Capítulo 6. Bienvenida.

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A pesar de haber tenido un pésimo día con la mala sorpresa que Alec me dio, decidí intentar mantenerme alegre y positiva por el resto de la semana, pues faltaban pocos días para el domingo, Edith vendría a visitar una semana entera por su descanso del día de gracias. Y yo no podía esperar por tenerla de vuelta en casa.

-¿Emocionada? -Se rio Hakon al verme bajando las escaleras, casi a pequeños y alegres saltitos la mañana del domingo. Reí un poco avergonzada.

-¿se me nota?

-Estás usando tu suéter de la suerte. -Me dijo él riendo un poco.

-¡sí! Porque Edith me lo regaló, pensé que era el día perfecto para usarlo ¿no? No me lo había puesto en todo el invierno. -Le contaba yo en lo que ambos caminábamos al comedor.

-Sí, le alegrará ver que lo uses. -Opinó él. Ambos quedamos quietos y en silencio al entrar al comedor y encontrarnos con las tres ayudantes de la casa moviendo arreglos y adornando el comedor con nuestras mejores vajillas y decoraciones otoñales. Belle estaba ahí parada dando órdenes y negando, quejándose de lo mal que se veían sus propias ideas.

-Ah mamá ¿Qué pasa? -Preguntó Hakon. Bell nos miró de inmediato. Se vio aliviada.

-Ah que bueno que bajan, ayúdenme a que el comedor se vea decente y festivo. -Pidió ella.

-Pero...aún faltan cinco días para el día de gracias ¿Por qué decoras desde ahora? -Preguntaba Hakon confundido. Belle lo miró con decepción.

-Es para darle la bienvenida a tu hermana. Ha estado lejos por meses, lo menos que merece es llegar a una casa llena de espíritu festivo, una bienvenida hogareña. -Nos decía ella. Y aunque yo creía que lo que más le emocionaría a Edith de estar de vuelta éramos nosotros, y no las decoraciones, supuse que igual sería lindo para ella llegar a una casa adornada y lista para celebraciones.

-Bueno, podríamos poner eso como centro de mesa, en vez de en la vitrina, y mover esos a la vitrina, ponerlos arriba porque están más alargadas. -Proponía yo señalando los adornos otoñales.

-¡Oh! Emi, deberías ser diseñadora de interiores, es perfecto, muevan todo como la niña diga. -Le pidió eso ultimo a las ayudantes de la casa. Belle miró a Hakon. -Tú también, hazle caso a Emi. Yo iré a revisar que hayan cambiado las sabanas de su recamara. -Decía ya saliendo a prisa del comedor.

Hakon dio un cansado suspiro.

-Se nota quien es la favorita ¿verdad? -Me preguntó él haciéndome reír un poco.

-No te preocupes, Edith no es su única favorita. -Le dije yo poniendo mi mano en su brazo.
-También Axel es su favorito. -Le recordé haciéndolo verme con desaprobación. Reí un poco, y él rio también.

Ambos ayudamos para terminar pronto con la decoración del comedor y que nos pudieran traer el desayuno. Sólo comimos con Samuel, pues Belle estaba muy ocupada con los arreglos de la casa, y quizás Richard la ayudaba, o estaba trabajando en la oficina.

Se suponía que yo iría con Hakon al aeropuerto para recoger a Edith a la una de la tarde, pero me puse a hacer tarea en espera de que eso me distrajera e hiciera la mañana pasar más rápido, pero lo único que hizo fue aburrirme al punto de dejarme dormida en mi cama aun con la computadora y los libros abiertos.

-¡Despierta, Emi arriba arriba arriba!- Escuché un escándalo en lo que alguien saltaba sobre mi cama. Hice una expresión de molestia. -¡Por favor!-Pidió, entonces me quité las sabanas de encima.

-¡No puede ser!-Exclamé emocionada abrazándome a Edith. La escuché riendo en lo que también me apretó en sus brazos.

-¿Cómo estás, Pequeña? -Preguntó con entusiasmo devolviéndome el abrazo.

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