CAPÍTULO 33

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Continuación.

Era lunes en la mañana y el sol estaba radiante como cada día, a excepción de la pequeña la cual había despertado con un poco de fiebre y dolor en la garganta. Su madre estaba muy ebria y su padre trabajando como para llevarla al hospital, así que su madre solo le dio un té y le permitió no ir a la escuela.

En eso de las diez estaba sentada en el frente leyendo un libro de negocios que encontró, estaba segura que era de su padre. Ella no entendía absolutamente nada de aquel libro pero tenia palabras muy raras para su vocabulario, y eso la entretenía mucho. Siempre y cuando no arruinase el libro podría volver a leerlo en cualquier momento.

El ruido del portón principal abrirse llamo su atención, y le resto importancia por una milésima de segundo al ver a uno de los trabajadores habituales. Pero, detrás de el venían ese señor de tonos grises en compañía de un chico, ella sabia que el arreglaría el jardín trasero para una fiesta importante de su papá. Pero ese niño, ¿No debería estar en la escuela? Vio como dieron la vuelta al patio sin entrar por la casa, y el señor que los acompaño siguió un camino diferente.

Intento ignorar esas personas y que trabajen en paz pero, ¡Era muy curiosa!
Ya ni siquiera podía leer el libro de su padre sin imaginar que tan bello están poniendo el jardín. Así que miró a todos lados asegurándose de que nadie la vigilaba, y se dirigió al patio rodeando la casa para no ser descubierta por la mucama, la cual se supone que debía vigilarla.

Estuvo mirando como el señor y el niño trabajaban muy duro en el desastre de jardín que tenían. Hasta que el niño se callo, y al parecer no podía seguir trabajando. Así que ella fue enseguida a la cocina y busco algo para tomar, cuando se acercó al chico no sabia que decirle así que solo le tendió la bebida y se limito a observarlo. Le daba miedo que la descubrieran pues no le permiten hablar, o como su padre dice "molestar" al personal pero el solo era un chico así que no debería de haber problemas. El chico aceptó muy feliz la bebida y luego de darle un gran trago hablo.

–Soy Dylam. –El extendió su mano libre a ella y esta con gusto la aceptó.

–Soy Elizabeth.

–Puedo decirte eli? Es que tu nombre es muy largo.

–No es tan largo y mucho menos complicado. –Dijo esta frunciendo un poco el seno pero después de unos segundo se relajo. –Esta bien puedes llamarme así, después de todo nunca he tenido un apodo.

Los niños se la pasaron hablando de muchas cosas triviales aquella tarde. Hasta que llego la hora de irse, Elizabeth estaba muy feliz ya que ahora tenía un nuevo amigo como el cual compartir. Durante toda una semana se acostaban en el césped del frente a mirar al cielo y hablar sobre cualquier cosa que llegara a su mente. El era tres años mayor que ella, pero aun así le gustaba compartir con ella ya que era muy inteligente.

–Tienes hermanos? –Dijo la chica volteando a verlo luego de un rato de silenció. Ella amaba observar sus ojos tan lindos, pero igual de apagados como los de su padre. No tenían los mismo ojos para nada, pero si el mismo semblante de tristeza.

–Tengo un hermano menor, pero no vive conmigo. No somos hermanos del mismo padre así que vive con sus abuelos.

–Ohh... Me gustaría conocerlo algún día te apuesto a que es tan lindo como tú.

Un pequeño color rojo se asomo en la cara del chico, así que para disimularlo  volteo a mirar al cielo nuevamente.

–Espero que sigas viniendo aun después de terminado el trabajo en mi patio –volvió a hablar la chica pero esta vez mirando al cielo.

Como cada tarde el chico se fue junto con su padre y ella los observaba hasta desaparecer por el camino. Nunca lo veía los fines de semana pues se la pasaba con sus abuelos, y no quería bombardear de preguntas a su amigo. Pero, el debería ir a la escuela después de todo ellos llegaban cuando ella iba de salida a su colegio y cuando llegaba aun estaban ahí.

Enamorando a una nerd.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora