Capítulo II

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Desconcertada. Totalmente desconcertada y cabreada a partes iguales.

¿ De quién es ese olor ? ¿ Porque me atrae tanto ?

— Ey — me saludaron suavemente poniendo una mano en mi hombro — Mimi yo ...

— No te disculpes Ricky, hoy simplemente  no es un buen día para  mí — dije mientras apoyaba mi mano sobre la suya.

— Si debo disculparme Mimi, sabía que tu nombre completo no te gusta y aún así lo he utilizado — respondió.

— Tu no deberías haber utilizado el nombre y ella no tendría que haber salido huyendo y punto — concluyó Ana apoyándose en mi espalda y dándome uno de esos abrazos reconfortantes que solo ella era capaz de otorgarme.

— Toma amiga, seguro que te has quedado con hambre — agregó Mireya que hasta el momento no había echo acto de presencia mientras me entregaba una tupper bastante grande que desprendía un buen olor.

— Gracias Mire — respondí mientras cogía el envase.

— Tallarines boloñesa — me informó la rubia mientras de su bolso sacaba una botella de agua que también me entregó.

— Me cuidáis demasiado — dije mientras les sonreía.

— Hay que cuidarte, Alpha —contestó Mireya en tono solemne.

— Por favor, vosotros con eso también no; bastante tengo con tener al Consejo encima mía todos los días.

— Eres la alpha de la manada por derecho de nacimiento Mimi — respondió Ana.

— Hay en momentos en los que me gustaría ser tan solo una chica de 21 años normal y corriente — exclamé.

— Y nosotros pensamos lo mismo Mimi — empezó Ricky — Pero hemos nacido así, está en nuestra sangre.

— No podría tener en la sangre el ser normal y bailarina o cantante no, tenía que ser una mujer lobo — dije antes de ganarme una colleja.

— Cierra la boca que aquí hasta los árboles tienen oídos Mimi — me pidió Mireya en un susurro.

— Menuda colleja Mireya tía,  que me vas a matar neuronas — dije divertida con tal de quitarle un poco de tensión  al momento.

— Tendría que haberte dado mas fuerte entonces — declaró la rubia — Come y calla anda.

Prácticamente devoré los tallarines mientras mis amigos estaban concentrados cada uno en lo suyo.

El agua al menos no me la acabé de golpe.

— Es hora de ir a clase chicos — anunció Ana tras mirar el reloj que adornaba su muñeca izquierda.

Tiré el envase en la papelera mas cercana mientras que ellos se adelantaban.

Otra vez.

Ahí volvía a estar ese olor que no era capaz de adjudicar a ningún estudiante de la universidad que yo conociera.

Mi cabeza giró rápidamente ante una nueva oleada de ese aroma pero tan solo fui capaz de distinguir una rubia y rizada cabellera.

— Rubia despierta — me dijo Ricky volviendo hasta a mi en una corta carrera.

— Perdón,  ya voy.

— Nos vemos a la salida — se despidió Ana volviendo a su pabellón mientras me tiraba las llaves de su camioneta.

Me tocaba conducir de vuelta supongo.

Entre en clases mas bien arrastrada por Mireya quién aceleró en cuanto el timbre soñó.

Aullidos nocturnos - Miriam²Where stories live. Discover now