Capítulo LII

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Miriam dejó los vinos en la encimera de la cocina mientras yo dejaba las tartas de mi suegra junto a las de mi chica antes de ponerme a buscar el sacacorchos.

— ¿ Lo tienes ?

— Aquí mismo — señalé mientras levantaba el sacacorchos y se lo enseñaba a Miriam mientras le indicaba que fuera hacía el salón —¿ Cómo va todo por aquí ?

 — Perfecto, le estaba diciendo a tu padre que tiene una casa preciosa — dijo Marite mientras me sonreía.

— Mi madre tenia un talento innato para decorar —concordé — ¿ Te ayudo a servir, papá ? —pregunté tras escuchar el indicador del horno.

— No hija, ves sirviendo el vino que se te da mejor que a mi — dijo mi padre mientras se retiraba hacía la cocina.

— ¿ Tinto o blanco ? 



Serví las copas según me iban indicando, dejando para ultima la de mi padre; quien justo entraba al salón cargando una bandeja de horno que olía deliciosamente.

— Eso huele que alimenta señor Doblas — dijo Luis.

— Esperemos que sepa igual hijo, y llámame David — respondió mi padre — Bueno familia, elijan ustedes pieza.

— ¿ Es salmón local ? — preguntó mi suegro viendo los grandes lomos del pescado que se encontraban sobre una cama de cebolla y patata.

— Pescado con estas manos —dijo mi padre mientras levantaba las manos — Es uno de mis pasatiempos, podrías venirte la siguiente salida Ramon.

— Sería un placer — coincidió mi suegro mientras le sonreía a mi padre.

Se caen bien — dijo Miriam — Es un buen inicio.

Tras que mi padre acabase de servir me levante rápidamente para recoger la bandeja por tal de aligerar un poco el papel de anfitrión de mi padre.

— Ahora si, a comer — dijo mi padre una vez me senté en la mesa, teniendo a Luis enfrente y a mi padre a un lado y a mi chica a otro.

— De tal padre tal hija, esto esta delicioso David — elogió mi suegra a mi padre.

— Es un halago Marite, pero mi Mimi cocina mucho mejor que yo. Ha sacado el sazón de su madre y de su abuela — contestó mi padre mientras apretaba suavemente mi mano en muestra de cariño.

— Mamá me daba mil vueltas papá.

— Te pareces a tu madre más de lo que crees Mimi — dijo mi padre suavemente — Estaré encantado de pasarte la receta Marite, o Mimi misma puede hacerlo.

— Eso espero — dijo mi suegra mientras me señalaba cómicamente con su tenedor, a lo que asentí riéndome.


La charla mientras comíamos fue banal, sin mayor peso hasta que llegó la hora de los postres y la mano de Miriam se posó en mi muslo antes de señalarme con la cabeza la cocina.

— Nosotras recogemos esto David, seguid hablando — dijo mi novia mientras se ponía a recoger los platos y yo los cubiertos y demás bártulos de la mesa, dejando solo las copas de vino a medio vaciar.

— Yo creo que va bien — comenté mientras tiraba los restos de comida al cubo de la basura antes de pasarle los platos a Miriam para que los colocase en el lavavajillas.

— Va bien, mis padres están cómodos y puedo decir lo mismo de mis hermanos.

— Pocas veces había visto a mi padre tan cómodo con personas que acaba de conocer.

Aullidos nocturnos - Miriam²Where stories live. Discover now