79

8.6K 645 375
                                    

Amelia

Clase de matemáticas.

Ecuaciones 2x2, despeja la x, despeja la y. Grafica..

Está bien profesora, lo único que necesito despejar ahora es mi mente y no estoy segura de saber como hacerlo.

No podía parar de pensar en lo que me había dicho Mateo, porque si bien, el tenía toda la razón en cuanto a que este mundo que a mi me había tocado era una completa mierda.

Solo me bastaba con mirar un momento alrededor para darme cuenta de que todos eran unos pelotudos. Todos estaban tan concentrados en cosas tan inútiles y triviales.

¿Desde cuando comencé a desencajar tanto? 

Quiero decir, en ver a las personas como algo distante a lo que yo era, solo porque ahora convivía con un demonio, muy de cerca.

Pero también estaba mi mamá, también pensaba a veces en tener una vida normal.

Estaba destinada a ser esto, ¿por qué elegir otro camino?

—Hola, bebé. —Escuché en mi oído.

Apreté mis labios tratando de no sonreír al escuchar la voz de Mateo.

Que caliente sonaba la palabra "bebé" en su boca.

—¿Te falta mucho para acabar? —Miró mi cuaderno.

Negué ligeramente con mi cabeza, tratando que mis compañeros no lo notaran.

—Quiero que vayamos a tu casa. —Dijo y rodé los ojos.

No puede decirme eso mientras estoy aquí.

—Profe, ¿puedo ir al baño? —Pregunté.

El profesor asintió antes de volver su vista al libro en su escritorio.

Me levanté de mi puesto y tras salir del aula, caminé directo a los baños, donde me siguió Mateo.

—Sabía que eras lista. —Dijo Mateo antes de que la puerta se cerrara sola con seguro.

—¿Para qué querías que estuviéramos en casa? —Pregunté provocativa.

Mateo sonrió negando con la cabeza antes de atrapar mis caderas entre sus manos, seguidamente me levantó y me encimó en la cerámica del lavabo.

—Una atrevida vos. —Dijo Mateo levantando mi pollera, dejando mi tanga negra a su vista.

Él alzó su mirada y vi sus ojos oscurecidos por la lujuria, mi respiración se agitó casi sintiendo todos los malos pensamientos que tenía en la cabeza.

—¿Querés volverme loco, eh? —Preguntó antes de rasgar mi tanga.

—¡Mateo! —Grité sobresaltada.

A él no le importó y juntó sus labios con los míos mientras sus dedos iban a acariciar mi zona íntima, haciéndome gemir en su boca.

Mateo se deshizo fácilmente de su pantalón junto con su bóxer, dejando su miembro erecto al aire. Mientras yo le daba un sorbo a la poción que Mateo me había dado.

Agarró mis manos y las puso en sus hombros, los cuales yo sujeté mientras sentía como sus manos agarraban mis muslos para separarlos.

Puso su glande en mi entrada y sin esperar mucho se introdujo en mi, provocando que arquee mi espalda al sentir como su miembro ampliaba mis paredes.

—¡Ah.. a-ah! —Gemí al sentir que comenzó a embestirme con fuerza.

Sabía que era un demonio, pero de verdad tenía fuerza.

—Uh, Mateo.. —Jadeé sintiendo lo brusco que era.

Su cabeza se escondió en mi cuello para empezar a besarlo mientras yo trataba de no gemir muy fuerte sintiendo como salía y entraba dentro de mi con rapidez.

Una de sus manos bajó a acariciar mi pierna, mientras que con la otra se apoyó en mi cadera para embestirme, esta vez con un vaivén suave.

—Ah, Ame..lia.. —Gimió Mateo y mordió mi cuello provocando que arañe sus hombros.

Mateo llevó una de sus manos a mi clítoris para estimularlo y no pude evitar comenzar a largar gemidos sintiendo todo mi cuerpo ser absorbido por placer.

—Sos mía, bebé. —Dijo Mateo embistiéndome con fuerza logrando que llegara a mi orgasmo.

Se sentía tan bien ser suya.

Mis piernas temblaban mientras Mateo seguía moviéndose dentro de mi, hasta finalmente él llegar al orgasmo también.

Miré mis piernas rojas por como Mateo las había apretado.

—Te amo. —Dijo Mateo antes de besar con rudeza mis labios.

"Estaba destinada a ser esto, ¿por qué elegir otro camino?"

Porque ahora lo único que deseo es estar con Mateo.






Yo no se ustedes pero yo le habría dado mi alma ya. sorry not sorry.

Hell [✓]Där berättelser lever. Upptäck nu