veintiseis: boda

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- Pero si es cierto, - exclama alguien, entrando a la habitación. - seguís estando vosotros tres y... ¡hola! - Mara mira al chico con ceño fruncido, ocultándose tras Mangel, Frank sonríe en su dirección, y luego mira al oficial. - ¡Pequeño Alex!

- Hola... - saluda él, poniéndose de pie y estirando la mano en dirección al más alto, quien hace caso omiso, abrazándolo con fuerza, Mara contiene un suspiro, con el ceño fruncido, Frank lo libera, girándose en dirección a Rubius.

- ¡Y tú! - exclama. - ¡Felicidades, tío!

Y lo abraza también, con fuerza, el peliblanco contiene una mueca de dolor, mirando como se aleja para abrazar también a Mangel, con una enorme sonrisa.

- ¿Y quién eres tú? - susurra en voz baja, inclinándose para estar a la altura de la cama, donde la pequeña niña esta sentada, con su vestido rosa y parte del cabello castaño recogido en dos pequeñas coletitas. - Con esos lindos ojitos juraría que eres la pequeña del pequeño Alex.

- Lo es... - dice el oficial, acercándose a Frank y estirando los brazos hacia Mara, quien se acerca a su padre, abrazándose de él con fuerza. - di "hola", amor.

- ¿Así que te separaste del maf~? - pero se corta a sí mismo cuando mira los dos pares de ojos azules mirándolo con atención. - De Fargan.

El corazón se detiene un segundo dentro del pecho de Alex, pero niega quedamente con la cabeza.

- No, - responde. - ella es nuestra... ¿quieres presentarte, amor? - inquiere, la pequeña mira al chico, con el ceño fruncido y Frank realmente reconoce ciertos rasgos de David en ese pequeño rostro, pero se inclina cerca del oído de su padre y susurra algo, Mangel y Rubius continúan en una charla tras ellos. - No, es bueno, es amigo mío. - le dice a la pequeña, quien vuelve a inclinarse para susurrarle algo más. - Está bien, está bien.

- Hola. - termina diciendo la pequeña, pero mantiene el rostro serio en dirección al chico, y Alex ríe.

- No es muy buena conociendo gente nueva. - la excusa el pelinegro, dejando que se baje de sus brazos para ir a sentarse con Mangel y Rubius.

- ¿Y dónde está tu novio? - pregunta el más alto, mirándolo con curiosidad. - Pensé que siempre estaba pegado a ti.

La sonrisa en los labios de Alex se reduce hasta ser una ladeada, se encoge de hombros, pasando saliva. - Tuvo una reunión urgente con... con su editor, no creo que logre volver...

- Ya... - responde Frank, está por decirle algo más, como que se ve muy mono con el traje, o que ha cambiado, y sigue estando igual de guapo que antes, pero la puerta de la habitación se abre y todos levantan la mirada hasta los padres de Rubén, quien se levanta al instante, mirando como su madre tiene el maquillaje corrido por las mejillas, y la barbilla le tiembla, su padre parece un poco más calmado, sujetando a su esposa por la cintura.

- Chicos, necesitamos hablar con Rubén, - dice el hombre, voz severa. - déjennos a solas, por favor.

Alex vuelve a sujetar a Mara en sus brazos, y sale de la habitación, seguido por Frank y Mangel, cierran la puerta a sus espaldas, dejando a las tres personas dentro.

* * *

- Estás haciendo un drama de la nada, Luzu. - se queja el pelinegro, recostado en la cama, se levanta sobre sus codos cuando mira al mayor entrar a la habitación de nuevo, acomodando el saco del traje sobre sus hombros. - Que guapo, ¿eh? - dice, pero el castaño le dedica una mirada severa. - Anda, ya, no puedes enojarte por una bobería.

- Bueno, disculpa si llamo "bobería" a que el aeropuerto perdiera una de mis maletas, y que me retrasara una hora de mi junta porque el taxista decidió tomar la puta ruta más larga de toda España, - suelta. -  y disculpa si llamo "bobería" a echar a perder un traje que me costó un ojo de la cara porque mi novio no tuvo tiempo para poder ir por mí al puto aeropuerto. 

Endless cliché • Rubegetta • (ELC)Where stories live. Discover now