Capítulo 43

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Narra Jessica:

Cuando aquellas palabras salieron de sus labios, la poca seguridad y valentía que había generado alrededor de Harry, se fueron tan rápido como vinieron. Retrocedí mientras bajaba del taburete, odiaba que me mirara como un objeto. Además, ni siquiera éramos algo cercano a amigos. Los dedos de Harry cayeron junto a su mirada, por un momento jure que quería golpearme.

-Jessica –Carraspeó.

Lo mire atentamente desde mi lugar y el cerró su mano derecha en un puño mientras suspiraba fuertemente y cerraba sus ojos por unos segundos. Cuando los abrió, sus ojos brillaban con furia.

-Deja de hacer eso –Gruñó.

¿Qué? ¿De qué habla? Lo mire confusa y el captó mi mirada.

-Deja de alejarte, te he dicho una y otra vez que no te hare daño –Dijo entredientes.

Una carcajada un tanto sarcástica salió de mis labios.

-¿En serio me estas pidiendo que confíe? ¿En ti? –Dije riéndome. Quería parar de reírme pero no podía controlar la risa tan vacía que salía de mis labios.

-Te salve la vida, ¿eso no es suficiente? –Preguntó rodando los ojos.

-Eso no se compara a lo que me hiciste, Harry –Dije despacio.

El frunció el ceño.

-No lo hare otra vez, maldita sea, ya te dije que no te volvería hacer daño –Dijo o casi gritó. -¿¡Y sabes!? ¡Si hubiese querido hacerte daño, una vez más, maldita sea has estado aquí, en mi apartamento, sola conmigo, te hubiese hecho daño una y otra vez! –Gritó.

Sus manos fueron hasta sus rizos mientras yo me encogía del miedo. La vena en su cuello parecía que quería explotar a medida que cada una de esas palabras salía de su boca. Tenía razón pero es de Harry que estamos hablando. Un grito de frustración salió de sus labios y cogió uno de los vasos de vidrio que había en la meseta en sus manos e impulsó su brazo hacia atrás. Tape mis oídos esperan el impacto contra la pared, pero nunca llegó. Sus manos apretaron el vaso entre sus dedos y luego lo dejó bruscamente contra la mesa. El dejó todo allí en la mesa y salió de la cocina mientras sacaba unas llaves de su pantalón para luego salir del apartamento.

Sin saber que hacer o decir, me removí incomoda en el lugar donde me encontraba. Cuando una idea resonó en mi cabeza, este era mi momento para salir corriendo de este lugar antes de que el rizado volviera. Corrí hasta la puerta sin importarme que dejara mis pertenencias. Una vez frente a la madera, agarre el pomo entre mis dedos y un chillido salió de mis labios cuando note que me había encerrado aquí.

Patee la puerta con frustración mientras echaba mi cabello hacia atrás. Estaba encerrada aquí sola y nadie sabe por cuánto tiempo. No creo que sean ni las 12 del medio día y tendría que quedarme aquí, haciendo nada y sola. Mire el desayunador cubierto de harina, creía que podía pasar un buen rato con él. Pero, ¿a quién engaño? Estamos hablando de un jodido criminal, asesino en serie, o lo que sea.

Cerré los ojos y conté hasta diez tratando de tranquilizarme y no entrar en un terrible ataque de pánico. Respiraba despacio mientras pensaba en algo que me hiciera feliz y listo. Tranquilidad de vuelta. Hice una mueca mientras caminaba hasta la cocina, no podía irme de aquí y bueno, tengo hambre. Cogí la harina y empecé a hacer algo de pasta con lo que había.

Una vez que termine, me comi lo suficiente hasta sentirme satisfecha y lave los platos que había ensuciado. La pasta que había sobrado, la guarde encima de la estufa y termine de acomodar todo. Mire el reloj y casi suspiro de manera dramática cuando vi que aun era lo suficientemente temprano. ¿Cuándo iba a llegar el ruludo? La idea rebotaba en mi cabeza.

Trouble |Cancelada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora