Capítulo XI

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Los nervios surcaban mi cuerpo desde bien entrada la mañana, haciendo que incluso me levantase mas pronto de lo normal.

— Hija ¿ Estás bien ? — me preguntó mi padre cuando me vio aparecer a las 6:30 de la mañana totalmente transpirada.

Alcé la mano, pidiendo un segundo por tal de volver a coger el aire que tan necesariamente pedían mis pulmones.

— ¿ Te traigo unos pulmones o el oxígeno abuela ? — volvió a decir mi palabra.

— Que gracioso ¿ No serás tu un payaso no ?

— ¿ Que haces a esta hora en casa ? Sueles venir mas tarde siempre.

— No podía dormir y he salido antes ha correr ¿ Y tu que haces despierto tan temprano ? — pregunté mientras empezaba a sacar de la nevera todo lo necesario para empezar a hacer el desayuno.

— He quedado con Antonio, vamos a poner a punto el barco de los Guerra.

—¿ El Canary ? Yo creía que Antonio ya se había dado por vencido con ese trasto.

— Tu y todos hija — dijo mi padre antes de ponerse a ayudarme a hacer el desayuno.

Como siempre la comida era algo que abundaba en esta casa y cuando vives en una comunidad prácticamente completa de lobos, siempre suele venir alguien a desayunar.

— Buenos días familia — exclamó mi mejor amiga entrando en la cocina, sentándose a mi lado y sirviéndose bacon en un plato que al inicio era mio.

— Buenos días Ana hija — saludó mi padre dejando las tazas de café delante nuestra.

— Buenos días David, papá me manda decirte que te espera a las 8:05 en la puerta de casa para ir al puerto.

— Pues será mejor que acelere y me duché — dijo mi padre mientras apuraba su café de un trago — Adiós chicas.

En aquella cocina solo se escuchaba el crujido de la comida contra nuestras mandíbulas.

— ¿ Y bien ? ¿ Tu que vas a hacer esta mañana ? — me preguntó Ana.

— Pues tenía pensado llevar a Miriam al parque de atracciones y luego ir a comer.

— ¿ A que restaurante vamos ?

— No me has entendido Ana; es una cita - expliqué.

— Oh. ¿ Donde la vas a llevar ?

— No se que te parecerá pero tenía pensado llevarla a hacer un picnic en la cala.

— Porque no eres mi tipo que sino te comía la boca. Me encanta ese plan Mimi.

— Pues será mejor que me ponga a cocinar ya.

— ¿ Te ayudo ? — me preguntó Ana.

— Te lo agradecería.

Con la ayuda de Ana pude hacer uno de mis platos estrella, empanadillas de atún con tomate acompañándolo también de unos gnocchis con una salsa de queso receta de mi abuela.

— ¿ Lo vas a llevar tu en el coche o quieres que te lo deje yo preparado en la cala ? Así la comida seguirá caliente- preguntó Ana.

— ¿ Harías eso por mi ?

— ¿ A caso lo dudas ? — preguntó levantando una ceja.

— Gracias — agradecí dejando un beso en su mejilla.

— Ves a cambiarte y a buscar a tu chica anda.

Corrí escaleras arriba, arrojándome a lo largo del pasillo hasta llegar a mi habitación.

Aullidos nocturnos - Miriam²Where stories live. Discover now