Capítulo 14: Luna de Miel

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La habitación era tan oscura debido al miedo que Harry le había provocado a la luna. No había ni un rastro de su luz que se colara por la ventana. Las estrellas también habían decidido iluminar otros cielos, porque los ojos de Leanne sólo miraban un abismo en el infinito mientras Harry embestía dentro de ella.

Las velas iluminaban de manera obligada el lugar y veían pasmados lo que Harry hacía con su esposa. Presenciaban el afecto distorsionado que él le proporcionaba.

Él la había extrañado, de una manera tan enferma y desenfrenada que se notaba en los movimientos que realizaba. Los dolores eran insoportables, las uñas se clavaban en la piel del pálido muchacho que gemía y disfrutaba la calidez de su esposa, marcas rojas vestían la espalda de Harry, no por sumo placer, era un mensaje mudo del dolor y el asco que sentía en ese entonces la pequeña Lea.

"Déjame verte...Déjame ver cuánto daño te ha hecho, mi amor. ...Ese no era el trato, Leanne...Ese hijo de puta me engañó, no cumplió su promesa—. Susurro molesto. —Él...no tenía derecho de lastimarte."

¿Qué significaba? Era tan contradictorio que esas palabras enloquecían a Leanne, Harry quería ver el Arte que había hecho su amo con ella, pero repudió algo que él pidió... ¿Qué mierda era todo esto?

Tras varias noches de desvelo, Harry llevaba hermosas vírgenes a su amo, para que él hiciese lo que quisiera, Harry encarnaba esas obscenas peticiones hasta hacerlas callar eternamente. Sus cuerpos eran mutilados mientras vivían o despojaban su santidad de manera cruel para luego matarlas y recaudar su sangre en un pozo al que Harry y sólo algunos fieles a esa oscuridad tenían acceso para rituales o bien placeres peculiares.

Todo esto lo hacía con tal de que su Dios, no hiriese a su esposa, el trato era que solo sintiese dolor al recibirlo, como era acostumbrado en este tipo de rituales...

¿Pero que es lo que había fallado?

El soberbio de ojos color oro, había consentido y acostumbrado a su dios a un platillo especial: Vaginas estrechas y encorvamientos de espaldas primerizas habían sido su elixir, un tipo de ofrendas que Harry le hizo preferir y que, Lucifer al entregar su semilla a una mujer ya despojada de tan exquisita inocencia y aún en un ritual tan importante que el humano consideraba, lo vio como un insulto...Simplemente cegado por el capricho de sentirse saciado con una virgen, sus acciones fueron bestiales y agresivas con tal de obtener una sensación similar como las tenía con mujeres anteriores, algo que Harry claramente había negociado y condicionado con él.

¡Pero que estúpido es ese Rey! ¿Condicionar al amo supremo de las Bestias? ¡Ja! Aun le faltaba mucho que aprender del Diablo.

El enojo de Harry fue espontaneo, pero agresivo. Los ojos parecían salírsele y la piel roja debido a la bronca, eran resultados claros sobre lo poco cuidadosa que había sido Leanne. Empujó a su esposa a la cama y él paseaba desesperado por toda la habitación, buscando algo con que desfogarse.

—¡Maldita sea, mujer! ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué es lo que esperas de mí? ¡Soy un jodido imbécil lleno de tanto poder, lleno de todo lo que nadie, ni siquiera el hombre mas rico del mundo podría tener, tengo...tengo el poder de la inmortalidad, de hacer desaparecer a quien quisieses, pero...nunca puedo tenerte para mí de manera completa! ¡¿Qué es lo que quieres?! ¡¿Qué mierda hago para complacerte?!...¡Responde, maldita sea! —Arrojó algunas lámparas de la decoración hacia la pared, ocasionando un sonido estruendoso mezclado con el llanto de su esposa.

—¡Sólo quiero irme de aquí! ¡Quiero estar tranquila!

—Respóndeme claro, Leanne—Amenazó con voz neutra y mirada furibunda—¿Qué mierda quieres de mi?

DEMONIC NIGHTMARE // Editando Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora