Capítulo 30: La mujer infeliz.

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Capítulo 30: La mujer infeliz.

Las mentiras, las mentiras era algo común en los humanos. Los seres llenos de mierda que preferirían guardar sus secretos hasta la tumba que decir, alguna vez, la verdad.

Fedra Drellfick no tuvo la vida que se planteó en su juventud, su vida fue un asco, lo único bueno que hubo en sus años de vida hasta el día de su muerte era su hija, y aún así sabía que en su sangre habían problemas.

Tuvo que aguantar tantas humillaciones, maltratos y golpes, que el día en el que murió la paz inundó su alma. Pero su muerte fue el descanso para ella y la pesadilla para otros.

Anubys miraba a su padre con rencor, el odio recorría sus venas con tanta facilidad que era algo maquiavélico lo que su mente se planteaba, imaginaba retorciendole el cuello hasta ver su vida escapar de sus ojos, pero por suerte tenía un poco de tiempo extra para hacerlo sufrir lo suficiente.

Eris la miraba, sorpresivamente la voz en su cabeza lo reconoció enseguida.

Anubys perderá la cordura, quizás la niñata sea de utilidad por primera vez.

《¿De qué hablas?》 Preguntó a su voz, curiosa por lo que ésta trataba de decir.

Anubys es como una bomba de tiempo, cuando llegue el último segundo todo explotará. La chica se contagió tanto con el virus llamado odio, ahora no es una inútil o una sensible, ahora es la chica que piensa en asesinar a su progenitor.

La pelirroja no lo entendía, sabía que su odio era grande, pero ¿Anubys dejaría sueltos sus demonios por esa basura? ¿Anubys sería capaz de llegar al límite de regodearse con su sangre?

Eris recordaba todas las veces que hablaba con ella sobre el plan, sobre lo que eso conllevaba, y aunque Anubys tratara de disimular, su miraba pérdida y su incomodidad ante el tema de los asesinatos no pasó por alto para la mujer de cabellos rojizos.

Los ojos zafiros de la pelirroja miraban y analizaban cada movimiento minuciosamente, la curiosidad por saber que se escondía tras ese escenario la extasiaba.

—¿Qué pasa, Raphael? ¿No estás feliz de ver lo que queda de mamá?—La sonrisa que Anubys formuló congeló el ambiente, el hombre se sentía mareado, no caía en cuenta que la situación delante de él era completamente seria.

¿Era el alcohol? O quizás las drogas que había ingerido, el hombre no entendía que todo lo que estaba sucediendo era real. Para él todo esto era parte de una de sus alucinaciones.

—¿Q-qué es es-eso? ¿Cómo...? ¿C-cuándo?—El hombre comenzó a divagar cansando a la chica, la cual tomó uno de los huesos y lo posicionó delante del rostro del hombre.—¿Qué...?

—Bésalo.—Anubys interrumpió su distracción con esa orden. Su cara estaba completamente seria y el hombre no entendía absolutamente nada.—Hazlo con la devoción que le tenías a mi madre—El hombre volvió a poner resistencia a hacerlo aumentando la ira de la rubia.—Que lo beses, pedazo de mierda.

Con fuerza empujó el hueso en su boca, que por el tiempo en descomposición, comenzó a crujir hasta partirse y perforar los labios de Raphael que permanecían cerrados. La sangre comenzaba a brotar de sus labios, Anubys ejercía más fuerza hasta que logró que el hombre abriera la boca y metió el hueso casi entero.

—Trágatelo.

El hombre se estaba ahogado, no podía respirar debido a la agitación y al hueso atascado en su garganta.

—Trágatelo, porque será lo único que comerás en este tiempo, Raphael. Y créeme que necesitarás fuerzas para resistir todo esto.

El hombre hizo lo que pudo al ver como la rubia pasaba con normalidad un cuchillo por su garganta. Las astillas del hueso roto abrían todo a su paso, dejando destrucción y heridas en la garganta de Raphael.

Eris.©Where stories live. Discover now