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Amelia

Miré las hojas en su escritorio.

—"El demonio dejó caer su doncella". —Dijo el viejito.

—Mateo me lo dijo. —Dije mirándolo.

Él me giró a mirar y alzó una ceja.

—Se había enamorado. —Dije. —De Ester.

—Vaya, realmente te lo dijo.. —Frunció el ceño.

—La dejó morir. —Dije y el anciano negó con la cabeza.

—La mató, es distinto. —Dijo.

—No es cierto, yo vi lo que pasó, él me lo mostró. —Dije. —Vi a un pueblo furioso marchar, exclamándole bruja.

—Fue mi bisabuelo. —Dijo y yo lo miré sin entender.

—¿Qué?

—Mi bisabuelo fue quién la mató, era su padre. —Dijo.

Me quedé completamente estática. No sabía en que concentrarme. ¿Fue su padre quién la mató?

—¿Tu familia tiene que ver con esa chica? —Pregunté.

—Sí. Él fue esposo de una bruja muy poderosa, mi bisabuelo decía que que tenía encuentros con el mismísimo Satán. Y ella, era una gran amiga del demonio del trueno. —Dijo y yo asentí procesando la información.

—Y se enamoró de su hija. —Dije y él asintió. —¿Y qué pasó con su madre? No la vi a ella en ese.. recuerdo.

—Su madre no estaba en la casa, pero no lo sabían. —Dijo él y asentí.

—Quisiera saber más pero se me agota el tiempo. —Dije y él asintió.

—Existe un viejo ritual para volver a la vida a un muerto. —Dijo él y asentí. —Pero necesitas la cabeza del muerto. —Señaló de nuevo la profecía en su escritorio. —"Enterraron su cabeza". Creo que su cabeza está escondida, y por eso no puede volver.

—Su cabeza fue cortada, por tu bisabuelo. —Dije recordando lo que había visto. —Tu bisabuelo no quería que la revivieran.

—Eso creo, lo que me da a decir, que debemos evitar que la profecía se cumpla, para que entonces Ester no vuelva. —Dijo y yo asentí.

—¿También era una bruja? —Pregunté.

—Era la hija de una, la convierte en una heredera. —Dijo.

Se oía muy extraño hablar en esos términos.

—"La bruja ardió en rojo, no fue en sangre". —Dijo el anciano.

—¿Fuego? —Pregunté.

—Ira. —Dijo serio. —Se enojó y mandó al demonio a recibir un castigo, del cual tu lo liberaste.

—¿Por qué lo castigaron? —Pregunté.

—Por traición a Lily, la bruja, madre de Ester. Mateo no salvó a su hija. —Dijo él.

—La dejó morir. —Asentí nuevamente. —Pero, si la bruja no murió, y.. no está en su casa.. ¿donde está?

—Espera, Amelia. —Dijo y volvió a mirar la profecía. —"Buscan el diamante, para sacarlo del despojo, que sea precioso y que la ayude a regresar".

Me mostró otra hoja y arrugué el ceño.

—¿Yo? —Pregunté al ver mi nombre.

—Amelia, te dije que jugabas un papel importante aquí. Vos sos el diamante.

Entonces recordé las palabras de Mateo:

"—Si te entrego mi alma, ¿qué harás con ella? —Pregunté mirándolo.

—Guardarla, como un diamante."

—¿Qué significa? —Pregunté sin entender. —¿Un diamante?

—Un tesoro oculto, en otras palabras. —Dijo él. —Te tenían guardada para algo especial.

"—No lo vas a entender, pero te tengo guardada desde más tiempo del que crees." 

—¿Para qué le sirvo? —Pregunté mientras sentía mis ojos mojarse.

—Lo ayudaste a salir del despojo, del castigo en que lo habían sometido, y volvió a ser un príncipe del infierno. —Dijo. —Esa parte de la profecía ya se cumplió, por lo que si tú eres el diamante, y pudiste sacarlo del despojo, lo próximo sería "ayudarla a regresar".

—¿A quién? —Pregunté ganándome una mala mirada de su parte.

—A Ester. —Dijo obvio. —Tenemos que evitar eso.

—¿Y como lo hago? —Pregunté.

—Aléjate de Mateo. —Dijo serio.

Tragué saliva.

—Él quiere usar tu cuerpo para traerla a ella de vuelta. —Dijo y todo mi ser se estremeció.

"—Estoy dejando ir al amor de mi vida, por ti. ¿Crees que no me gustas? —Dijo esta vez mirándome."

—¿Y qué pasa si ya no lo quiere hacer? 

"—Ella murió hace mucho. —Dije.

—Tenía la oportunidad de traerla de vuelta, la dejé una vez más. —Dijo Mateo y suspiré."

—¿Por qué no querría hacerlo? —Cuestionó.

Porque..

Suspiré mientras sentía un sabor amargo en mi boca.

—¿Qué más sabes de la profecía? —Pregunté sin ganas.

—"Una en la sombra, otra en juegos de playa, libera el corazón roto voltea la cabaña, hazlo sin tardar". —Dijo el viejito.

—¿A quiénes se refiere? —Pregunté.

—A la bruja y a la doncella. Pero no se cuál está en cuál. No entiendo lo de los juegos de playa, y cualquiera de las dos podría estar en la sombra. —Dijo.

—Creí que la habías descifrado. —Dije seria. —¿No sabes lo que sigue?

—No, pero solo sé que tu único papel en el juego es el del diamante. Si Ester reviviese, tendría que se ella quien libere el corazón roto y voltee la cabaña, aunque no se a lo que se refiere. —Dijo.

La profecía era para destinar a Mateo y a Ester.

—Vos tenés que alejarte de Mateo. —Dijo.

—No puedo.. —Musité.

—¿Por qué no? —Preguntó mirándome.

—Olvídalo. ¿Puedo quedarme esta noche?

No tenía ganas de enfrentar el enojo de Mateo, mucho menos luego de enterarme de todo esto.







Alto pesar me da Amelia bro.

¿Teorías?

Hell [✓]Where stories live. Discover now