034:"Un nuevo aliado"

325 31 0
                                    

AIDEN//DRAGON

Llevábamos horas caminando por el bosque. No podía ni creer que estuviera diciendo esto, pero estaba más que harto de andar.

Para poder entrar en la mansión sin que nadie se enterará Rodrigo debía de desactivar toda la seguridad de esta. Para eso necesitaba un pequeño disco duro que él había decidido esconder a dentro del bosque. Julio y yo decidimos ir a por este. Nos había dado el lugar exacto, cuál quedaba más lejos de lo que habíamos pensado, teniendo en cuenta de que no teníamos coche y no estábamos en posición de conseguir uno.

—¿Estas seguro de que este es el camino correcto?

Estaba cansado y nuestra vida peligraba por aquí, sabiendo que los cazadores de los mafiosos siempre solían estar por aquí cazando, así que no estábamos seguros.

—Si, falta muy poco.

Decidí creerle.

Julio llevaba una especie de brújula en sus manos, la cual le ensañaba el camino en donde el disco se encontraba. Él iba delante y yo lo seguía, a la vez estaba pendiente de mis alrededores, por si habían sorpresas.

Y hablando de sorpresas.

Julio había caído en un agujero. Era una trampa para los animales, lo que significaba que los cazadores estaban cerca.

Me acerqué corriendo al agujero con la intención de ayudarlo pensando que iba a ser pequeño, pero no, era enorme, unos 10 metros. Por lo menos no tenía púas o armas peores.

—¿Estas bien? — Pregunté mientras encontraba una forma de sacarlo.

—Si, pero la brújula está rota. — Gritó desde abajo.

—Voy a buscar algo para sacarte de ahí.

Salí corriendo recordando que hace unos minutos atrás habíamos visto un pozo con una cuerda.

Julio me llamó, pero no le hice caso.

Llegué al pozo en cuestión de segundos, saqué el cubo de este y comencé a desatar la cuerda. Era lo suficientemente larga para poder sacarlo de ahí.

Intenté volver rápidamente hasta Julio, pero alguien tiró de mi escindiéndome detrás de un pilar de rocas. Forcejeé sin saber quién era exactamente.

—Estate quieto. — Reconocía esa voz.

Lleve mis ojos a su cara, sorprendiéndome de verlo aquí.

—Suéltame.

Seguido le proporcioné un puñetazo, pero no sirvió de mucho, K seguía siendo más fuerte que yo.

Me tapó la boca para que dejara de hablar y a la vez me tomó las manos, con su mano libre, para que no pudiera volver a golpearlo.

—Mira imbecil.

K me hizo mirar sobre la roca.

Veía como los cazadores estaban atando a un Julio inconsciente y lo metían en una red de cazador, como si fuera una presa. ¿Esto había sido una trampa?¿Sabían que íbamos a venir?

K me soltó una vez que los cazadores estaban lejos.

Le volví a proporcionar otro puñetazo.

K se llevó la mano al lugar de golpe, soltando un sonido de dolor.

—De nada por salvarte la vida. — Me dijo él.

—¿De nada? Se acaban de llevar a Julio y tú has participado en este secuestro.

—Eran 7 y tú eres uno y yo no pienso arriesgar mi coartada para salvar a una sola persona, no cuando hay un mejor plan.

—Hijo de puta. — Lo cogí del cuello de su camiseta con ganas de molerlo a golpe. —¿Por qué mierda ibas a ayudarme?

—Tienes que trabajar en tus problemas de ira.

—Responde. — Le grité.

—Porque han matado a mi hermana.

Lo miré con confusión.

—¿Qué hermana? No tienes hermanos.

K se soltó de mi agarré.

—Que no te lo haya contado no significa que no tuviera una.

K se sentó en la roca que nos había escondido antes.

—¿Y esperas que me apene de ti? Porque no puede importarme menos.

—No, de mi no, pero de tu chica si.

Mis manos se juntaron en un puño cuando lo escuché hablar de Hera.

—Tu chica no está bien, sus días ahí adentro están contados y a su madre no le puede importar menos. Aunque debo de decir que sabe cómo defenderse, pero no es suficiente. Tú chica necesita salir y me necesitas a mi.

—¿Tú que ganas con esto?

—Matar a su madre, la asesina de mi hermana.

Si algo había aprendido de K todos estos años es que no podía fiarme de él. Una vez lo hice y me apuñaló.

—¿Cómo se que no me estás engañando?

Se acercó a mi rápidamente.

—Mira imbecil, ¿te piensas que iba a acudir a ti para pedirte algo así?

—Si, si ellos te lo piden.

—Si ellos lo pedirían llamarían a Jordan en vez de mi, tenéis una historia más íntima y él sería más creíble que yo.

Podía darle un poco de razón.

—¿Cuál es tu plan? — Le pregunté intentando confiar en él.

—Mi plan es seguir vuestro plan.

Rodé los ojos soltando un suspiro de cansancio.

Luego vi el árbol que Rodrigo nos describió y recordé que aún me faltaba recoger el disco duro.

Salí corriendo hacia este.

—¿Qué coño haces? — Me gritó K.

Le hice caso omiso y busqué él agujero que él había descrito. Una vez encontrado metí mi mano adentro y saqué una caja negra, la abrí y ahí estaba el disco duro.

—¿Qué es eso?

—No es de tu incumbencia.

Procedí a alejarme, pero él me detuvo.

—Si voy a ayudarte debería de saber que hay ahí.

—No. — Le grité. — Tu no vas a ayudarme, nosotros te estamos ayudando y nosotros nos estamos arriesgando a que tú nos traiciones.

—No os voy a traicionar.

Creo que era la primera vez que lo escuchaba hablar con tanta paz.

—¿Y como mierda sabían que Julio y yo estaríamos aquí?

—No lo sabían, son cazadores, siempre están en el bosque y hay más desde que la madre de Hera se ha enterado de que estás aquí.

—¿Cómo? — Pregunté incrédulo.

—Si Aiden, no sois tan listos como pensabais, los huesos no habían servido, os han dado unas cuantas horas, pero su madre es más lista. Hay cazadores por todos los lados, no solo aquí.

Su confesión fue como si me tiraran un cubo de agua fría a la cabeza.

—Me necesitáis si queréis sobrevivir.

Tenía que admitir que lo necesitaba, pero no podía confiar en él.

—Está noche a las 12 espérame en la entrada del bosque, hablaremos.

Él asintió y salí corriendo.

Dragon II : "Para siempre es poco tiempo" ©Where stories live. Discover now