DULCE VENGANZA PARTE II

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Darren

(Hace 10 años)

—Si algo me pasa deben prometerme que buscarán a Lux y no descansarán hasta enviarla lo más lejos posible.

Mis amigos y yo estábamos detallando la última parte de nuestro plan, todo era muy arriesgado, desde la primera parte hasta el final podrían cambiar dependiendo de las reacciones de los implicados, si uno solo de ellos no actuaba como lo preveíamos todo se podría complicar.

—Nada va a pasarte, todo va a salir bien.

—Chicos...yo no quiero irme sin decirles lo mucho que les agradezco todo, sin ustedes Camila hubiese logrado su cometido, si por alguna razón no me los hubiese cruzado en clase de introducción ella hubiera hecho conmigo lo que se le antojaba y yo no puedo dejar de sentirme culpable por todo lo que les dije, todas las veces que dudé de ustedes, porque miro a mi alrededor y me doy cuenta de que no tengo a nadie más que a los dos, son mis amigos, mis hermanos y familia y nunca me voy a cansar de pedirles perdón especialmente a ti Garza, hiciste tanto por mí, arriesgaste tu vida por un tipo que te llamaba traidor.

— ¿Me está tuteando? —rio Garza de inmediato ignorando todo mi sentimental discurso para fijarse en ese pequeño detalle.

— ¿Eres mi bro? ¿No es así? —quería que fuera así pero podía entender que él no lo esperara igual.

—Estuve tan molesto, quería patearle la cara, pero somos hermanos, voy a estar ahí aunque sea un idiota.

—Lealtad e incondicionalidad—dijo Paula, mostrándonos sus antebrazos donde hacía unos minutos nos habíamos tatuado los tres, "Loyalty" en la derecha e "unconditionality" en la izquierda. Hicimos un pacto ese día, el destino de uno sería el destino de los tres, nunca más en la vida dudaríamos el uno del otro y fuese cual fuese la situación siempre nos respaldaríamos entre nosotros.

—Todo va a salir bien—dijo Paula. Quisiera en estos momentos volver con ellos de nuevo, abrazarlos por última vez porque dudaba mucho que saliera de esta bodega.

Un baldado con agua helada me devolvió a la realidad, estaba atado a una silla y aunque veía muy borroso podía distinguir la figura de Camila frente a mí, el dolor se despertó tan pronto como abrí los ojos, me sentía devastado y la marca en mi piel seguía ardiendo como si un tuviera el hierro caliente todavía.

—No es momento para que te duermas hermanito, tengo preguntas y necesito respuestas—ella pasaba su asquerosa mano por mi cabello justo como lo hacía siempre, pensar que el gesto que antes me gustaba tanto ahora solo me producía asco me erizaba la piel.

— ¿Por qué haces esto Camila? ¿Por qué jugaste conmigo todo el tiempo? —me costaba mucho mantener la lucidez y la bombilla que colgaba balanceándose de un cable encima de mi cabeza lograba marearme, pero tenía que recuperarme rápido, debía hacer más tiempo, hasta que ellos llegaran, estaba seguro de que lo harían.

—Las preguntas las hago yo—respondió Camila dándome de beber agua de un vaso poniéndolo en mi boca, bebí con urgencia pues mis labios y mi boca se sentían como arena— ¿cómo me descubriste?

—No lo hice yo y lo sabes, no me alejaste lo suficiente de ellos—dije escupiendo un sorbo de agua pues me supo a sangre, Camila se retiró un momento, tomó una servilleta y limpió mi rostro con suma delicadeza.

—La maldita hija de puta de Rodríguez y su perro faldero, claro que fue esa idiota, ya tendré tiempo para ajustar cuentas con ella, de no haber sido por ese par todo habría salido perfecto—su cercanía era casi una ofensa, se inclinó hacia mi para limpiar cada gota de sudor y sangre con la servilleta.

Bala PerdidaWhere stories live. Discover now