Dragon II : "Para siempre es poco tiempo" ©

002: "La pesadilla"

AIDEN// DRAGON

—Stone por favor, no lo hagas, haré lo que quieras, pero déjala. — Le supliqué con lágrimas en mis ojos.

Stone estaba en frente mía con un cuchillo en el cuello de Hera.

Iba a matarla.

Hera iba a morir y yo no podía hacer nada. Mis manos estaban congeladas, mi mente no funcionaba con claridad, de hecho no podía ni pensar.

—Tienes solo dos opciones, o la matas tú o la mato yo. — Amenazó Stone.

Escuchaba los sollozos de Hera. Estaba asustada y yo estaba igual de asustado. Si ella muere yo también lo hago, no me lo perdonaría jamás.

Quería decirle que todo estaría bien, que iba a salir de esta, pero nada salía de mi boca, ni una sola palabra.

—¿No lo harás tú? — Ni una sola palabra, nada.

Hera me miró a los ojos con una pequeña sonrisa y yo seguía congelado sin poder hacer absolutamente nada. Hera había empezado a despedirse, me estaba diciendo adiós con miradas y sonrisas. Mis lágrimas seguían deslizándose por mis mejillas.

—Como siempre, una gallina. Todo lo tengo que hacer yo.

Y entonces corto el cuello de Hera sin piedad alguna tirándolo al suelo.

Un gritó de tristeza y rabia salió de mi garganta. Solté la pistola y corrí hasta ella, su cuerpo en el suelo.

La cogí entre mis brazos. Aún estaba viva, pero su garganta tenía un gran corte y la sangre no dejaba de salir a montones.

No iba a salir de esta.

—Lo siento, Hera lo siento muchísimo. — Dije entre sollozos.

Ella negó intentando hablar. Era imposible, sus cuerdas vocales estaban muertas y la sangre inundaba su garganta.

De repente dejó de esforzarse y sus ojos se apagaron.

Se había ido.

Grité con todas mis fuerzas.

—No Hera no, por favor abre los ojos, por favor. — Grité desesperadamente.

Hera se había ido y era todo por mi culpa, Hera había muerto y no había hecho nada.

Todo esto era mi culpa.

Yo la había matado.

—Aiden. — Una voz me empezó a llamar. — Aiden despierta.

Abrí los ojos de golpe.

Tenía mi respiración agitada y sudor por todo mi cuerpo, incluso lagrimas y hasta temblaba.

Mi madre estaba a mi lado sujetándome por los hombros.

—¿Otra pesadilla? — Preguntó ella.

Yo solo asentí.

Ella me estrechó entre sus brazos.

Si, estos eran los efectos secundarios con los que tenía que vivir día a día. Tenía pesadillas con que Hera moría a menudo. Siempre era Stone quien la mataba, pero de distintas formas.

Las pesadillas paraban cuando dormía con Hera, solo entonces sabía que podía protegerla.

Pero tampoco podía quedarme con ella las 24 horas del día, empezaría a sospechar y ella piensa que yo estoy bien, que todo está bien
,que no tengo ningún efecto secundario. No quería contárselo porque ya tenía bastante con sus ataques de ansiedad, eso era suficiente. No necesitaba preocuparse por mi.