Capítulo 4: Último Adiós.

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“Somos muñecos frágiles que con el primer golpe nos podemos romper completamente”

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“Somos muñecos frágiles que con el primer golpe nos podemos romper completamente”.

Al final de las escaleras se hallaban las únicas dos parientes conocidas por la niña, Eris quedó paralizada al final de aquellos escalones con el sólo pensar de que ya era real, de que ahora tendría que irse con ellas. En ese instante la niña recordó la última conversación que había tenido con su padre el día anterior de salir a las vías donde perdieron la vida.

Su madre había acabado de salir dando por terminada la discusión por el viaje familiar hacia Nebarap

–Papá...– la niña llamó a su padre con ojos acuosos – Yo no quiero ir, a mí ellas no me quieren.

–Mi niña, ¿Te digo un secreto?– La niña asintió hacia su padre– Ellas no quieren a nadie.–Con eso le guiñó un ojo a su hija haciendo que esta sonriera al no sentirse sola por el despreció de su tía y prima.

–Te quiero mucho, papá.

–Y yo a ti, mi llamita Y se fundieron en un abrazo con tantos sentimientos inocentes y verdaderos como lo era el amor de un padre hacia su hija.

¿Quien diría que ese sería el último abrazo que compartiría con su padre? ¿Quién diría que esa sería la última vez que su padre la llamaría “llamita”?

Eris salio de su trance en el momento exacto que Marie dio la vuelta y se percató de la presencia de la pequeña pelirroja con lágrimas rodando por sus mejillas.

La niña castaña sonrió para si misma y llamó la atención de su madre para que se diera la vuelta al igual que ella.

La mujer se levantó rápidamente y de grandes zancadas llego a situarse delante de la niña.

Eris.©Where stories live. Discover now