Ceñudo camine hasta el cuarto donde Matt y Jessica dormían. Me asome por la puerta divisándolos a ambos durmiendo tranquilamente. Bien, sabían que estaban seguros. Cerré la puerta a mis espaldas y agarre uno de los palos de decoración de mi abuela que estaba en el pasillo para irme acercando. Como fuera Franco, lo mataría en su propia casa. Sostuve con aun más fuerza aquel palo y entre sigilosamente preparando para dar el golpe. Sin embargo, la imagen de mi abuelo en su silla de rueda sirviéndose agua me sorprendió.

-Harry, cuidado con lo que haces, eh –Dijo sorprendiéndome.

-¿Cómo sabias que era yo? –Pregunte dejando el palo en una esquina mientras caminaba hasta el.

-Supongo que cuando eres ciego, desarrollas otros sentidos –Dijo palpando la pared hasta encontrarse con la nevera.

-Te ayudo –Dije acercándome quitando el vaso de sus manos y abriendo la nevera para servirle agua. –Aquí.

-Gracias –Dijo para beber agua.

-¿Qué haces aquí afuera? Como la abuela no te vea durmiendo, le da un infarto –Dije divertido.

-Esa vieja me tiene cansado, con lo que le ha dado la vejez –Gruñó.

-¿Y a ti con que te ha dado? Ella no es la única vieja aquí, eh –Moví su silla para que estuviera de frente a mi mientras yo me subía en el desayunador.

Lo mire por unos segundos, no llevaba sus gafas negras de siempre. La cicatriz ahora era más visible mostrando como su ojo era atravesado por ella así manteniéndolo cerrado y totalmente sellado por las diversas operaciones. Su otro ojo, estaba abierto, pero era totalmente blanco. Su pupila se había desvanecido tras una enfermedad, dejándolo ciego de ambos ojos.

-Y, ¿estás feliz? –Me preguntó mi abuelo.

-¿Qué? –Lo mire confuso.

-Franco se va, ¿no te hace eso feliz? –Preguntó.

-No confío en el –Dije.

-Harry, debes de detenerte, olvida a Franco. No es que lo trates bien, porque ni yo mismo lo hago, pero déjalo ir. Tu ya te has vengado –Hizo una pausa. –Más de una vez.

La furia invadió todo mi cuerpo.

-¿Qué? El mató a tu hijo, maldita sea –Dije apretando los puños a mi costados.

El respiró fuertemente.

-Y Franco es mi hijo, hasta que no tengas un hijo no lo vas a entender –Dijo el viejo.

-El mató a mi padre frente a mis ojos –Dije entredientes queriendo que cada una de mis palabras se quedaran grabadas en su cabeza.

-Yo también vi a mi padre morir ante mis ojos por causa de otra gente –Dijo de la misma manera que yo. –Y además, ¿Qué no te parece suficiente lo que has hecho? Le diste una golpiza, lo mandaste a golpear, mataste a su hija y también a la madre de su hija. También mandaste a matar a la madre de Matt, ¿crees que no sé nada de eso?

Aparte la mirada.

-Por Dios, Harry, detente. Nunca perdonare a Franco por lo que hizo, nunca. Pero hay una gran diferencia entre él y tú. El mato a tu padre por amor y celos, algo muy enfermo. ¿Y tú, Harry? –Su expresión era neutra.

-No entiendo porque lo defiendes –Bufe mirando para otro lado.

-Estoy cansado de tocar este tema, Harry. Si dejas de meterte con Franco, el dejara de hacerlo.

-No es tan fácil –Gruñí mirando hacia un punto fijo lejos de su rostro.

Cuando no respondió volví la mirada hacia él y sus nudillos estaban envueltos en las ruedas de la silla. Se acercó a mí y luego se puso de pie. Esperen, ¿Por qué mierda está de pie? Lo mire caminar con pasos firmes hasta mí sin tambalearse ni nada por el estilo. Su dedo índice choco contra mi pecho de manera amenazadora.

Trouble |Cancelada|Where stories live. Discover now