Mis monstruos internos me gobernaban, yo era mi propio títere para mi propio objetivo, me hicieron una persona vacía y con un interminable rencor reemplazando los demás sentimientos que en algún momentos tuve que tener.
Nunca supe lo que fue ser ama...
"A lo que muchos pueden llamar locura, puede ser la salvación de aquel tan débil y frágil".
Capítulo 6: La voz.
11 de Enero de 1985, Nebarap.
Un grito tras otro hace salir a la niña dormida sobre las incómodas cajas de su sueño. Confusa mira a su alrededor preguntándose en donde está, cuando por fin cae en cuenta de que esta en un oscuro sótano donde durmió la noche anterior.
Antes de caer en la nostalgia otro grito que identifica como de la voz de Marie hace caminar a Eris por las escaleras para llegar a la sala donde una relajada Marie está recostada en el sofá.
—¿Qué quieres, Marie?—Somnolienta la niña de cabellos rojizos se ubica delante de la casi adolescente castaña.
—Primero; Recuerda que no me puedes hablar así. Segundo; Para ti soy la Señorita Marie y Tercero: No sé si tienes fallas en la mente, pero me debes hacer el desayuno y empezar a limpiar la casa, estúpida.
La niña simplemente asiente sin ganas de discutir ni refutar. Sus pensamientos se concentran en aquel vacío interno que siente en el pecho, en aquel vacío producido por el recuerdo de los desayunos que su madre preparaba junto a la niña.
Al llegar a la cocina la niña se pierde en sus pensamientos mientras que prepara algo sencillo ni muy bien preparado, está tan inmersa en sus recuerdos que no se percata de la presencia en el marco de la puerta que la observa con ojos feroces, el hombre robusto y alcoholizado da pasos hasta llegar donde se encuentra la pelirroja con un vaso de cristal en la mano. El hombre desconocido posa su mano en la curva de la cintura de la niña, lo cual hace a ésta exaltar y por ende dejar caer el vaso que hace un ruido muy bien escuchado por las dos féminas que se encuentran en la sala. Con rapidez aquella figura sale de la pequeña habitación tambaleante.
La niña se encuentra asustada por la repentina intromision a su espacio.
Si algo muy bien le había enseñado su madre era a que ningún extraño se acercará sin su consentimiento.
Cinco segundos pasan cuando la mujer Clarissa se postra en el mismo lugar donde aquel hombre estuvo observando a Eris, la mujer ve el desastre ocasionado por la niña y sus ojos se encienden con furia.
—¿Qué mierda has hecho, mocosa?
—Tía, yo...
La mujer de cabello castaño no deja hablar a Eris interrumpiendola con un gran bofetón que le deja la parte afectada palpitando.
—Métete en la puta cabeza que eres mi sirvienta, no mi familia. Recoge toda esta mierda y no quiero más excusas. ¿Entiendes?
La niña intimidada y con ojos llorosos asiente y se agacha a recoger los fragmentos de vidrio dispersos por el suelo.
Los pies entaconados de su tía aún se encuentran delante de la niña que se siente humillada por aquella situación.
—Y termina de hacer el desayuno que ya tenemos hambre—la mujer toma del pelo a la niña para que se levante y acerca su cara hasta que queden sólo pequeños centímetros de distancia de una a la otra, la pequeña infante se percata del olor a alcohol que desprende el aliento de su tía, pero se contiene de hacer una mueca de asco.—Quiero que termines todo, porque ¡Sorpresa! Este es mi hogar y tendrás que apegarte a mis reglas si no te largas a vivir como la mierda indeseada que eres.
Clarissa suelta a Eris tirándola al suelo sin darse cuenta la niña cae de rodillas sobre un fragmento del cristal roto, automáticamente se levanta a verse la herida que ya está comenzando a sangrar.
—Hasta para eso eres estúpida, no vayas a hacer un desastre con tu asquerosa sangre.
Con eso se va, Eris inevitablemente comienza a derramar lágrimas que para ella son interminables, sus mejillas se empañan y trata de hacer todo lo posible por no romper a llorar con fuertes sollozos.
¿Por qué? ¿Por qué a ella que apenas era una niña tenía que sucederle eso?
Después de recoger todo y tratar de limpiar su herida con un poco de agua, Eris termina de servir el desayuno que ya estaba listo antes de que aquel hombre borracho se acercará.
En sus pensamientos están las incógnitas de quién es, pero se convence a si misma de que quizás fue un invento de su imaginación ya que su tía no mencionó tener invitado alguno.
Al terminar de servir todo en platos y vasos, los lleva en una bandeja a la sala donde se encuentran las dos únicas personas que le quedaban. Le entrega a cada una su respectivo alimento y se dirige a la cocina a buscar el suyo, Eris esta apuntó de sentarse en un sofá de la sala cuando Marie habla.
—¿Qué se supone que vas a hacer?
—A sentarme a comer.
—No—La chica castaña niega con la cabeza con una sonrisa de burla plasmada en el rostro—tú comes en el sótano, aquí nos vas a quitar el hambre. Así que fuera.
La niña trata de refutar, pero al ver la mirada de su tía prefiere contener cualquier comentario que pueda provocarle otro golpe por parte de la mayor allí sentada.
Toma su bandeja y las lágrimas se comienzan a acumular a cada paso que da dirigiéndose al sótano, bajando las escaleras no puede contenerse y comienza a llorar con todas las ganas, la comida se mezcla con los salado de sus lágrimas. No puede comer.
—Odio mi maldita vida.—en un arranque de ira tiró la bandeja provocando que todo lo que había allí termine esparcido por el suelo, por suerte la niña había utilizado en su bandeja materiales plásticos que no hacen tanto ruido al caer.—Ya no puedo más.
Eris.
De repente un pequeño susurro se escucha haciendo que la niña mire a todos lados aterrorizada al pensar que pudo haber sido aquel hombre desconocido, pero no, lo más extraño era que allí no había absolutamente nadie más que la niña.
—¿Quién eres? ¿Y dónde estás?
Estoy aquí, pero no puedes verme. Y lo de quién soy, soy tu salvación y su destrucción.
La niña estaba muy confundida por aquellas palabras.
—¿A qué te refieres?
Pronto lo sabrás, lo importante es que, no debes rendirte.
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Tanto tiempo sin pasar por aquí, extrañaba mucho está historia.
Espero que los pocos que estén por aquí y lean esto les guste.
Si hay personas que leyeron la antigua versión se daráncuenta que hay muchas diferencias.
Este capítulova dedicado a mi más fiel lector de esta obra desde sus inicios y el que siempre me pregunta que cuando actualizaré jajaja JulioAguilera6
