Capítulo 45: Huiste...

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Antes de empezar con la lectura, quiero disculparme con todos ustedes por la ausencia, pasaron meses desde la ultima actualización, Realmente he estado algo perdida en cuanto pensamientos e inspiración. Escribí más de dos veces este capítulo ya que no me fluían las idean como antes, espero que sea de su agrado. Los quiero mucho, ya falta poquito para que DN llegue a su fin. 

-nkdsxl 






Si no fuera por las manos que se mantenían estiradas frente a ella, ya hubiera caído más veces de las que ya lo hubo hecho. Había un impulso en ella que la obligaba a seguir pese a sus deseos de dejarse caer en medio del campo y dejar que ese sujeto que la llamaba esposa la vejara.

Sus manos estaban relativamente marcadas por las cortezas de los árboles que usaba como bastón, ellos eran un impulso para que diera zancadas y pueda correr un poco, pero ¡qué doloroso resultaba! Su cuerpo parecía ser atravesado por cristales, de los más filosos y astillosos. El dolor quería tumbarla, incluso el mareo anunciando un desmayo se asomaba curioso, queriendo apoderarse de la poca fortaleza que tenía Leanne.

La mujer parecía un espanta pájaro desgarrado por las aves y los rastrillos de tierra. Su cuerpo estaba inhumanamente cubierto, solo tenía una simple camiseta que solía levantarse por los vientos que provocaba el correr y dejaban todo al descubierto. Sus piernas estaban desgarradas por los arañazos, por raspones contra la tierra, por las cadenas y moretones a causa de las palizas de Harry. La camisa, en la parte superior, ocultaba de igual manera las torturas, las quemaduras, las mordidas bestiales en las ampollas, las astillas... esa mujer no era más que un mísero trapo andante.

Su rostro ¡Ni qué decir! ¿Dónde están tus luces celestes brillantes, Leanne? ¿Dónde está tu brillo? ¿Tu sonrisa?... ¿Qué han hecho con tu sonrisa y el sonrojo de tus mejillas?

Ahora, solo poseía una vestimenta que cubría su cráneo, los ojos estaban enmarcados por las ojeras profundas y el brillo... el brillo solo nacía cuando estaba llorando o cuando veía que aquel desgraciado se acercaba a ella para brindarle las torturas jamás dadas a nadie, simplemente por cometer un pecado inocente: recordar.

El color rojizo de sus cachetes fue reemplazado por unas hendiduras que suplicaban ser infladas con comida. El cabello estaba enmarañado y corto de algunas partes por los jalonazos o quemaduras. Pobre niña...pobre alma, ¿quién más estará sufriendo este tipo de tortura? Leanne rezaba, su locura la ponía cuerda para pedir por ella y por los demás.

Leanne caminaba sin saber por dónde iba, pero sentía que su cuerpo trabajaba en modo automático, su entorno le resultaba complicado y confuso. Su cabeza parecía un radar que se movía por todos lados, sus ojos captaban el paisaje y su cabeza estallaba en corto circuitos "creando" recuerdos que Harry le obligó a creer que no había vivido. Recordar era una tortura, cada vez que su cabeza quería darle recuerdos, Leanne trataba de esconderlos por muy lejos que se encontraba Harry por miedo a recibir un castigo.

Sus pulmones se quedaron sin aire por un largo momento cuando Leanne dejó salir un jadeo de asombro, su corazón empezó a trabajar el doble de lo normal, y un cosquilleo ya conocido recorrió su cuerpo al tener, enfrente, el vivo recuerdo de sus días pasados.

Aquella casa vieja se veía apacible, pero Leanne empezó a temblar, poco después una carcajada inundó su ser en señal de indignación, sus emociones ya empezaban a trabajar muy contrariados. Con aquella imagen que tenía delante de ella podía detener los castigos de Harry y demostrar que todo lo que decía era real. Corrió a esa casa y pudo abrir la puerta con facilidad. Se tapó la boca al ver y sentir las texturas de esa casa, el pesar arrugó su rostro aún más que la acompañó con un par de lágrimas, al saber que nada de lo que tocaba era una alucinación. ¡Existía! ¡Todo lo que dijo existía!

DEMONIC NIGHTMARE // Editando Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora