Capítulo 17: La huída que desató todo.

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Eris se levanta para después encaminarse al sótano, al bajar las escaleras encuentra a Anubys sentada con la cabeza apoyada de la pared y los ojos cerrados.

La pelirroja la mira durante un rato, observa su tranquilidad y serenidad para luego acercarse a llamar su atención. Cuando lo hace Eris se impresiona por la frialdad que expresa la mirada celeste de la rubia.

—¿Lo hiciste?—La voz de Anubys se escucha seca, fría y distante.

—¿Hacer qué?

—Sabes muy bien de lo que hablo, de estúpida no tienes ni un pelo—Eris se encogió de hombros haciéndose la que no entendía.—¿La mataste, Eris?

Eris estaba hastiada del interrogatorio que la rubia le estaba haciendo y dejó de evitar el tema respondiendo con firmeza.

—Deberías confiar en mí, no creí que serías tan imbécil para pensar que la iba a cagar todo. Así que no, rubia. No la mate.

Mientras la pelirroja pronunciaba palabra por palabra sus manos se movían con rapidez tomando una bolsa de plástico negra y recogiendo las pocas pertenencias que tenía.

—¿Qué carajo estás haciendo?

—¿Qué crees? ¿Jugando a las muñecas?—La voz de la pelirroja estaba impregnada en sarcasmo puro.—Estoy recogiendo todo, nos tenemos que ir lo más rápido posible.

Anubys estaba confundida, si no la había asesinado no entendía el afán de su amiga por largarse de aquella casa.

—No entiendo ¿Qué sucede?

—¿Se te terminaron de fundir las neuronas o qué?—No había nada que hiciera surgir la molestia de Eris más rápido que los interrogatorios.—Aunque haya amenazado a la estúpida de Marie igual va a abrir la boca en la primera oportunidad que tenga, no podemos quedarnos a esperar que interrumpan nuestros planes, al igual que dudo mucho que quieras que la arpía mayor se entere de tu estadía en su casa. Así que muévete y ayudas a terminar de recoger todo o te quitas del medio que sólo ocupas espacio.

Anubys entendió de inmediato y obedeciendo la orden de Eris ayudó a levantar todo lo que le pertenecía a la pelirroja.

Ya terminada la tarea, Eris toma la bolsa poniéndola detrás de su espalda mientras sube las escaleras, abre la puerta mirando a los alrededores asegurándose de que nadie haya llegado y le evite huir con la rubia, al mirar la sala solo observa el cuerpo inconsciente de Marie rodeado de todo el desastre ocasionado por la castaña y por la pelea que las dos féminas tuvieron. Le indica a Anubys que ya pueden pasar, para luego caminar con rapidez atravesando la sala escuchando los fragmentos de vidrio romperse más por las pisadas.

Cuando van por la mitad de su recorrido los pasos de Anubys se detienen y Eris inmediatamente se gira para ver el motivo por el cual la rubia se quedó postrada en el suelo. Al verla, la mirada de Anubys se encuentra posada en el cuerpo de Marie, la coleta castaña está aferrada entre los dedos delgados de su prima y la sangre seca se encuentra pegada en el pómulo.

—Me dijiste que no la mataste.

—Y no lo hice, deja tu trauma y camina de una puta vez antes de que pierda los estribos.—Anubys se niega a avanzar preguntando el motivo por el cual Marie se encuentra en ese estado.—¿Crees que después de lo que hicimos nos hubiese dejado ir tan fácil? ¡Necesitaba dejarla inconsciente para poder huir! ¡Y ya deja de parar que en cualquier momento puede entrar Clarissa!

Seguido a eso Eris tomó con fuerza la muñeca de la rubia instando a que siguiera con su caminata.

Al salir por la puerta principal ya sienten un poco de libertad, sobre todo Anubys que en todo ese tiempo no había salido mucho al aire libre, Eris seguía avanzando mientras Anubys miraba la noche y las estrellas que adornan el cielo.

La rubia cae en cuenta de algo, y cuando ya han avanzado una distancia prudente, se detiene haciendo que Eris resople en señal de fastidio.

—¿Ahora qué pasa?

—¿A dónde vamos? Ya es muy tarde y quedarnos en la calle puede ser extremadamente peligroso, Eris.—Anubys no pudo evitar recordar el miedo que tenía cuando le tocaba dormir en las calles con frío y hambre.

Era una niña que fue manchada por toda la mierda de este mundo.

Eris la mira fijamente para después seguir su rumbo.

—No te preocupes, eso déjalo en mis manos. Ten la seguridad que nada nos tocará, de eso me encargo yo.

Anubys confió en su palabra siguiendole el paso a la pelirroja a un lugar desconocido para la rubia.

***

Psicópatas, ¿Preparadas? Porque no me hago responsable por posibles traumas.

Espero que les haya gustado.

¡Que tengan un nublado día!

Adara H.

🖤Edición definitiva🖤
15/09/2020.

Eris.©Where stories live. Discover now