Capítulo 13: Ese no era el trato

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—Leanne, vámonos—. Declaró Dominik tendiéndole la mano de manera temblorosa, teniendo fe de que ella acepte su propuesta. Oliver se encontraba impaciente, nervioso. Miraba constantemente a Harry, preocupado como un ratón vigilando que el gato no se lo coma—. Leanne...Por favor—.Gimoteó.

—Dominik...—Leanne bajó la cabeza—No puedo—. Se enderezó y se quitó la corona de flores que tenía encima la cabeza—. Yo...

—Se ha casado, Dominik. Ella aceptó casarse conmigo—. Interrumpió Harry entrelazando sus manos con las de ella—. Leanne ha razonado y quiere quedarse conmigo...¡No me mires así! Ella estará bien aquí. Es la Reyna de este pequeño pueblo, Dominik. Ella puede hacer lo que guste, y si ella quiere que se queden, ustedes se quedan. Así que, ¿Cuál es tu petición, ángel mío? Prometo cumplirlo—. Giró su rostro en dirección a su esposa y le sonrió dulcemente avisandole silenciosamente que sería complaciente con lo que ella pidiera.

Leanne miró a su esposo y sólo asintió con la cabeza para alejarse de él y acercarse a su amigo.

Lo abrazó con tanta fuerza que sonrió de felicidad al tenerlo intacto, lo revisó y palmó su cuerpo para verificar si se encontraba completo—Está bien, Dominik...Todo está bien. Yo estaré bien, lo prometo—. Susurraba mientras acariciaba las mejillas de su amigo y este acariciaba con dulzura las manos que lo mimaban—. Tienes que irte.

—No me iré si no vas con nosotros—. Protestó con lágrimas en los ojos y suplicando con la mirada que huya con él—. No quiero que te quedes con ese monstruo.

La garganta de Leanne estaba cerrada, a pesar de estar llorando y sentir sentimientos contrariados accedió a decir: —Ese monstruo, ahora es mi esposo—. Carraspeó para hacer su voz segura. No perdería esta oportunidad de ver a sus amigos libres, no por peticiones que para ella resultaba egoísta. Sería injusto que los gemelos pasen miserias y más sufrimiento por culpa de la locura de Harry. Ese era un asunto que sólo ambos debían solucionar.

—¿Estás loca? ¡Es evidente que tu matrimonio es a la fuerza, Leanne! —. Escupió furioso y dolido. Sus facciones que relajaron y pidió perdón apartando las manos de su amiga y llevándolos a los labios. —Perdóname, por favor—, miró a la señora Styles por debajo de sus pestañas y la abrazó—. No quiero que ese hijo de puta, te haga daño. ¡No lo permitiré!...Vendré por ti, Leanne. Lo juro, sólo dame un tiempo, necesito planear...

—No lo intentes—Calló a su amigo colocando sus manos en su boca—. Te matará...Sabes que no dudará en hacerlo. Yo estaré bien, Dominik. No te metas en más líos.

Dominik trataba de ocultar el puchero que quería invitarlo de llanto. Sólo asintió con la cabeza, viendo inútil discutir con Leanne. Le regaló un abrazo necesitado por última vez y se apartó de ella, dejándola en ese nido de bestias.

—Adiós, Oliver—. Se despidió de su exnovio, su cabeza ladeada y el ceño fruncido delataba lo perpleja que se encontraba al ver cierto apartamiento y miedo de su anterior pareja. Leanne se había dado cuenta lo egoísta que él era. Era evidente lo ansioso que estaba por irse de ese lugar.

—Espero seas feliz, Leanne—. ¿Feliz? Esas palabras era un verdadero baldazo de agua. Cínicamente haló a su hermano para marcharse y se perdieron por el sendero accidentado.

Una mano enorme entrelazó sus dedos con las de ella e intentó halarla para ir a una dirección contraria hacia donde ella veía.

—No—Gruñó Leanne, quien se mantuvo quieta en su lugar mientras veía desaparecer a sus amigos y junto con ellos su mayor anhelo de ser libre. Sus ojos empezaban a tornarse rojos y la garganta a cerrarse, cómo dolía saber que su lago egoísta estaba manifestándose, pero debía respirar y ser fuerte.

DEMONIC NIGHTMARE // Editando Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora