Mis monstruos internos me gobernaban, yo era mi propio títere para mi propio objetivo, me hicieron una persona vacía y con un interminable rencor reemplazando los demás sentimientos que en algún momentos tuve que tener.
Nunca supe lo que fue ser ama...
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¿Sabesloquesesienteestarsola? Esevacíoquealbergaentuinterior, noesmuyagradable esa sensación ¿Cierto?
Xifel, 23 de Diciembre, 1984.
Dos días para la tan esperada navidad, los aires de la celebración se inhalaban en el ambiente fiestero, todas las familias preparándose para la festividad favorita de todos y la familia Bloodworth no es la excepción, a las diez y cuarenta y cinco minutos en la solitaria carretera de Xifel se encontraban esta familia andando en su vehículo familiar de camino a el hogar de la tía materna Clarissa Dupont.
La carretera no se veía muy bien, si contamos la cantidad de nieve blanca que caía del cielo absorbiendo todo a su alrededor.
El padre y la niña no estaban muy animados con su viaje a la ciudad cercana Nebarap donde reside la hermana de la madre de esta familia, pero la decisión fue tomada por la madre al decir que era la tradición de todos los años visitar a su solitaria hermana y sobrina para las festividades.
La madre y el padre comienzan una disputa inentendible para la pequeña niña, los gritos e insultos no tardaron en llegar haciendo que la infanta comenzará a derramar lágrimas en silencio y se encogiera en su propio asiento para evitar hacer el menor ruido posible.
La madre y el padre tenían acostumbrado ya a pelear, sus discusiones diarias hacían que la niña sólo tuviera tristeza cuando le tocaba presenciar las peleas, hasta en algunas ocasiones el padre o la madre agredían a la niña que pagaba las consecuencias de los fuertes altercados que estos tenían.
La infanta iba ensimismada jugando con el cinturón de seguridad cuando de un momento a otro el grito ensordecedor proveniente de su madre capta por completo su atención haciendo que la niña levantara la vista en el momento exacto donde la fuerte bocina de un camión se hace sonar, seguido al fuerte sonido de la llanta del vehículo al tratar de frenar para evitar el violento impacto.
El pequeño auto se estrella contra el camión haciendo añicos la parte delantera del automóvil al instante, en la parte trasera del vehículo la niña golpeada por el impacto y con pequeños hematomas y cortaduras trata de sacarse el cinturón de seguridad con ahínco, pero sin éxito en su misión al no tener la suficiente fuerza ni energía para moverse y destrabar el cinturón de seguridad.
Ella abre sus pequeños párpados aunque éstos le pesen tanto como si tuviera un imán que obligará a la niña a mantenerlos juntos y que sus enigmáticos ojos de color zafiro no pudieran visualizar nada de su alrededor, ella con esfuerzo mantiene sus ojos abiertos para ver a los asientos de adelante donde sus padres no han dicho ni una palabra desde el impacto.
La respiración de la pequeña se hace errática al ver a sus dos progenitores en posiciones demasiado extrañas y con sangre fluyendo de sus cuerpos.
Primero al ver del lado del copiloto un suspiro tembloroso sale de la niña al ver a su madre atravesando la ventana con medio cuerpo fuera del vehículo, la ventana delantera está empañada de la sangre de la mujer haciendo que los cristales se ensombrezcan de un color carmesí, la nieve que se esparce por la ventana también se tiñe de ese líquido de olor metálico.
Al ver detenidamente al lado del piloto donde está situado su padre no puede evitar que un grito de miedo salga de lo más profundo de su ser al ver a su padre encorvado y con su cabeza enterrada en el volante, su miranda vacía expresa con claridad como sus signos vitales abandonaron el cuerpo del hombre, pero lo que hace que la niña tenga pequeños estremecimientos y temblores seguidos de sollozos agudos es que en la parte izquierda de el rostro de su padre no se halla en su lugar, dándole paso a visualizar claramente su cráneo al aire libre.
Las mejillas regordetas de la infante se empañan con sus lágrimas.
Ella lo sabe. Sus padres están muertos y nada los devolverá a ella, con once años se había quedado huérfana, se había quedado sola.
Los mareos no tardan en llegar, su estómago se retuerce haciendo que a la niña le entren grandes ganas de expulsar todo lo que había ingerido en el día, los párpados le comienzan a pesar más de los que ya hacían.
En los pensamientos de la niña rondaban la esperanza de que no la localizaran y poder morir junto a sus padres, no quería seguir viviendo a sabiendas de que no tenía mas familia y si la salvaban tenía que quedarse con su tía Clarissa, la que por cierto maltrataba y repudiaba a la infante de cabellos rojizos.
La niña dejo de luchar para mantener sus ojos abiertos y le cedió paso a la inconsciencia viendo por última vez los cuerpos inertes y sin vida de sus padres, luego de eso todo fue desconocido para la pequeña niña Eris Bloodworth.
