido por su padre, es como si todo volviera a suceder, como si no pudiera detener el conjunto de eventos desafortunados que han reinado en mi vida.

—Te contaré todo con detalle Lux, ya no quiero ocultarte nada, quiero que me conozcas y luego tu podrás tomar la decisión que quieras, yo ya tomé la mía—ya había pasado demasiado tiempo en indecisiones.

—Si no estás listo para contarme yo lo entenderé Lucas, no quiero presionarte—me senté y tomé su mano.

—Quiero contarte, quiero hacerlo ahora—ella observó con detalle cada centímetro de mi rostro como si tratara de descifrar mis facciones y después de unos segundos se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi regazo, yo lo tomé como una señal para iniciar mi relato.

—Cuando era niño vivía en el campo con mis padres y mi hermanita menor Adaline, ellos sembraban café, tenían una pequeña finca productora en una zona considerada roja por la presencia de grupos armados al margen de la ley, desde muy pequeño supe que convivíamos con personas armadas que de vez en cuando venían pidiendo dinero o comida y se iban, mi madre siempre me decía que cuando los escuchara corriera a esconderme y no saliera hasta que se hubieran ido, y luego cuando mi hermanita nació se me encomendó la misión de esconderla conmigo para protegerla siempre que hubiera peligro—mis ojos comenzaron a arder, la culpa es una hija de perra que espera cualquier mínimo momento para volver a clavar sus puñales y abrir las viejas heridas que han tardado años en cicatrizar, nunca pude proteger a mi pequeña Ada y eso siempre me va a carcomer por dentro. Me tomó un segundo continuar, solo un par de veces había contado esto y solo a personas muy importantes, Lux se dio cuenta de lo difícil que estaba siendo esto para mí, así que se levantó y sirvió un poco de agua acercándomela rápidamente, acepté el vaso y la miré, estaba preocupada por mí, se notaba, me sonrió ligeramente y se sentó a mi lado de nuevo.

—Lo siento, es difícil recordar, sobre todo a ella.

—Lo entiendo, también tengo un hermano, sé lo que es ser la hermanita menor, imagino lo que ella significa para ti.

—Siempre solía decirle, si alguien te lastima voy a pelear, estas segura conmigo pero al final nunca pude protegerla—me quebraba un poco más con cada palabra que le decía, siempre creí que era fuerte hasta que debía volver a enfrentarme a mi pasado, entonces me daba cuenta de cuan vulnerable soy, aunque me haya vuelto duro, insensible, aunque haya superado cosas muy difíciles al final siempre volvía a ser lastimado por las mismas heridas que según yo habían quedado atrás. Lux se levantó de inmediato y me abrazó con una fuerza tal que me sorprendió.

Bala PerdidaWhere stories live. Discover now