ocho: fiesta

3.1K 548 1K
                                    

Samuel no dejaba de mirarlo de vez en cuando, buscando algo en él que le dijese que no estaba comiendo bien, había dedicado un rápido vistazo a la palma de su mano, no la había notado amarillenta, estaba tranquilo.

Pero había extrañado tanto verlo, y odiaba tener que admitirlo, pero había extrañado tanto poder admirarlo como cuando era un adolescente, recordaba como lo admiraba mientras Rubén resolvía ejercicios de matemáticas, o mientras jugaba baloncesto, Samuel casi sentía que volvía a tener dieciocho y que podía levantarse de su lugar, cruzar el salón e invitarlo a bailar, que nadie diría nada si los observaban y que podría besarlo una y otra vez como hacía tanto tiempo; pero no  podía, porque el tiempo si había pasado, porque Rubén se reía de las bromas del chico junto a él, y Samuel pensaba en Lucía de vez en cuando.

Voltea el rostro con rapidez cuando los ojos de color miel lo miran de vuelta, y suspira, sonriéndole a Luzu que acaba de comentar algo del otro de la mesa, fingiendo que le ha estado prestando atención todo el tiempo, mientras Rubén espanta la idea de que los ojos violetas del pelinegro lo han mirado a él.

* * *

- Abre. - murmura el castaño, Ryan lo mira con una ceja enarcada y una sonrisa ladeada. - Stop...

- I haven't said anything. (No he dicho nada.) - se queja, obedeciendo la orden para que su novio pueda darle algo del postre frente a él, que mastica lentamente. - Está... bueno.

- Lo sé. - responde de vuelta, sonriéndole con dulzura. - Creí que no te gustaban las cosas dulces. 

- Well... (Bueno...) - susurra. - me gustas tú. - el mayor ríe, y entorna los ojos.

- Por favor, paren, me estoy sintiendo muy triste aquí. - dice la madre de Samuel con tono teatral.

Cuando han acabado comer, y los meseros han recogido los platos de todas las mesas, la madre de Rubén vuelve a ponerse de pie en la improvisada tarima, con la banda tras ella, y sujetando el micrófono con la mano derecha.

- Bueno, antes de que llegue el cantante, tenemos una sorpresa para el cumpleañero, de última hora, así que queremos invitar aquí a Raúl, por favor. - Luzu mira hacia allí, con el corazón deteniéndose en su pecho un instante antes de latir con increíble fuerza.

Samuel mira a su mejor amigo, con el ceño fruncido, y tose falsamente, pero Luzu sigue demasiado encandilado con el chico que mantiene el micrófono en una mano, que también lo mira a él.

- Bueno, es un placer estar aquí, - dice Auron, finalmente apartando la mirada de su expareja. - y es un placer presentarme frente a ustedes con una canción que significa tanto para mí.

- Luzu, - llama Ryan mientras la música empieza a sonar. - i'm thirsty... (tengo sed) ¿podemos buscar... bebida?

Pero el castaño lo mira tan solo un instante fugaz, sus brillantes ojos grises, pero una parte suya lo detiene en su asiento, buscando la mirada de Auron con la suya.

- Yo te acompaño, ricitos, también tengo sed. - dice Samuel desde el otro lado de la mesa, dedicándole una mirada severa a Luzu, quien ni siquiera lo nota.

El rubio se aferra del brazo del pelinegro en cuanto lo tiene cerca, suspirando, Ryan odiaba los lugares concurridos, lo hacían sentir pequeño y eso, a su vez, lo aterraba, por eso siempre procuraba tomar la mano de Luzu cuando salían, porque Luzu siempre era confiado, no como él.

- ¿Quieres vino? ¿Agua? - inquiere Samuel, y el rubio asiente, mirando al chico tras la barra.

- Vino está bien... - susurra, dejando por fin el brazo de Samuel libre, el camarero le sirve una copa entonces, está a punto de hablar cuando una voz le interrumpe.

Endless cliché • Rubegetta • (ELC)Where stories live. Discover now