La hija de Poseidon

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El tal Axel, que no había dejado de estrangular a Percy, volteó. Percy dirigió su mirada empañada hacia donde estaba la voz.

Todo el gentío se separó, y dejaron ver a la chica. Percy quiso gritar de alegría al ver a la misma chica del callejón allí. ¡Genial, dos cosas en una! ¡Habían llegado a donde vivía su hermana, y allí mismo también vivía la chica del callejón! ¡No tendrían que hacer dos búsquedas! Ahora, que la muchacha sacara su espada de doble filo y matara a ese demente.

Tenía el pelo chocolate ondulado con mechones turquesa cayéndole por los costados de la cara, algo mojado. Llevaba la misma ropa negra y las mismas botas; Percy se sintió revivir al verle en el dedo corazón el anillo de timón que se convertía en una espada.

Axel se acercó un poco a ella. Por suerte, soltó a Percy, el cual cayó de pie al suelo y se acercó a Annabeth, asegurándose de que los rufianes esos no le hicieran nada. Miró a la chica del callejón.

-¿Qué me dijiste, ratita? –bufó Axel, mirándola a ella. A pesar de que la chica era alta, Percy suponía que medía un metro ochenta y algo, el gigante que lo había estado estrangulando debía de medir unos dos metros veinte, por lo que la chica tenía que alzar la vista para dirigirle la mirada.

A pesar de que era mucho más baja, y mucho más delgada, no se amilanó. Se acercó más a Axel, con la mirada prendida en fuego. Percy juró que había visto un destello rojo en su iris verde mar.

-¿Qué me dijiste, esperpento? –masculló la chica. Percy creyó que podía darse por muerta. -¿Te atreves a hablarle así a tu jefa?

Axel no retrocedió.

-Tú no me das miedo. –le espetó, pero no parecía muy seguro de ello.

-¿Y qué tal así? –dijo ella en tono malicioso, acariciando su anillo de timón. Eso bastó para que Axel retrocediera medio metro, aterrado. -¿Ahora sí los vas a soltar o yo te tengo que soltar tu cabezota de tu cuerpo?

Axel la miró con furia, pero chasqueó los dedos y los otros hombres que habían estado amenazando a Annabeth, al entrenador y a Quirón bajaron los cuchillos y se alejaron un metro de ellos.

-Ahora lárguense. –les ordenó con fiereza la muchacha.

Axel se escabulló por una de las callejuelas junto con su grupo. El gentío que los rodeaba también se dispersó, algo intimidados por la muchacha.

Quedaron Annabeth, Quirón, Percy y el entrenador Hedge en medio de la calle principal del barrio.

La chica se acercó con paso seguro al entrenador Hedge. Percy pensó que tal vez lo atacaría, pero no fue así.

-Ruby –exclamó el entrenador, posando su bate en su hombro. ¿Desde cuándo la chica se llama Ruby? –No pensé que te encontraría tan rápido.

-Y yo no pensé que usted me continuaría siguiendo, cabra loca. –refunfuñó la chica, apoyando su peso en su pierna derecha y cruzando los brazos. -Creía que había quedado claro la última vez que, si me continuaba persiguiendo, le metería una bala en su linda cabeza de cabra. 

El entrenador Hedge rió con nerviosismo.

-Adoro a esta chica. –comentó. La tal Ruby alzó una ceja, con el ceño fruncido.

Quirón miró al entrenador.

-¿Se conocían, Gleeson? –le preguntó.

El entrenador asintió, y miró a los dos semidioses tras de sí y al centauro.

-Percy –dijo la cabra –, es un placer para mí presentarte a tu hermana, Ann Ruby Sea Wolf, hija de Poseidón.

La Joya del Mar (Percy Jackson Fanfic) Book 1. The Children of PoseidonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora