Capítulo XVIII

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Estaba aterrada, realmente aterrada.

A estas altura de la película me veía realmente jodía si perdía a mi luna.

Cambié a caminar sobre mis dos piernas, y cogí la ropa de cambio que mi padre siembre me hacía mantener tras uno de los arboles de nuestro territorio, en caso que no llegase a casa sobre mis dos piernas sino sobre mis cuatro patas.

Intenté retrasar lo máximo posible la conversación pero era inminente, incluso bajando a la biblioteca a por los libro, el primero y el de Ienego.

En el sofá de mi salón, sentada en una esquina en silencio se mantenía Miriam. Me acerqué a ella, sentándome en el mismo sofá pero manteniendo un espacio que se que ella necesitaba.

— Miriam — dije tentativamente.

— Explícamelo todo Mimi, dime que lo que he visto no me lo he imaginado, dime que no estoy loca — pidió en un susurro.

— ¿ Puedes mantener una actitud abierta por favor ? — pedí recibiendo un asentimiento de su parte — Quiero que me escuches muy atentamente todo lo que te voy a decir, si tienes alguna duda pregúntamelo, no te lo guardes para ti.

— Vale — dijo Miriam.

— Hay historias que tienen la base en un mito, otras en experiencias reales; la segunda es mi caso. Soy así desde que nací, no es algo que escojamos, es algo que viene en nuestro ADN desde tiempos inmemoriales. Desde nuestros inicios nos hemos encargado de proteger al pueblo de cualquier amenaza, humana o no.

— Eres un lobo.

— Desde los quince años, es algo que ninguno que lo llevemos en los genes puede elegir — dije mientras hacía ademán de cogerle la mano.

No me dejó.

La loba en mi interior lloraba por su rechazo y la mujer, luchaba por no hacerlo.

— Esto es imposible Mimi, debo haberme golpeado la cabeza.

— Se que puede parecer una locura  incluso a veces a mi me lo parece aún Miriam— dije mientras la miraba a los ojos — Papá me enseño esto cuando te conocí,  ahí está parte de mi historia.

Le entregué el libro el cuál recibió con las manos temblorosas, pero lo cogió rozando levemente mis dedos.

La electricidad cruzó mi columna inmediatamente, era un efecto instantáneo, su efecto.

El silencio solo era roto por la fricción de una hoja sobre la otra al pasarla.

Miriam PV

Esto era de locos, acababa de huir de una bestia con aspecto mas lobuno que humano, a lomos de un lobo del tamaño de un caballo que a demás era mi novia.

Le cuento esto a Spielberg y me contrata como guionista fijo.

— Miriam — dijo Mimi tímidamente.

— Explícamelo todo Mimi, dime que lo que he visto no me lo he imaginado, dime que no estoy loca — pedí en un susurro.

— ¿ Puedes mantener una actitud abierta por favor ? — me pidió,  asentí — Quiero que me escuches muy atentamente todo lo que te voy a decir, si tienes alguna duda pregúntamelo, no te lo guardes para ti.

— Vale.

— Hay historias que tienen la base en un mito, otras en experiencias reales; la segunda es mi caso. Soy así desde que nací, no es algo que escojamos, es algo que viene en nuestro ADN desde tiempos inmemoriales. Desde nuestros inicios nos hemos encargado de proteger al pueblo de cualquier amenaza, humana o no.

Aullidos nocturnos - Miriam²Where stories live. Discover now