PASADO PARTE II

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— ¿Está seguro de que quiere hacer este trato? —el comandante estaba un poco escéptico al escuchar lo que le estaba proponiendo, la carga de armas que había venido a traerle por la libertad de Isabel y sus amigos.

—Lo estoy—dije convencido.

— ¿Puedo preguntar por qué?

—No—respondí cortante, no estaba dispuesto a explicarme con nadie.

Me llevé a Isabel esa misma mañana, cuando fui por ella hasta el alambrado de púas que era su celda estaba sentada en la misma esquina donde la había dejado la noche anterior, al parecer la cadena de su tobillo le impedía moverse demasiado, al verme trató de acercarse mirándome desconcertada.

— ¿Qué sucede? —me dijo casi susurrando mientras veía como uno de sus carceleros le abría los grilletes y la liberaba.

— ¿Qué pasa? Déjenla en paz, no se la lleven, ¿qué le van a hacer? —comenzaron a gritar sus compañeros, ella me miró esperanzada.

—Nos vamos—le dije, la tomé de su escuálido y flacucho brazo, ella solo le decía a sus compañeros que todo iba a estar bien, que pronto todos estarían de nuevo en casa, todos salvo ella olvidó decirles, un momento después cuando habíamos dado un par de pasos más se detuvo en seco y cayó en mis brazos.

—Prométame que estarán libres y le juro que iré siempre a donde usted quiera—su rostro era sincero y desesperado, era tan pura, a ella no le importaba su destino siempre que sus amigos estuvieran bien, yo la veía y simplemente no podía explicar lo que ella causaba en mí.

—Mañana veremos en las noticias como vuelven a su país, se lo prometo, ahora usted me pertenece—su mirada era una mezcla entre alivio y terror ante lo desconocido.

La saqué del país con documentos falsos, no tuvimos ningún problema para volver a Estados Unidos, ella estaba un poco sorprendida de que su nuevo destino estuviera tan lejos pero hizo todo lo que le dije y aprendió todos los datos de su nueva identidad, volvió a su tan acostumbrado silencio, lograr que hablara era casi un milagro pero aun así su presencia me daba paz. Al llegar fuimos directamente a la base del Círculo, era momento de que ella viera en donde se había metido y aunque estaba un poco temeroso no dudaba ni un segundo de la decisión que había tomado, aún si mi hermano no estaba de acuerdo, nunca he sido alguien que consulta decisiones.

Llegamos un martes, día de descargue de mercancía en la bodega, la base del Círculo estaba llena de camiones que entraban y salían, algunos hombres corrían a descargar y otros se encargaban del inventario, todo ellos nos veían con curiosidad. Mi hermano fue el primero en salir a recibirme.

—Mírate, ¿qué mierda te ha pasado?, estaba a punto de enviar por ti a ese maldito hueco—dijo mi hermano viendo mi vendaje en la pierna, se acercó a darme un abrazo.

—Estoy bien, ha sido un infierno tendrás que ir tu a la próxima, yo por allá no vuelvo en un buen rato— Isabel se escondía tras de mi durante toda la conversación con mi hermano, él no la habría notado de no ser porque Agatha llegó inesperadamente.

—Entonces es verdad, se rumoraba que habías vuelto—Agatha se lanzó a mis brazos y me robó un beso enfrente de mi hermano e Isabel. La relación que tenía con ella ni siquiera creo que pueda definirse como tal, la había conocido en un burdel años atrás y fue mi amante durante mucho tiempo, después de ganar mi confianza me pidió trabajo para salir de ese mundo y yo le tendí la mano haciéndola mi asistente, trabajaba duro, era inteligente y aprendió muy rápido el negocio por lo que se convirtió en mi mano derecha, prácticamente sabía todo lo necesario, podía manejar El Círculo con su dedo meñique y su lealtad era incuestionable, siempre estaba muy cerca de mí y algunas veces pasábamos algunas noches juntos pero le había dejado muy claro que no significaba nada y aunque algunos la trataban como si fuese mi mujer todos sabía que yo no era hombre de estar comprometido, el amor para mí solo era un mito, material para vender novelas, libros y películas, solo existía en la ciencia ficción, eso hasta que Isabel me demostró lo contrario.

Bala PerdidaWhere stories live. Discover now