Enamorando a una nerd.©

CAPÍTULO 32

Hace mucho tiempo atrás.

Había una familia perfecta, integrada por tres miembros. Una mujer amorosa, un hombre trabajador y una dulce niña de 12 años. Era la familia perfecta en la que no faltaba amor, o eso era lo que mostraban a la sociedad...
El señor de la casa no era más que un empresario corrupto que vivía engañando a su mujer. Mientras esta se ahogaba en alcohol para no tener que lidiar con el y sus engaños. Pero tranquilos, nunca mostraron nada a su pequeña hija. Aunque ella solía hacer muchas preguntas y era muy observadora para su edad, estos no mostraban su miseria de relación ante su pequeña princesa. O eso intentaban aparentar. Y ¿por qué no se separaron si tan infelices son? fácil, las apariencias lo son todo para un hombre tan conocido en el mundo de los negocios. Más si eres alguien que va por ahí diciendo que la familia lo es todo, sólo para que las personas consuman tus productos o servicios. Y pues la mujer, es una caza fortunas que se casó con el estando embarazada, ella no quería que su hija tenga una mala vida como la que ella tuvo, así que estaba dispuesta a soportar lo que sea por su hija.

Estaba cansada de las "pequeñas" reuniones de negocios donde tenía que sonreír toda la noche, evitar embriagarse y hablar con las otras esposas como si fuera una ama de casa dedicada igual que ellas. Aún recuerda la última vez que lo intentó, y le baja los ánimos hasta el piso recordar aquel día.
Ese día ella misma lavó y planchó las camisas de su marido y también preparó una rica cena.

–Qué es esta asquerosidad! –Reclamó su marido muy enojado mientras escupía la comida de su boca a una servilleta. – ¿Es que acaso la cocinera quiere ser despedida?

–Cariño. –Le interrumpió su mujer con un poco de miedo, y cuando se ganó su atención señalo a su hija con la mirada la cual lo observaba la pequeña escena con atención. –Yo le he dicho a la cocinera que se tome la noche libre porque quería prepararte algo especial. –Al terminar de hablar le dio una sonría un poco triste y con los ojos llenos de lágrimas.

–Bueno, yo ya termine de cenar. Me retiro. Pero tú jovencita, te quedas a comer todo lo que tu madre preparó. –Acto seguido le dio una leve sonrisa a su hija y salio por la puerta principal, esa noche ella volvió a tomar hasta quedar inconsciente en su cama.

Al otro día se despierta por el molesto ruido que provenía del armario se trataba de su esposo el cual salia muy molesto de allí y con todas sus camisas de trabajo en mano.

–Adivino, también quisiste dartelas de buenas esposa y has intentado planchar mis camisas. Pues fíjate que están todas mal planchadas! Que sea la última vez que quieras fingir ser buena esposa la noche antes de la firma de un contrato importante. Espero que mandes todas mis camisas a la lavandería hoy mismo.

Dichas todas esas palabras azotó la puerta y se fue a su trabajo. Por su parte ella lloraba desconsolada mientras se preguntaba que había hecho mal. Creció pegada a la cocina gracias a su abuela, y su primer empleo fue planchando ropa.

Mientras daba de desayunar cereal a su pequeña, ella lo hacia con una gran copa de vino la cual tomo de un trago como si de agua se tratase, se sirvió otra copa y no se preocupo por su pequeña, después de todo el chofer la llevaría a su colegio y ella podría embriagarse a gusto aquella mañana...

Un sábado en la tarde en el que la pequeña no tuvo que ir a casa de sus "aburridos abuelos" como ella solía decirles, aunque no podría decir aquellas palabras en voz alta ni porque su vida dependiera de eso. Ella se encontraba en el gran jardín delantero disfrutando una tarde tranquila.

Cuando el sol comenzaba a ponerse en su punto más alto vio a su padre entrar acompañado de una mujer hermosa y piel perfecta, más atrás venia un señor completamente diferente. Era pálido, delgado y con grandes ojeras. El señor tenía un caminar sin estilo y era como si todo a su alrededor muriera. Era una niña con gran imaginación y veía al señor en tonos grises y a la señora en tonos cálidos. Bueno para ella las personas eran colores. Vio como se dirigían a dentro sin siquiera voltear a saludarla.

Sus padres nunca la dejaron estar cerca cuando ellos hablaban con otros adultos pero siempre fue curiosa. Por más que le impidan querer hacer algo ella encontrará la forma de hacerlo, así que con sigilo se acercó a la oficina de su padre donde se encontraba su madre y las personas raras que vio hace poco. Por más que lo intento no pudo escuchar nada y se arriesgo a ser descubierta, así que regreso al frente y espero a ver si sus padres les decían quienes eran esas personas o la ignorarían la mayor parte del tiempo.

Luego de un largo rato esperando noticias de sus padres estos salieron y presentaron a la señora como la secretaria de su papá, y el señor tan deprimido era su esposo. La niña había dejado de escuchar el resto de la conversación porque le parecía aburrida. Después de todo husmear por donde no te querían era más entretenido.

Por otro lado, después de mucho tiempo sin abrir su boca la mujer no pudo más y estallo.

–No te basta con traer a tu amante a la casa? También quieres traer a su esposo y darle un trabajo!?

–Sabes que necesitamos a alguien que arregle el jardín trasero para la fiesta que es dentro de un mes. –Dijo este de manera muy relajada y sin darle mucha importancia a los reclamos de su mujer.

–Sabes que es inaceptable que una pareja trabaje para nosotros, esta en contra de nuestra política.

–No voy a discutir esto contigo, no estoy de humor. –Su esposo se fue directo a su habitación evitando tener alguna discusión.

La pequeña hizo lo que siempre hace al escuchar este tipo de peleas, que aunque no lo pareciera eran muy frecuentes. Solo ignoró todo.

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Importante!

Antes que nada darles las gracias por el apoyo que he estado recibiendo, se lo agradezco de todo corazón. Se que no soy tan buena escritora, pero hago mi mayor esfuerzo. Así que les quiero pedir que por favor donde sea que vean una falta ortográfica o lo que sea, lo comenten para yo poder arreglarlo de inmediato. Así los que van llegando puedan disfrutar de una buena lectura y ustedes también.

Los quiero!