Capítulo 18: Te lo dije

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El amor vuelve loco de alegría a cualquiera, como también es el causante principal del mayor dolor que se haya visto jamás.

El cambio de Harry era extraordinario, parecía una persona normal, parecía ese muchacho de hace ya cuatro años del que Leanne se había enamorado. Un brazo alrededor de ella, mimos, regalos, y detalles que a Leanne perturbaban, era el pan de cada día, cada vez que ella despertaba.

El carácter de Harry había mejorado con ella. Pero estaba siendo demasiado insoportable con los demás. Obviamente reducía su estado paranoico cuando ella estaba junto con él, sin embargo, solía registrar a sus seguidores con cautela cuando ellos miraban "excesivamente" a su esposa. ¿Qué pensaría Leanne, si se enteraría de lo que Harry les hacía simplemente por esa estupidez? Harry, sugirió trasladarse de habitación, con preferencia, a una que sea dentro del castillo. Leanne, preguntó los motivos; Harry con simpleza respondió que había habitaciones vacías y que sería más cómodo permanecer en el castillo, que estar caminando por hierbajos hacía una habitación lejana. Leanne, no tuvo problema con ello y accedió, ignorando que Harry, tenía otros planes de uso con su anterior recámara.

Como un buen rey, mantuvo sus asuntos en secreto. Incluso con cualquier cosa que tuviera que ver con sangre, y que sucedía en el mismo lugar donde Lea dormía.

Harry, agradecía tener personas leales en su entorno, eso sí, era demasiado selectivo y controlador, no le interesaba si esa fidelidad era por amor o por miedo, simplemente, se sentía conforme con tener personas que lo ayudasen.

Buscó personas adecuadas para un trabajo sencillo y complicado a la vez, de tales personas que él había elegido, dependía la estabilidad de su reino. Mando a cuatro personas salir del castillo abandonado, todo por un capricho que había estado deseoso de complacer desde hace un par de noches.

Sorprendió a su esposa, una mañana, mientras ella desayunaba; se encontraba ansioso y alegre, porque la primera muchacha había traído con sigilo lo que Harry había ordenado. Leanne, sonrió débilmente al ver una caja blanca de tamaño mediano en medio de la mesa junto a su desayuno, miraba reiteradas veces a Harry y a la cajita, queriendo saciar su curiosidad.

—Ábrelo, cariño —balbuceó nervioso y con una sonrisa enorme.

Leanne dejo su café a un lado, mientras masticaba el pan que tenía en la boca; aproximó la caja a su cuerpo para ver qué era lo que su marido le había traído. Tragó duro cuando apenas hubo abierto la caja. Vio una tela de color vainilla con estampados floreales diminuta en algunos sectores de la misma.

—¿Qué es esto, Harry? —Pronunció anonadada.

Harry en un arrebato de euforia, arrastró a su esposa hacia su habitación. Leanne no entendía nada, solo una opresión en el pecho crecía junto con el miedo, temía sobre lo que vendría con ese regalo.

—Desvístete —pidió con premura mientras sacaba el obsequio de la caja—. ¡Apresúrate, amor! —bramó con alegría.

Leanne, accedió, el cuerpo se le ponía colorado cada vez que una prenda dejaba de cubrir su cuerpo. Había aprendido, tarde, que la obediencia iba a ser su camino a la salvación, aunque ella no quisiera, debía serlo.

Una ventaja enorme fue lo controlado que Harry era, respetaba los límites que ella sometía en cuanto a su cercanía corporal y mentalizaba mucho a Lea.

Harry, miraba como su esposa no dejaba de sonrojarse, aún mantenía ese rasgo que la hacía ver tan inocente y deseable. En su espalda recorrían pequeñas descargas eléctricas por la emoción. Se acercó a su compañera con la tela que colgaba de su brazo derecho y se lo entregó con una sonrisa.

DEMONIC NIGHTMARE // Editando Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora